Estos son los siete pecados que lo pueden hacer perder su matrimonio
Cómo afectan la vida de pareja los siete pecados capitales: ira, gula, avaricia, soberbia, lujuria, pereza y envidia.
Cómo afectan la vida de pareja los siete pecados capitales: ira, gula, avaricia, soberbia, lujuria, pereza y envidia.
Para nadie es un secreto de confesión saber que en muchas ocasiones las parejas cometen pecados maritales que necesitan un mea culpa para que la relación pueda seguir adelante. Como bien lo dice la sicóloga y terapeuta de pareja Martha Elena Osorio, cada uno de los pecados, como los llamados Capitales por la Iglesia Católica, porque dan origen a otros más (envidia, soberbia, ira, gula, avaricia, lujuria, pereza) son una especie de comején que va carcomiendo las estructuras de la relación de pareja, puesto que atentan contra su armonía.¿Pero cuáles son las expresiones de esos pecados en la vida cotidiana de los cónyuges de hoy? ¿Cómo pueden afectar su vida individual, de pareja y de familia? ¿Cómo contrarrestarlos?Con la colaboración de los sicólogos y terapeutas de pareja Carlos Alberto Segura, Martha Elena Osorio, René Solano, Paula Andrea Restrepo y la filósofa y escritora de libros de orientación sexual, la argentina Alicia Gallotti, El País resuelve los anteriores interrogantes:1. Lujuria: A controlar el deseo sexualLos pensamientos sexuales excesivos, el deseo carnal incontrolable, la compulsión sexual, la búsqueda del placer sin un fin de unión marital son expresiones del pecado de la lujuria que atentan contra la pareja porque afecta la fidelidad, uno de los pactos fundamentales de la relación. Ver mucha pornografía, masturbarse de forma excesiva, practicar swinger (intercambio de pareja) son algunas de las faltas lujuriosas de hoy. Para contrarrestar la lujuria, nada mejor que la castidad, que no es abstenerse de tener sexo sino el buen gobierno de las relaciones sexuales, que estén ordenadas al proyecto de vida que se quiere lograr en pareja. Use filtros mentales para evitar actos impulsivos que pongan en riesgo la relación. Y aplique toda esa fuerza impulsiva sexual en su propia pareja, seguro la halagará.2. Gula: Sin satisfacciónComer y beber de forma exagerada no solo afecta la salud física del glotón sino su imagen y autoestima (puede ocasionar estados depresivos e intentos de suicidio), y el bienestar general de la pareja porque perjudica aspectos como el sexo (puede haber apatía sexual) y la economía (se incurre en gastos extraordinarios). Este pecado se aplica hoy a todo lo que significa el consumo: el padre que en su afán por adquirir el último smartphone deja sin el dinero de la mensualidad del colegio a su hijo o la mujer que calmaba la angustia de no ser deseada por su marido comiendo muchas tortas y chocolates encerrada en el baño o se compraba una blusa del mismo modelo en doce colores diferentes.Ante la gula, la templanza, y se debe indagar sobre qué origina esa ansiedad por comer o derrochar para poder solucionarla de forma adecuada.3. Avaricia: La tacañería, mala consejeraEl deseo de poseer bienes materiales sin límite se refleja en la tacañería (no tienen un detalle con su cónyuge por no gastar) o cuando alguno se atiene a que el otro responda por todos los gastos teniendo capacidad productiva y no aporta. O se vuelve tan adicto al trabajo que deja de lado a su pareja y a la familia; no da al otro tiempo ni escucha; esconde o defiende del otro sus bienes (como el sueldo); piensa solo en brindarse sus propios placeres; no ve a su pareja como un socio que merece respeto y reconocimiento. Hace un control excesivo de los gastos de sus hijos, les quita la recreación o no les paga un buen colegio pudiéndolo hacer.Para luchar contra la avaricia, la generosidad y normas claras de comportamiento financiero.4. Pereza: Apatía Vs. diligenciaLa pereza puede dañar cualquier relación porque uno de los cónyuges termina cansándose de sus intentos de conseguir la colaboración del otro. Si en la pareja la ayuda mutua no existe hay dificultades de convivencia, aseo y orden en la casa. Otra queja a raíz de la pereza es que uno de los dos duerma demasiado, pues, a menos que no sea por una enfermedad, con esa conducta muestra apatía en la relación. Hay holgazanes por doquier: el que nunca consigue trabajo porque ni siquiera lo busca, el que jamás quiere salir o reparar las cosas del hogar y mira impávido cómo se cae la casa, o la que no tiene sexo porque ¡ay, no, qué pereza, desnudarme¡. La receta contra la pereza: diligencia y vitalidad.5. Ira: Enojo que lastimaNo controlar el enojo conduce a comportamientos explosivos que afecta a la pareja: palabras groseras, insultos, azotar las cosas e incluso, agresión física y sicológica. El iracundo debe analizar qué le provoca tanta rabia (frustración, estrés, insatisfacción sexual...), respirar profundo y contar hasta diez para no explotar, no minimizar el asunto diciendo luego que fue una tontería, un arrebato. Quien padece al explosivo no debe enfrentarlo en el momento, pedirle que hablen después, debe tratar de suavizar la situación o uno de los dos debe salir a dar una vuelta, mirar un programa de TV o acostarse para evitar una confrontación mayor. En un momento de ira nadie razona, contestar fuerte es atizar el fuego. Es mejor quedarse callado. Ante la ira, paciencia y serenidad.6. Envidia: Competencia que lastimaAunque parezca imposible, sí existe envidia entre la pareja y generalmente se da más del hombre (por su inseguridad) hacia la mujer, por competencia profesional, lucha de poder o económica: el logro de uno se convierte en amenaza para el otro. Si el otro gana más, es más brillante, está mejor considerado socialmente se piensa, me va a dominar, me va a imponer sus condiciones, por eso se prefiere que este no avance, se le tiene recelo a sus logros y de cierta manera le pone piedras en el camino. Esto socava las bases de la pareja porque el envidioso termina no soportando el triunfo del otro. La cura para la envidia es la caridad, reconocer que las funciones del otro y sus aportes son de mucha valía.7. Soberbia: No reconocer los errores es falta de humildadSentirse más que el otro, utilizar un privilegio que se tenga para humillarlo (mejor salario, estatus) son expresiones de soberbia en las parejas actuales, al igual que la indiferencia, el desprecio por el cónyuge o recalcarle mucho sus defectos. No reconocer los errores; mostrar una actitud siempre prepotente, dominante, esperar siempre que sea el otro quien ceda, quien asuma la posición de humildad deteriora la relación. Hay que saber ofrecer disculpas, pedir perdón. Un soberbio puede llegar a ser incapaz de escuchar las necesidades de su cónyuge y con sus gestos, palabras y actos le estará diciendo no te necesito, puedo hacerlo todo sin ti; carece de humildad y capacidad de ponerse en los zapatos del otro, sin la conciencia de que ya forman un nosotros.Es un comportamiento de soberbia arraigado en la sociedad caleña aferrarse a un estrato, a una posición social a pesar del costo que implica para el desarrollo de toda la familia, ya que siempre se entra en sobregastos y desequilibrios por aparentar.Se es soberbio siendo inflexible para acomodarse a las necesidades presentes de la pareja: si hay necesidad de cuidar al niño, dejar de pasear con tanta frecuencia o de lavar un plato, se debe hacer sin problema.Para batallar contra la soberbia nada mejor que la humildad; concientizarse de que que cuando uno establece una pareja monta un proyecto de vida donde el otro es un socio al que tengo que tratarlo bien para recibir de él también respeto y reconocimiento.