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‘El dador de recuerdos’, la nueva saga

Basada en un libro que lleva mismo nombre, esta es una película sencilla en su historia y estructura. Una nueva saga que empieza con comunidades y códigos a bordo, que pontifica sobre mundos ideales, pero por lo mismo, inexistentes.

28 de septiembre de 2014 Por: Claudia Rojas Arbeláez | Especial para GACETA

Basada en un libro que lleva mismo nombre, esta es una película sencilla en su historia y estructura. Una nueva saga que empieza con comunidades y códigos a bordo, que pontifica sobre mundos ideales, pero por lo mismo, inexistentes.

Esta es la historia de Jonas, un adolescente que está próximo a dejar su niñez y desempeñar un oficio útil para la sociedad que habita. En su grupo de amigos, al mejor estilo de Harry Potter, Jonas también tiene dos amigos, Fiona y Asher, con quienes se jura amistad y fidelidad eterna. En su mundo los colores no existen. Y jóvenes, niños y adultos cumplen normas que incluyen su manera de hablar y de relacionarse entre unos y otros. Mientras tanto son vigilados por robots aéreos que, al mejor estilo del Big Brother, reportan todo a la jefe Elder (Meryl Streep), quien aparece donde quiere gracias a la tele transportación. En esta comunidad aislada, Jonas y otros tantos jóvenes, cientos quizás, se preparan para asistir a una ceremonia muy especial en la que serán promovidos a su siguiente nivel y les será asignado un oficio para su vida adulta. Su amiga Fiona deberá cuidar a los bebes recién nacidos, mientras que su amigo Asher será un controlador de los robots aéreos. Ante la mirada de todos, Jonas es designado como el guardador de los recuerdos para la siguiente generación. Tal responsabilidad lo convierte en un ser único, lleno de privilegios que le permiten acceder a mucha información y dar pocas explicaciones. Para asumir su nuevo rol, el chico empieza a recibir la inducción de su antecesor (Jeff Bridges), quien le implanta recuerdos muy lejanos de lo vivido por la humanidad en sus antecesoras generaciones o tal vez vivencias actuales de sociedades distantes. Solo hasta el final podremos saberlo. Sin embargo, estos recuerdos generan malestar e insatisfacción en un Jonás que empieza a cuestionarlo todo y a querer saber más. Emergen los colores asociados a las emociones, el dolor, las lágrimas y el amor. Y también las palabras, muchas censuradas en su mundo actual. Así, a medida que avanza la historia, se desarrolla como casi todas las de su tipo, generando la expectativa del sujeto que quiere liberarse y lucha por sacar de su ignorancia a su pueblo. Quienes carecen de memoria y recuerdos. De ahí su nombre. Esta es ‘El dador de recuerdos’ dirigida por Phillip Noyce (‘El coleccionista de huesos’ 1991 y varias series de televisión entre ellas ‘Brotherhood y la actual ‘Revenge’) es una adaptación de una novela juvenil que lleva su mismo nombre, escrita por Lois Lowry. Aquí vamos de nuevo. Adentrándonos en comunidades asiladas, mundos perfectos, controlados con normas que sus habitantes obedecen sin cuestionarse por qué. Y mientras allá todo ocurre de manera organizada, en la sala, los espectadores nos enfrentamos a aquella sensación de reconocer esta anécdota casi desde su arranque. Pocas cosas nos pueden sorprender cuando se trata de historias de este tipo, de individuos que viven en condiciones aisladas y que por alguna razón abren los ojos. Entonces el devenir de los acontecimientos narrativos se da de manera natural y aunque no nos sorprende, si logra satisfacernos al menos en su propuesta visual. Eso sí, es importante no perder las perspectiva que esta película es la adaptación de una novela infantil y como tal es blanca, carente de demonio, maldad y veneno. De ahí que su trama sea simple y casi inocente. Así ‘El dador de recuerdos’ se suma a tantas otras de su estilo donde las cofradías, los grupos y ubicarse los bandos son tan importantes para salvar el mundo. Una película para pelaitos.

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