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El empresario caleño, mecenas de la cultura

El empresario Armando Garrido Otoya habla sobre el respaldo que le ha dado Comfandi a la cultura de Cali en tiempos de crisis.

14 de septiembre de 2011 Por: Redacción de El País

El empresario Armando Garrido Otoya habla sobre el respaldo que le ha dado Comfandi a la cultura de Cali en tiempos de crisis.

Cuando se agudizó la crisis económica en la cultura de Cali, que dejó al borde de la desaparición instituciones y certámenes emblemáticos, la Caja de Compensación Familiar Comfandi respondió a los llamamientos a la solidaridad.Su vinculación con el Museo La Tertulia y con la Orquesta Filarmónica de Cali, así como la administración del programa de industrias culturales que auspicia el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo prueban.Hoy el Museo vuelve a proyectarse, la tormenta amainó en la Orquesta e industrias culturales avanza. De cómo y por qué la caja respalda la cultura regional habló el director administrativo de Comfandi, Armando Garrido Otoya:¿Por qué Comfandi se convirtió en mecenas de la cultura en Cali?No se trata de mecenazgo, porque nosotros no somos donantes. Comfandi se vuelve parte de los procesos culturales en la medida en que estos nos ayudan a cumplir con nuestra misión. En el caso de la Filarmónica, una de las tareas de nuestro centro cultural de la Calle 8 es formar público y ofrecer a la ciudad y los usuarios espectáculos de calidad. Por eso compramos servicios a la orquesta, que mientras ésta siga prestándolos con calidad, serán ingresos predecibles. Llámelo como quiera, pero es un respaldo importante para la cultura.Ah, eso sí. Como la idea es que todos los afiliados del departamento tengan iguales oportunidades, llevamos la orquesta a cada sede nuestra en el Valle, dos veces al año. También las exposiciones itinerantes de La Tertulia; las hacemos didácticas para iniciar a los niños en el arte, en especial el moderno, que necesita de acompañamiento y explicación.De todas maneras es un cambio de actitud en el sector privado. ¿Cuánto está invirtiendo Comfandi?Son cifras modestas. A la Filarmónica se le está comprando servicios por $80 millones al año y a La Tertulia por $200 millones. Ese dinero es fundamental para el Museo, pues le ha permitido ponerse al día y emprender la tarea de exhibir su formidable colección permanente, para que sea un Museo y no una galería, y se pueda hacer itinerancias con ella. En relación con su afirmación, la empresa privada lentamente está entendiendo que lo que ocurre con las comunidades les compete también. Ese es el tránsito de la filantropía a la responsabilidad social.Cuando Comfandi se vinculó con La Tertulia, ésta estaba a punto de cerrar...Así es. Ello permitió plantearle con argumentos al sector público la importancia de unirse con el privado en estas causas.Comfandi también va a administrar el Museo Arqueológico Malagana de Palmira. ¿En qué va ese proyecto?Ya dimos la palabra de hacerlo de nuevo. Nuestro aporte será la administración. Eso está en firme y estamos esperando a que haya acuerdo entre los dueños, porque nosotros somos parte, pero no la solución. ¿En qué van las industrias culturales?Ese es un proyecto propio de la caja, como operadora de unos recursos del BID, así como de recursos propios. No ha sido fácil, porque faltan donantes para completar la contrapartida regional al aporte del Banco Interamericano. Poco a poco se ha ido entendiendo que sin convertir el arte y la cultura en simples industrias, hay que gerenciarlos.Es duro que a un artista puro le pidan que además sea buen administrador...Exactamente. Por eso vinculamos al semiólogo Jesús Martín Barbero, quien ve en este proyecto la posibilidad de que Cali vuelva a expresarse a nivel nacional. Faltan dos años para terminar con el proceso, al cabo de los cuales tendremos que entregar una entidad pública-privada que gestione la industria cultural de la ciudad. ¿Usted tiene sensibilidad cultural?Yo tengo herencia técnica: por el lado materno es una familia de ingenieros. Por el lado paterno hay influencia humanista, porque mis tíos paternos eran muy cultos. Y tuve la suerte de caer en entornos culturales, pues compañeros de universidad en Bogotá me iniciaron en la música clásica, en la pintura y la lectura.Además es sobrino-nieto del poeta Gilberto Garrido...Aunque lo conocí muy poco, eso demuestra que tengo genes culturales. ¿Es un artista frustrado?No. no, no. Ni siquiera para la pintura, que me gusta mucho y tengo buen ojo.

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