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Los personajes favoritos de las historias de Gabriel García Márquez

Personalidades del arte y la cultura compartieron con GACETA cuáles personajes del universo gaciamarquiano los seducen más. Una excusa para reflexionar el poder simbólico de estos seres literarios.

9 de diciembre de 2012 Por: Ricardo Moncada Esquivel, periodista de GACETA.

Personalidades del arte y la cultura compartieron con GACETA cuáles personajes del universo gaciamarquiano los seducen más. Una excusa para reflexionar el poder simbólico de estos seres literarios.

Es difícil ponerse de acuerdo cuando de gustos por los personajes que pueblan el universo garciamarquiano se trata. Para unos el que más les toca el alma es el Coronel Aureliano Buendía, como símbolo de la soledad y la utopía que cada ser lleva en su corazón. Otros se deciden por Florentino Ariza y su infinita constancia para esperar el amor de su vida. Y no falta el que prefiera a la Abuela Desalmada o a la propia Eréndira, con su alegórica relación de poder y sumisión.Los escritores Celso Román, Óscar Collazos, Héctor Abad Faciolince, Pilar Quintana; la poeta Piedad Bonnett, el cronista Alberto Salcedo Ramos, el director de teatro y cine Jorge Alí Triana y el crítico literario Luis H. Aristizábal, compartieron con GACETA cuáles han sido esos personajes de la literatura de nuestro premio Nobel que les han fascinado y seducido y por qué. Invitamos a nuestros lectores a que también opinen y escojan su personaje favorito.Seguidor de un genio nativo: Luis H. Aristizabal, crítico literarioMi personaje favorito es José Arcadio Buendía, no solamente por ser el eje alrededor del cual gira ‘Cien años de soledad’, sino porque representa una marcada característica de nuestra nacionalidad: el aislamiento cultural, heredado de España y ahondado por una geografía hostil y esquiva. En un país en el que hasta mediados del Siglo XX era más fácil ir a Europa que a las provincias, era de rigor la presencia de lo que yo llamo el ‘síndrome del sabio Caldas’, que consiste en que el genio nativo descubra o invente con esfuerzo, y por sus propios medios, lo que en Europa ha sido descubierto cincuenta años atrás. Cuando José Arcadio descubre que la tierra es redonda como una naranja, es un Eratóstenes solitario, confinado en la Biblioteca de Alejandría. Cuando el hielo llega a Macondo, hace al menos medio siglo que semejante prodigio ha sido celebrado por Balzac como uno de los grandes logros de su tiempo. Alguien me contaba de un científico colombiano del Siglo XIX que, al llegar a París a exponer el gran descubrimiento de su vida y enterarse de que los científicos locales se le habían adelantado, murió, literalmente, de rabia y de despecho. Su contrapartida es el anti-José Arcadio, el personaje que medra alrededor del poder alegando haber hecho un descubrimiento científico de valor universal pero que sólo es reconocido en el círculo de sus allegados.El amante constante: Óscar Collazos, escritorFlorentino Ariza, del ‘El amor en los tiempos del cólera’, es mi personaje favorito por su constancia en el amor, por el paréntesis que “escribe” entre el amor contrariado por Fermina Daza y el reencuentro al final de sus vidas. Un paréntesis que exalta el erotismo sin comprometer al corazón; me fascina se rasgo de personaje de ópera italiana que hay detrás de este obstinado amante garciamarquiano.Parrandero y desprevenido: Pilar Quintana, escritoraLa pregunta es difícil, porque inmediatamente se me vienen a la cabeza infinidad de personajes maravillosos. De Melquiades a la insoportable Fernanda del Carpio (esposa de Aureliano Segundo). De la cándida Eréndira a su abuela desalmada. Pero, si tengo que escoger a uno solo, creo que me quedo con Santiago Nasar por parrandero, ‘buen mozo’ y tan desprevenido que fue el último en enterarse de que lo iban a matar.Universo dramático: Jorge Alí Triana, director de teatro y cineSon varios los personajes que me atraen de la obra de García Márquez. Por una parte están la abuela desalmada y la misma Eréndira, por esa relación de poder y sumisión que se da entre ellas. Pero que es esa sumisión que comienza en obediencia, se torna en rencor y termina en un profundo odio de Eréndira hacia la abuela. También me gusta mucho Juan Sáyago, de ‘Tiempo de morir’, ese hombre que regresa a su pueblo después de purgar una condena en la cárcel de 18 años y es esperado por los hijos del hombre que asesinó para vengar esa muerte. Este personaje ejercita la paciencia enormemente para no dejarse provocar, hasta que termina matando a uno de los hijos y dejándose matar por el otro.También me impactan los hermanos Vicario de ‘Crónica de una muerte anunciada’, personajes que son apenas unos niños que no están condenados a morir, sino condenados a matar y que anuncian por todo el pueblo que van a cometer un crimen para que los detengan y nadie llega a impedir esa tragedia, es algo dramático y fantástico.El guerrero derrotado: Héctor Abad Faciolince, escritorMi personaje favorito es el Coronel. El Coronel derrotado. Tanto el de ‘El coronel no tiene quien le escriba’, así como el coronel Aureliano Buendía, de ‘Cien años de soledad’, perdedor de mil batallas. La figura histórica en el trasfondo puede ser el general Uribe Uribe, y sus míticas batallas en la Guerra de los Mil Días, pero también es su abuelo materno, derrotado y viejo, Nicolás Ricardo Márquez Mejía, el que mató en un duelo a un rival y cargó toda la vida con una terrible culpa.Hechizado por un coronel: Celso Román, escritorMi primer acercamiento a ‘Cien años de soledad’ fue en clase de bioquímica en la Universidad Nacional, cuando estudiaba medicina veterinaria y un compañero de salón, Darío Domínguez Cajeli, samario de origen y amigo de alguna persona que viajaba en un avión secuestrado y desviado a Cuba, me permitió ojear la novela. En ese entonces el libro no se conseguía en Colombia, pero en la isla caribeña el gobierno de Fidel Castro lo obsequiaba a los visitantes forzados, junto con una botella de Ron Bacardí y una caja de habanos.En las tres horas que duraba la clase, quedé hechizado con el Coronel Aureliano Buendía, no sólo por ser el personaje que enfrenta la muerte en el fusilamiento al principio de la obra, sino porque era un guerrero, y a la vez un artista de la metalurgia que fabricaba preciosos pescaditos de oro.El hecho de ser el primer nacido en Macondo y estar marcado por la capacidad de vaticinar eventos, mover objetos y producir acontecimientos cercanos a la magia inexplicable, hacen del coronel Aureliano Buendía un ser único, rodeado por el aura del soñador solitario y tímido para el amor. Con él nos identificábamos los universitarios de las décadas de los años 60 y 70 relacionándolo con el ‘Ché’ Guevara, el abanderado de nuestros deseos de cambiar esta sociedad que siempre nos ha parecido injusta. García Márquez, sin duda, se inspiró en el general Rafael Uribe Uribe para darle vida al coronel Aureliano Buendía, pues lo describe alto y delgado, de mirada penetrante, con el característico bigote afilado y terminado en puntas engominadas y dobladas hacia arriba. Un revolucionario liberal que dedicó su vida a las numerosas guerras civiles que iniciaron y en las que fueron derrotados: 15 el general Uribe y 32 el coronel Buendía. Personaje símbolo de la soledad, el Coronel dejó los campos de la guerra regados de cadáveres, y de 17 hijos del desamor en las celebraciones desesperadas entre batalla y batalla, hasta que, preso de la desazón de la violencia, encuentra algo de paz tras firmar el tratado de Neerlandia.A diferencia del General Uribe Uribe, quien murió asesinado, el coronel Aureliano Buendía falleció de viejo, sin memoria, y dedicado a su taller de orfebrería. Entre las soledades de Gabo, tal vez fue la de este guerrero la más conmovedora. Es mi personaje amado.Más allá de los personajes: Alberto Salcedo Ramos, cronistaMe cuesta mucho trabajo decidirme por uno. Aun si me pusieran una pistola en la sien y me obligaran, seguiría dudando entre Florentino Ariza, que busca el amor imposible a través del libertinaje; Úrsula Iguarán, que restaura el orden donde los hombres demenciales de su familia instauran el caos, y el Coronel triste que acude todas las semanas al puerto a preguntar por una carta que él sabe que no le va a llegar jamás. También me gusta uno de los Aurelianos Segundos, el parrandero, un hombre tan hedonista que cuando se muere lleva en el ataúd una cinta que dice “apártense, vacas, que la vida es corta”. Y me gusta la abuela desalmada que prostituye a su propia nieta, no por lo malvada que es sino por lo bien retratada que está. Siempre recuerdo al ahogado más hermoso del mundo, un muerto ajeno al que nadie le sabe el nombre pero al que todo el mundo en el pueblo le nota que tiene cara de llamarse Esteban. Sigo pensando, en todo caso, que lo más grande de García Márquez no son sus personajes sino su prosa de brujo mayor.El Quijote de Macondo: Piedad Bonnet, escritora y poetaMi personaje favorito es el coronel de  ‘El coronel no tiene quien le escriba’, que a veces se ha comparado con Don Quijote: es un soñador, un hombre íntegro, estoico, tierno, que de alguna manera representa un mundo de valores en quiebra frente a una sociedad que se corrompe.

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