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Las claves detrás de la película 'Cautiva'

En la película canadiense ‘Cautiva’, dirigida por Atom Egoyan, la estructura narrativa es tan importante como su trama. La simultaneidad entre dos tiempos, se justifica desde la angustia que padece quien no puede comprender el ayer y vive en un pasado permanente.

3 de mayo de 2015 Por: Claudia Rojas Arbeláez * | Especial para GACETA

En la película canadiense ‘Cautiva’, dirigida por Atom Egoyan, la estructura narrativa es tan importante como su trama. La simultaneidad entre dos tiempos, se justifica desde la angustia que padece quien no puede comprender el ayer y vive en un pasado permanente.

Quienes recordamos a Atom Egoyan por películas como ‘El dulce porvenir’ (1987) y ‘Ararat’ (2002), tenemos en su última producción, ‘Cautiva’, una buena manera de refrescar la memoria y recordar el nombre de un director prolijo en sus narraciones. 

Esta vez nos trae una historia que se recrea en la población de Niagara Falls, donde vive el matrimonio conformado por Matthew (Ryan Reynolds) y Tina (Mireille Enos). La feliz pareja tiene una niña de 10 años llamada  Cassandra quien un día de invierno desaparece casi enfrente de su padre mientras este compra un pastel. 

A partir de ese momento el angustiado padre empieza una búsqueda que lo lleva primero a la policía, donde en lugar de ser ayudado se convierte en sospechoso.  Entre sospechas, preguntas y malos entendidos los agentes pierden las posibles pistas y el asunto no se resuelve ni a corto ni mediado plazo. Pronto el caso de la niña desaparecida empieza a quedar en el olvido de las autoridades más no en el de los padres, sobre todo en él que aún conserva el carro de la misma manera como estaba en el momento de la desaparición de la niña.  

Al cabo de ocho largos años los padres, ahora separados, reciben una llamada de unos agentes de policía que creen haber encontrado una pista de Cassandra. Se trata de una joven que aparece como anzuelo de una red de prostitución infantil, ganándose su confianza de los niños y así poder involucrarnos en el negocio. Mientras esto sucede, conocemos la historia de Cassandra, quien con 18 años a cuestas continúa estando secuestrada por uno de sus captores quien la obliga a hacer una serie de grabaciones con los que consigue ampliar el mercado.  

Como parte de este juego macabro, este hombre goza torturando a Tina (la madre de la chica), dejándole objetos similares a los que tenía su hija en los cuartos de un hotel que ella debe limpiar mientras es observada por cámaras secretas. 

En medio de la búsqueda que emprenden los agentes de policía, el padre es contactado por los captores de su hija, un hecho trae consecuencias en la resolución de una película tan interesante como agitada y perturbadora.  

Los fríos paisajes de invierno se convierten en el telón enigmático que nos mantiene atentos en una trama que se cuenta en tres momentos dramáticos diferentes.  Entre el pasado y el presente, entramos y salimos de la vida de estos seis personajes que viven de diferente manera el drama de la pedofilia y el secuestro. Pero esta no es una historia que se construya solo desde la acción y el género policíaco, porque aunque tiene mucho de esto también deja ver las bajezas humanas del egoísmo y la aberración.  

Así Egoyan allana espacios conocidos y explora los dramas de familias fracturadas por la tragedia, los mismos que ya había abordado en ‘El dulce porvenir’, película con la que ganó varios reconocimientos y en la que un accidente automovilístico de un bus de colegio termina con la vida de todos los niños de un pueblo. 

Ahora en ‘Cautiva’ además del dolor, la culpa y la impotencia, la desconfianza, la falta de olvido y la rabia ocupan las secuencias de una película en la que la tensión se centra más en los filones dramáticos que emergen con fuerza en los momentos de mayor tensión.  Nos encontramos entonces con los reclamos constantes que emergen en cualquier conversación casual que puedan sostener Tina y Matthew o la constante desconfianza que la policía siente por este padre  cuyo único delito fue dejar a su hija cinco minutos sola en un auto.  A fin de cuentas, hasta nosotros podemos preguntarnos, hasta donde llega el daño ocasionado a esta niña que por ratos termina siendo una más de ellos. En el aire, por supuesto quedan algunas preguntas sin responder… ¿Por qué ella sigue viva? ¿Cuáles son los verdaderos alcances de la famosa red? ¿Cómo opera en realidad?

Preguntas que tal vez el director no pretende responder para centrarse en una  producción que va mucho más allá de una búsqueda desesperada actuada por personajes bien construidos. Aquí el tema que subyace es mucho más complejo y bien podría convertirse en una producción que pone el dedo en la llaga con  los temas de las redes sociales, la pedofilia y las altas esferas que operan tras estas máscaras.  

*Docente Universidad Autónoma de Occidente @kayarojas

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