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‘Experiencias con el cielo’, libro con vivencias del más allá

‘Experiencias con el cielo’ es un libro que recopila casos de vida, de muerte y experiencias del más allá, recopilados por la doctora Elsa Lucía Arango. Conexiones que perduran más allá de la muerte.

17 de febrero de 2015 Por: Redacción de El País

‘Experiencias con el cielo’ es un libro que recopila casos de vida, de muerte y experiencias del más allá, recopilados por la doctora Elsa Lucía Arango. Conexiones que perduran más allá de la muerte.

Apreciar la muerte como un paso esencial y despojarla de sentimientos como la culpa o la rabia, es la propuesta que lanza Elsa Lucía Arango en su libro ‘Experiencias con el cielo’. Asegura que los seres humanos deben asumir la vida y la muerte de una manera diferente, y durante 30 años, en su consulta particular ha tenido experiencias “donde personas que están en otro plano se comunican con sus familiares en duelo”.Aunque escribir este libro no estaba en sus planes “porque me lo planteé como un libro que podía escribir cuando dejara de ejercer”, Arango busca desmitificar aspectos varios sobre la muerte y enseñar a quienes estamos vivos cómo seguir unidos a quienes ya no están de cuerpo presente: ¿Cómo establecer ese contacto con los seres queridos y amados que ya no están con nosotros?Desde el alma y desde el corazón. Cuando tenga un momento de silencio interior y piense en ellos, el ser humano está en capacidad espiritual de conectarse con ellos. Por ejemplo, si pienso en mi papá, veo su imagen, cualquiera de las imágenes que tengo físicas o mentales, y apelo a los recuerdos; le envío mi cariño y mis frases, él las está escuchando. Es como si tuviéramos un internet o un chat maravilloso, especialmente cuando hay lazos de amor. En una parte del libro manifiesta que el alma va a ciertos lugares y que ellos dependen de la manera como cada uno se comportó en vida... El catolicismo ha hablado mucho de esos estados intermedios como el infierno o el purgatorio, que son los estados mentales y emocionales con los que está una persona en el momento de morir. Si alguien tiene culpas o rabias, esa es la energía que lo envuelve. Así que alguien con una culpa grande va estar en una energía de dolor, de sufrimiento. Así que esa persona no llega al cielo hasta que ella misma se da cuenta y acepta que equivocarse o tener errores es parte de la naturaleza humana, pero aún en su nuevo estado puede aprender de lo que hizo.Si soy consciente de que una persona como mi amigo, mi padre o mi compañero obraron mal en vida, ¿puedo ayudarle en la transición al cielo?Sí, hablándole con amor y diciéndole: ‘No sé como estarás pero si acaso no te encuentras en un estado de luz, búscala’. Ellos siempre estarán dispuestos a escucharnos. ¿Qué ambiente debe rodear ese contacto con quienes ya se han ido?En cualquier momento y lugar lo podemos hacer. Si en este momento, en su trabajo le avisan que una persona se murió, en ese instante puede cerrar los ojos y hablarle, porque a veces la vida da esos espacios. También puedo aprovechar momentos de meditación así como de oración. ¿Por qué se debe recordar al que se va sin reclamos, rabias o culpas?Porque eso les pesa a ellos. Es como si algún pariente en este momento te reclamara por algo. Es lo mismo para ellos pero aumentado porque se dan cuenta de que no hay posibilidad de reparación y saber lo que piensa alguien de uno, y más, si le dañó la vida, es doloroso. Ser perdonado permite seguir adelante. Y quienes nos quedamos aquí tenemos la posibilidad de quedarnos con rabia con el que se fue o perdonarlo, que es lo más fácil. Y muy seguramente, si la persona que se fue hizo algo mal, en la nueva dimensión a la que llegue muy seguramente le tocará rendir cuentas de lo que hizo. ¿Podemos encontrar el cielo en la tierra y entre los vivos?Sí, no solo quienes han tenido experiencias místicas o de muerte, sino también quienes llegan a estados meditativos, que son experiencias cortas. Pero un poquito de ese reflejo del cielo en la tierra es la bondad, la caridad o amabilidad que podemos dar a lo largo de la vida. Pero a veces lo que hacemos es armar un infierno y lo hacemos todo difícil, en espacios como el hogar.Tarea espiritualRegalos del cielo“Todos tenemos algún familiar o amigo en el Cielo, y estoy convencida de que a muchos nos visita con alguna frecuencia uno de ellos. En el cielo abunda la alegría, el cariño, la paz. Ellos vienen con esas ofrendas a nuestros hogares; hay que aprender a recibirlas. Es necesario abrir un espacio en nuestra mente y corazón a su presencia silenciosa. Si creamos ese espacio será más fácil para ellos brindarnos su amor y compañía”. Nadie ata a Nadie“No creo que uno ate a las personas, más bien es que las personas se atan a uno. Creo que a quien se va deberíamos darle esa tranquilidad de que va a estar bien sin nosotros y que siempre el vínculo se va a mantener. Eso permite que la persona que se va no sienta que está perdiendo ni perdiéndose de nada”. La muerte no avisaEs bueno saber con antelación cómo van a ser los procesos de la muerte, qué pasa, para estar preparado. Nadie está listo para una muerte repentina, pero quienes sufren una enfermedad deben mantener su mente en Dios y en la oración, así esos momentos agónicos afectan menos su mente y su consciencia. Y aprovechar el tiempo en dar amor y cariño a las personas que están a su alrededor mientras su alma se eleva. Estar en el instante final “La mayoría de las personas que hemos podido acompañar a otros en el instante de la muerte, sentimos una sensación de paz enorme porque se abre una puerta del cielo. Es la oportunidad de decirle ‘Te queremos’, ‘Te damos gracias’, ‘No tengas miedo, vas a ser recibido por otros seres de luz’; y así el paso pueda tener algo de dolor y sufrimiento, porque es inevitable, no hay apego a la vida y eso le facilita el paso a quien se va”.El cielo sí existe¿Para qué abrirnos a la posibilidad de que la vida en el Cielo es real? Sin duda, para facilitar la labor de los visitantes del Cielo, y a la vez disminuir el dolor del duelo. Y en algún momento, seremos nosotros quienes emprendamos el viaje. Si tenemos un conocimiento más profundo e instrucciones claras para la travesía, nuestra transición al mundo espiritual será fácil y directa”.Asumir la muerte“La muerte no puede negarse, ocultarse ni deshacerse, es inevitable por excelencia. Podemos transformar la huella que deja en nosotros si aprendemos a aceptarla, a hablar de ella abiertamente, a despojarnos del miedo y a entenderla como un paso más en el proceso de aprendizaje de nuestra alma”.

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