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El pecado del exceso: crítica a película 'Padres e hijas'

Esta película narra la historia de un padre enfermo que lucha por mantenerse junto a su hija sobrellevando los malos momentos con amor y entrega.

17 de julio de 2016 Por: Claudia Rojas Arbeláez | Especial para GACETA*

Esta película narra la historia de un padre enfermo que lucha por mantenerse junto a su hija sobrellevando los malos momentos con amor y entrega.

Cuando por fin corren los créditos de esta película, podemos sentir un alivio. Por fin terminó una historia a la que, sin duda, le sobran unos buenos minutos así como anécdotas y personajes.  

Se trata de ‘Padres e hijas,’ protagonizada por Russell Crowe (‘Gladiador’, ‘Una mente brillante’, ‘Los miserables’, entre otras)  y Amanda Seyfried (‘Mamma mía’, ‘Cartas a Julieta’), en una historia que se desarrolla en dos momentos dramáticos diferentes contados de manera paralela.  

Esta es la historia de Jake, un escritor que, tras perder a su esposa en un accidente, debe criar a su hija Katie de 8 años.  

Pese a sus mejores intenciones de no abandonar a su hija, el padre admite que sufre una especie de enfermedad psiquiátrica que lo obliga a internarse en una clínica varios meses dejando a la niña al cuidado de los familiares de su difunta esposa.  Meses después el padre regresa por ella e intenta restablecer la rutina de su vida de la manera que mejor sabe hacerlo: con complicidades, besos y risas.  

Todo parece empezar a reestablecerse pero se enreda de nuevo cuando los familiares le comunican que quieren adoptar a la niña legalmente. 

A partir de ese momento la película se convierte en la lucha del padre por quedarse con su hija mientras  mantiene oculto un nuevo mal que lo aqueja y que se manifiesta con unas convulsiones cada vez  más recurrentes. 

Esta lucha del padre por mantenerse junto a  su retoño nos evoca una película con el mismo conflicto. Imposible no recordar ‘En busca de la felicidad’ protagonizada por Will Smith y que estaba inspirada en la historia del conferencista y motivador norteamericano, Chris Garden.  

No es una simple coincidencia dramática, detrás de ellas está el mismo director Gabriele Muccino, quien intenta sacar partido de los melodramas teniendo en ciertas ocasiones mejores resultados que en otras. ‘Padres e hijas’ es un ejemplo que nos muestra que no siempre los mismos recursos funcionan bien para todos casos.  

A diferencia de ‘En busca de la felicidad’, con ‘Padres e hijas’ Mucciono no logra resultados efectivos ni hacer creíble el drama del padre como si lo logró en la primera.  

Tal vez muchos de los lectores recuerdan la conmovedora historia de un padre que tiene que luchar contra el mundo para sacar adelante a su hijo.   ¡Y cómo olvidar aquella escena  en que el protagonista, a falta de un lugar para dormir, tiene que encerrarse en el baño del metro con su hijo para pasar allí la noche!  

En aquel momento, bienvenidas fueron las lágrimas porque se dieron como el resultado de una historia a la que le creíamos todo y en la que el melodrama surgía de manera natural.  No tuvo la misma suerte con esta, donde las  trabas de la historia parecen puestas de manera caprichosa y donde, por lo mismo, no resultan necesarias tantas arandelas como personajes.    

Así la historia que comienza con la vida de este padre luchando por sacar adelante a su pequeña hija después se traslada veinte años después donde observamos a Katie convertida en una mujer inestable que asume su vida emocional de una manera bastante particular.   

Entonces la película se mueve entre estos dos tiempos narrativos, dejándonos saber cada vez un poco más del pasado con el que pretenden explicarlos el presente.  El resultado es… un largo bostezo.   Una trama aburrida, predecible e innecesariamente sazonada. ¡Mucha habladera!

Ante esta sobrecarga se hace necesario mirar atrás y recordar que después de ‘En busca de la felicidad’, Muccino tuvo a su cargo la producción ‘Siete almas’, protagonizada de nuevo por Smith, una producción larga (larguísima) que pretende lograr con la confusión la sensación de ser una trama compleja e inteligente.  Pero, siendo honestos,  en sus secuencias finales todo da un giro que termina generando un desconcierto que se asemeja a la decepción. 

Este antecedente cobra importancia cuando observamos  ‘Padres e hijas’, una película que tal vez en su anécdota primigenia sea sencilla, pero que en su afán de convertirla en un largo se llena de situaciones repetidas que no aportan de más y en cambio  le restan importancia a la conclusión de lo verdaderamente importante. 

Al final, la película que parecía ser una historia de amor fraterno se muta en una guía de lo que debe evitarse para la crianza de un niño y después nos revelan la sorpresa que también era una historia de amor. ¿En serio?  Bien dicen que no siempre más es mejor y en el cine el consejo es sabio y en el mismo escenario de los dichos, lo bueno si es corto, dos veces bueno. Entonces… ¿Qué diremos de lo malo y largo? Juzguen ustedes.

*Docente Universidad Autónoma de Occidente

@kayarojas

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