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Un grito de felicidad por el año Munch

Al celebrarse los 150 años del natalicio de Edvard Munch, el mundo celebra su obra, particularmente ‘El grito’, una de sus creaciones más apreciadas. Historia de una pieza que nació en un momento de angustia.

20 de octubre de 2013 Por: Redacción de GACETA y agencias

Al celebrarse los 150 años del natalicio de Edvard Munch, el mundo celebra su obra, particularmente ‘El grito’, una de sus creaciones más apreciadas. Historia de una pieza que nació en un momento de angustia.

Si a usted, como a muchos espectadores, ver el cuadro ‘El grito’ le produce cierta angustia, cierta desazón, no es gratuito: fue justamente esa sensación la que el mismo autor — el noruego Edvard Munch— quiso reflejar al pintarla en 1893, o mejor, fue esa misma sensación la que se apoderó de él en un momento de su vida.Y es que aunque ‘El grito’ es hoy una de las piezas más famosas del arte moderno, cuyo precio supera los 110 millones de dólares, pocos saben que esta fue inspirada en un momento angustioso que vivió el autor al pasar sobre un puente en Oslo llamado Ekeberg.Muchos dirán que, en general, la obra de Munch (1863-1944) gira en torno a la angustia, el amor, los celos y la muerte. Es cierto. Pero es ‘El Grito’ su máximo exponente, una obra de la cual el pintor realizó cuatro versiones que van evolucionando hacia un personaje grotesco que parece emitir un angustioso grito.La historia, pues, la reveló alguna vez el mismo Munch, quien aseguró que “Paseaba por un sendero con dos amigos —el sol se puso— de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio —sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad— mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.La obra no tardó en darle la vuelta al mundo, se ha expuesta en cientos de museos y es considerado un ícono del arte moderno.Aniversario felizHoy ese grito angustioso ha dado paso a una feliz celebración, pues en Noruega, su país natal, se celebran los 150 años del natalicio del pintor. Munch es, de lejos, el artista más reconocido de dicho país.Desde Oslo hasta el norte de Noruega, todos se han lanzado a festejar este aniversario con actividades relacionadas al artista, siendo la más importante la restrospectiva de su obra titulada ‘Munch 150’, que reune por primera vez la mayoría de su obra: 270 piezas entre pinturas, litografías y dibujos realizados por el pintor entre 1882 y 1903, dispuestas en la Galería Nacional y el propio Museo Munch. Justamente allí se pueden ver las cuatro versiones que Munch realizó de ‘El grito’.Junto a esta histórica exposición, otro de los hitos más importantes de este aniversario fue la inauguración oficial del Parque Ekeberg —el lugar en el que el pintor se inspiró para pintar el grito más famoso de la historia— como un parque artístico en el que los visitantes pueden pasear entre esculturas de más de treinta artistas internacionales, entre ellos el colombiano Fernando Botero.‘La grande Laveuse’, de Pierre Auguste-Renoir; ‘Mujer reclinada’, de Fernando Botero; ‘La pareja’, de Louise Bourgeois; ‘La Venus de Milo’, de Salvador Dalí; y ‘Marilyn’, de Richard Hudson son solo algunas de ellas, aunque el parque, dedicado a las mujeres, también cuenta con otro tipo de disciplinas artísticas. Entre ellas la emocionante performance de Marina Abramovic, en la que un grupo de ciudadanos grita en el mismo lugar que lo hiciera Munch muchos años atrás, dando rienda suelta a sus emociones.Pero Noruega ha querido que el Año Munch sea mucho más. Por eso ha organizado un programa en el que, además, se representan por todo el país obras de teatro, piezas musicales, películas, conferencias, simposios y ensayos, todos ellos relacionados con el arte en general y con su pintor más universal en particular.Algo de turismoSeguir los pasos de Munch por toda Noruega es una opción a la que se pueden apuntar los interesados en el aniversario del pintor, con la visita a muchos de los escenarios que inspiraron su obra.Así, el comedor de empleados de la fábrica de chocolate Freia, muestra la serie de doce murales que Munch realizó, por encargo de su dirección para decorar uno de sus muros, ambientada en las playas del sur de Oslo.De igual manera, el Aula Magna de la Universidad de Oslo enseña sus pinturas murales, en las que el artista comenzó a trabajar en 1909, aunque no acabó los once lienzos, con ‘El sol’ como eje central, hasta septiembre de 1916.‘Las madres de Munch’ es otra de las exhibiciones programadas en torno al cumpleaños de Laura Cathrine Munch, la madre del pintor, que rinde homenaje a las féminas de la familia del artista.Quienes no tengan oportunidad de viajar en el Año Munch hasta Noruega, tienen la oportunidad de conocer al maestro del expresionismo en España, dónde el Museo Thyssen-Bornemisza mostrará una retrospectiva de su obra en 2015. Todo un consuelo para los rezagados.

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