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El comienzo de 'Ciudad Delirio', retrato de una Cali salsera

El filme sobre la mística de la salsa caleña, dio apertura por todo lo alto del Festival Internacional de Cine de Cartagena. Crónica de su concepción.

16 de marzo de 2014 Por: Jorge Enrique Rojas | El País.

El filme sobre la mística de la salsa caleña, dio apertura por todo lo alto del Festival Internacional de Cine de Cartagena. Crónica de su concepción.

Esto hay que contarlo empezando por el final. Y el final fue una película: Ciudad Delirio, que en la noche del pasado jueves fue proyectada en Cartagena para darle apertura al Festival Internacional de Cine que ese día comenzó en esa ciudad. Entonces este es un bello final, con salsa al fondo y pies moviéndose en la oscuridad. Porque la película es un baile contagioso que sirve para contar otra historia distinta a la de la violencia y los cuerpos cayendo en las esquinas de Cali; es, al contrario, la historia de un lugar donde la salsa es el estado de ánimo que salva a miles de chicos de pararse en una esquina a bailar con la muerte; es la historia de la persistencia, de la lucha de otros miles por dar los pasos correctos; la historia de una ciudad que puede ser tan delirante como esa de murallas invencibles y mar de postal que aplaudió lo que vio en la pantalla. Así que después del 11 de abril, cuando Ciudad Delirio llegue a los teatros del país, todo aquello, el intento por convertir esa otra historia en una película, seguramente será celebrado con manos y pies por la gente que la vea y la baile en la penumbra de los cines. Hace un par de días, eso fue lo que ocurrió en Cartagena.El principio de este final que ahora recién empieza está ubicado cuatro años atrás en el tiempo. El productor Diego Ramírez cuenta que el génesis fue una idea a la que le estuvo dando vueltas mucho rato. Era la idea de hacer una película sobre Cali cuyo telón de fondo fuera Delirio, aquel espectáculo de salsa y circo que desde el 2006 se convirtió en el apellido que poco a poco ha ido borrando todos los otros apellidos que no hace mucho tuvo también la ciudad: droga, bombas, peligro, Rodríguez, cartel. Cuando le contó de su intención a la española Elena Manrique, quien estuvo detrás de producciones como El Laberinto del fauno, ella le dijo sin vacilar que quería ser la coproductora. Elena estaba por esos días en Cali y el champús y el chontaduro, dice Diego sonriente, ya habían surtido efecto.Elena y Diego, ya juntos, empezaron a pensar en la importancia de que la historia fuera dirigida por ojos con capacidad de asombro. Ojos que aún no se hubieran acostumbrado a ver cómo el milagro de la salsa salva vidas en un sitio donde algunas vidas duran menos que un disco de salsa. Así, dice ella, fue como se le ocurrió el nombre de Chus Gutiérrez, con quien había trabajado en El Calentito, un filme súper musical que contaba la historia de un grupo ochentero de chicas punk. En este génesis pues, después del primer hombre y la primera mujer, Dios quiso que en vez de serpiente lo siguiente que llegara al mundo fuera otra mujer. Una que parecía hecha para esa película que todavía no existía. Una que tuviera, por ejemplo, una hermana y una hija bailarinas.Chus estuvo un mes en Cali. Al lado de Elena recorrió todo lo que pudo, las escuelas de baile, la carpa de circo donde el último viernes de cada mes la salsa se convierte en milagro, los barrios pobres, las esquinas donde la muerte danza coqueta, los grilles donde la vida es todavía más hembra. Las dos, ya en España, escribieron un guión que tuvieron listo en más o menos dos meses. El título para todo lo que vieron no podía ser otro: Ciudad Delirio.“Cuando me propusieron hacer esta película no queríamos hablar de violencia. A veces creo que está bien contar la otra cara: los miedos de unos bailarines, las dudas de un hombre que siente que con su trabajo ya no llega a ninguna parte, la salsa. A mí me dejó de piedra ver bares que a las once de la mañana ya tuvieran gente bailando. Y cuando bailas pasan cosas. En Cali, el baile ayuda a todos esos chicos para que no pierdan la cabeza. Ustedes tienen un patrimonio que creo no saben: ¡bailan en pareja! Comunicarse en pareja es una de las cosas más maravillosas del mundo”, dijo Chus el pasado viernes en Cartagena, explicando sobre los asuntos que cuenta la película.Chus, que lo había visto en el cine, pero también haciendo ejercicio en un gimnasio, escogió a Julián Villagrán para que interpretara a Javier, el médico español que al extraviarse en el delirio de Cali se encuentra consigo mismo. Diego Ramírez, por su lado, escogió a la caleña Carolina Ramírez para que hiciera de Angie, la bailarina que dirige una escuela de salsa y sueña con que sus alumnos puedan llegar a hacer parte del show de Delirio.Cuando recibió la llamada, Carolina estaba protagonizando La Pola, novela histórica donde ella se vestía de heroína. Y a pesar del agite de ese tiempo, desde que le hicieron la propuesta dijo que sí. Carolina, que antes de ser actriz se formó como bailarina, tuvo que entrenarse con voluntad de triatlonista para vestirse de Angie y poder seguirle al paso a los 233 bailarines profesionales que aparecen en la película. Así que durante seis semanas ella también estuvo en Cali, practicando con la coreógrafa de Delirio para poder bailar salsa como solo es posible en una ciudad donde eso es mucho más que baile. El viernes, luego de haber visto la película al fin, pelo recogido como bailarina de ballet, vestido de flores, decía sonriente que estaba segura de que Ciudad Delirio había cumplido con lo que ella esperaba y se imaginaba justo cuando estaba grabando: “Esta es una película que sin mayores pretensiones logra su cometido, que es entretener”.Elena, la coproductora, sonreía también ese día. Su sonrisa, era en parte el desahogo de las angustias y los problemas que hubo al principio, cuando el mundo fue un caos y Dios mando algunas tormentas, quizás, para probar de qué arcilla estaban hechos ese hombre y esa mujer que un día decidieron juntarse para hacer una película hermosa sobre una ciudad donde tantos solo ven lo feo. Porque al principio hubo problemas como los hay en todas las coproducciones, inconvenientes, burocracia, falta de fe: “Tardamos mucho en que nos hicieran caso, pero cuando nos hizo caso el primero nos hicieron caso todos”, suelta ella ahora sin parar de sonreír.Ese, en resumen, es el comienzo de todo. Al menos el comienzo menos visible. Porque el verdadero principio ya lo hemos visto, sobre todo los que somos caleños: el principio de todas las cosas es esa ciudad donde el mundo es un pañuelo, donde un guaro sabe mejor que el vino, donde un man con unos tarros y un parlante vive de armar rumbas debajo un puente, donde los semáforos en rojo son pistas de baile, donde los niños bailan y luego crecen, donde los discos de vinilo son tesoros incalculables, la ciudad de taxistas que manejan el carro “como volador sin palo” para llegar a tiempo al aeropuerto, donde los cables de luz cortan el cielo, donde los zapatos que no sirven cuelgan de ese cielo, donde arepitas deliciosas se asan al carbón en cualquier esquina, donde las mujeres son flores, donde los besos nocturnos tienen aliento de aguardiente, donde un español sin cintura aprende a bailar salsa y entiende que la salsa no es solo un baile. El principio es ese, todo lo que finalmente sale en la película que Dios quiso se llamara Ciudad Delirio.Tras bambalinasComo trasfondo de la historia de amor se encuentra el Show Delirio, un espectáculo real en Cali, que combina bailarines de salsa, artistas de circo y orquesta en vivo, más de 200 artistas en el escenario.Carolina Ramírez, protagonista de ‘Ciudad Delirio’ se convirtió en un miembro más del Show Delirio para conocer cada uno de los movimientos y la forma en la que se relacionaban los bailarines de este espectáculo y lograr que su papel fuera lo más real posible. A pesar de ser bailarina profesional, Carolina estuvo seis semanas enteras en entrenamiento todos los días con la coreógrafa Viviana Vargas, artista central del Show Delirio y doce veces campeona mundial de salsa. Blanca Li, coreógrafa española y quien ha trabajado para artistas como Daft Punk, Lily Allen, Kylie Minogue y Beyonce, entre otros, viajó especialmente a Cali y diseñó y montó cuatro coreografías especialmente para la película.

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