Viaje sonoro por la diversidad colombiana en un libro de Jaime Andrés Monsalve, experto musical invitado al Festival OML

La tarde es calurosa y lo primero que dice Jaime Andrés Monsalve para definir nuestra ciudad es “aquí se exuda música”, no podía ser de otra forma, viniendo del periodista musical, director de programación de la Radio Nacional de Colombia y uno de los mayores expertos en toda la riqueza sonora del país.

Estamos en la Biblioteca Departamental ‘Jorge Garcés Borrero’, donde hoy a las 4:00 p. m., en el Auditorio Diego Garcés Giraldo, presentará su libro ‘En surcos de colores’ que, en palabras de Bernardo Peña, “es una vuelta a Colombia en 150 discos”.

A esto puede agregarse que el volumen de reseñas musicales tiene una ambición totalizadora, en tanto reúne una muestra representativa de todos —o casi todos— los sonidos que cohabitan en este territorio, desde la música colonial, el bambuco, la cumbia, el vallenato, el currulao, el pasillo, el joropo, pasando por la salsa, la balada, el pop, el rock, el jazz, el metal, la carrilera, el punk, el rap, el reggae, el reggaeton, incluso los relatos orales grabados en disco.

Si alguien aún se pregunta qué es ser colombiano, debería hacer el viaje sonoro que este libro propone con gran generosidad.

El miércoles de esta semana, antes del concierto de Aterciopelados —los invitados musicales al Oiga Mire Lea que fueron presentados por Jaime Andrés Monsalve—, conversamos sobre lo inabarcable que puede ser la música colombiana, nuestra segunda mayor riqueza, después de la biodiversidad natural.

—¿Cuál es la primera referencia musical que llega a su mente cuando está en Cali?

En definitiva, el grupo Niche y la salsa en general, pero al hablar de Cali, acuden los nombres de Jairo Varela y Alexis Lozano y, por supuesto, la música del Pacífico, que son como una bocanada de aire fresco cuando uno está bajándose del avión.

Y bueno, cabe agregar, que Cali seguramente es de las ciudades más retratadas en el mundo musicalmente. Muchos artistas le han cantado a esta ciudad en diferentes ritmos, sobre todo en salsa, pero hay canciones en su honor con sonidos tropicales, en ritmos antiguos colombianos, en pasodobles y, claro, estando aquí se entiende por qué, es una ciudad que respira y exuda música por todos lados.

—¿Fueron suficientes 150 discos para reflejar la diversidad musical de Colombia?

Jorge Luis Borges decía que se publica un libro para dejar de escribir siempre el mismo borrador. En tanto no esté publicado, uno siempre le va a seguir haciendo cambios, dándole vueltas, agregando cosas y, en el caso, de ‘En surcos de colores’, la solicitud del editor fue escribir un compendio de 100 reseñas de discos colombianos.

Pero, cuando estaba aproximándome a las 80, me di cuenta de que hacían falta muchísimos discos y artistas por resaltar, así que empecé a pasarme un poco más de la cuenta. Cuando llegué a las 100 le dije, “voy a escribirles 20 más”, y en realidad fueron 30, luego le dije que iba a escribir otras, y cuando estaba en las 150, el editor me paró en seco, “hasta allí está bien, no podemos hacer más largo el libro ni demorarnos más con la impresión del libro”.

Creía que las 100 reseñas eran de una gran injusticia, ahora con estas 150 es una injusticia tolerable. Aunque, yo creo que unas 180 hubieran sido ya un trabajo medianamente justo, pese a eso, para incluir de algún modo lo que no quedó en reseña, de todas maneras fui citando otros discos y artistas en pequeñas listas a los lados de las páginas.

—¿Es posible disfrutar de toda la música colombiana, conservando las preferencias y sin caer en radicalismos musicales?

La diversidad es lo que define a la música de Colombia, se puede ser rapero, metalero, reguetonero, salsero y disfrutar perfectamente de la cadencia de un bambuco, o emocionarse con una cumbia, o ponerse sentimental con un vallenato, alegrarse con un currulao. ¿Por qué negarlo? Así somos.

Siempre va a haber una melodía colombiana muy adecuada para el estado de ánimo en que nos encontremos, y esa diversidad no se encuentran en otras músicas del mundo. Eso es lo que, en este momento, nos hace una potencia mundial en materia musical, la gran riqueza rítmica, melódica y de contenido que existe en los sonidos colombianos.

Creo que ninguno de los géneros musicales debe reñir con los otros, y de alguna manera ‘En surcos de colores’ es un muestrario de toda nuestra música, donde hay discos muy representativos y exitosos, que llegaron lejos porque venimos de un pasado venturoso y no me quiero imaginar lo bueno que va a ser el futuro.

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