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El director argentino Pablo Trapero presenta la película 'Una familia muy normal'

‘El clan’ es la última película del director argentino, que toma el caso de Arquímedes Puccio y familia para relatarnos con lujo de detalles los horrores que cometieron en la década de los ochenta.

1 de noviembre de 2015 Por: Claudia Rojas Arbeláez | Especial para GACETA

‘El clan’ es la última película del director argentino, que toma el caso de Arquímedes Puccio y familia para relatarnos con lujo de detalles los horrores que cometieron en la década de los ochenta.

Cuando corren los créditos finales de la película ‘El clan’ me resulta imposible no recordar una vieja canción de la agrupación ‘Sui Generis’, pioneros del rock argentino y primera banda que formara Charly García por allá en los 70. La canción que se llama ‘Mr Jones o pequeña semblanza de una familia tipo’ y que tiene estrofas como:

‘Vio  a su madre recién muerta y la sangre en el chaleco se limpió / llamó a su esposa y le dijo  “Mamá está  muerta en el ropero”, “por supuesto si yo la asesiné, ella puso mal la mesa, le hundía el hacha en la cabeza y la sangre el tapizado me manchó”/ Ay qué pena, nena!”.

Esta película dirigida por Pablo Trapero (‘Mundo grúa’ (1999), ‘Carancho’ (2010) y ‘Elefante blanco’ (2012), entre otras, narra la historia de una familia parecida a la de Mr. Jones solo que a mayor escala y con el agravante de tratarse de una historia real. Los protagonistas, una extensa familia de la provincia capitalina de San Isidro, encabezada por el padre Arquímedes, un contador que durante la dictadura trabajó como brazo derecho de los militares.  Ahora, en plena década de los 80 y viviendo los días postreros a la dictadura, busca la mejor manera de mantener su estatus encontrando en los secuestros de gente adinerada su mejor opción. 

Al mejor estilo de una maquila,  Puccio ha encontrado la forma de articular cada una de las piezas. Para eso cuenta con dos que tres malandros, iguales que él, y además involucra de manera directa a su familia conformada por su mujer y sus cuatro hijos. En realidad eran cinco los hijos del matrimonio Puccio y eso lo entendemos en los primeros minutos del planteamiento, cuando el padre menciona a ese mal agradecido que se fue del país y se  olvidó de ellos.  Poco de más necesitaremos para entender de sobra sus razones. 

Todos los planes empiezan de la misma manera: la identificación de la víctima y en esto, su hijo mayor Alejandro es pieza clave. Con su encanto y sus grandes destrezas deportivas, se ha ganado un lugar privilegiado de los clubes sociales más importantes de la ciudad. Allí tiene acceso a amigos poderosos que se convierten en blanco fácil.  De esta manera, el chico queda entre el compromiso ineludible que le viene por la sangre y la traición a sus amigos, sentimiento que termina por calarle el alma y hacerlo entrar en conflicto. 

La trama avanza entre la cotidianidad de una familia que mantiene la fachada de sus ingresos primero con un negocio de comida y después con una tienda de artículos deportivos y su escabrosa intimidad donde mantienen encerradas a sus víctimas.  Pero la oscuridad impera cuando el egoísmo manda y el estatus apacienta las conciencias del que prefiere no ver, no oír y no hablar. 

Por este tipo de seres, el director Pablo Trapero ha mostrado predilección. Tal como lo vimos en sus producciones anteriores y para no ir demasiado lejos recordemos a ‘Carancho’, película que reseñamos en estas páginas unos años atrás.    

A diferencia de aquella, ‘El clan’ está basada en una historia real y tal vez por eso nos resulta tan pesada e impactante.  Esta incómoda sensación que nos mantiene entre el horror y la asfixia es también producto de la destreza de un director que no se conmueve con facilismo ni se conforma con zonas tibias.  De ahí que nos lleve al fondo del abismo, que nos mantenga la cabeza sumergida y ni siquiera nos deje respirar.  Y en ese tejido dramático la música ochentera de las clases que intentaban reconquistar sus espacios burgueses llenos de posturas y aspiraciones euroamericanas, hace su aparición más como una tonada premonitoria que como un aliciente. 

No parece ser una coincidencia. Por más que exploremos la producción cinematográfica de Trapero, no encontramos destellos de luz ni esperanza. Como si la condición humana no admitiera rasgos buenos, como si el mal llamara el mal. 

Sin duda esta es su apuesta, como si el tánatos fuera su tema, su voz, su mejor personaje. Y en esta búsqueda constante Trapero se ha paseado por las calles, los despachos, los hospitales y los sótanos, intentando desenmarañar la maldad que es inherente a los humanos y que puede contagiarse de uno a otros. 

Tal como ocurre con Arquímedes Puccio, quien ejerce su actividad sin el más mínimo asomo de remordimiento, al contrario, movido con la certeza absoluta del que hace lo correcto.  Navegando entre las mareas de la post-dictadura, lidiando con militares desorientados y políticos emergentes, donde cada uno sobrevive haciendo lo que mejor sabe hacer: unos delinquiendo y otros callando.   

‘El clan’, importante producción de Trapero, ficha clave en su cinematografía y en la historia argentina. 

@kayarojas

Docente Universidad Autónoma de Occidente

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