El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cultura

Artículo

'Doce años de esclavitud': de nuevo la opresión es llevada a la gran pantalla

Con sus nueve nominaciones al Oscar, esta película se perfila como una de las más emotivas del año. Basada en un hecho real, el filme le niega al espectador la posibilidad de liberarse de su drama. Ya se encuentra en las carteleras colombianas.

7 de febrero de 2014 Por: Especial para GACETA | Claudia Rojas Arbeláez*

Con sus nueve nominaciones al Oscar, esta película se perfila como una de las más emotivas del año. Basada en un hecho real, el filme le niega al espectador la posibilidad de liberarse de su drama. Ya se encuentra en las carteleras colombianas.

Salomon Nothup es un afroamericano que vive en el estado de Nueva York, tiene dos hijos y es virtuoso tocando el violín. Ameniza fiestas y lo que gana le permite vivir de manera holgada y con su familia a la que adora. Camina con la frente en alto, no se avergüenza de nada y donde va lo respetan y tratan como el caballero de clase media que es. Sí, tiene una vida armoniosa y perfecta… a nadie parece importarle el color de su piel. Ups… perdón, olvidé mencionar solo un detalle: corre el año de 1841 y a varios cientos de kilómetros de él, en los estados de sur de Estados Unidos, la esclavitud todavía existe. Y por lo mismo, los hombres como él son apetecibles en el mercado. Su piel marca su destino y en su propósito de mejorar su ingreso acepta ser parte de un espectáculo novedoso por aquellos días. Pero la travesía que va a desarrollarse en la vecina ciudad de Washington, toma un rumbo inesperado cuando es secuestrado por un par de sujetos que tienen como propósito venderlo a él y a otros cuantos que han capturado, por aquí y por allá, en los estados del sur.Esta es ‘Doce años de esclavitud’, una película dirigida por Steve McQueen, quien no ha parado de sorprender a la crítica desde sus inicios cinematográficos. Aún conservamos en la memoria el rastro tibio de las imágenes manifiestas de un hombre adicto al sexo, como lo vimos en ‘Shame’ (2011) y ahora nos encontramos con otra historia no menos inquietante.El director británico, que ha construido su carrera con temas tan poderosos como llenos de espinas, encara esta vez la esclavitud desde su manera más intima y descarnada. El gran logro de McQueen no radica en el tema. Al fin y al cabo, ésta no es la primera película que aborda el tema de la esclavitud en Estados Unidos, pero sí se acerca al tema de una manera particular y única, haciendo uso de una gramática cinematográfica que ha ido desarrollando en su corta pero acertada carrera. Se trata de un camino que ha emprendido con temeridad, no solo por la escogencia de sus guiones y de sus personajes profundos como inabordables, sino por la destreza con la que ha sabido caminar por el filo de temas adustos. En sus dos largometrajes anteriores, McQueen estuvo acompañado de Michael Fassbender quien fue el protagonista de sus dos películas anteriores. Esta vez no podía ser la excepción. Junto a Chiwetel Ejiofor en el papel de Salomon Nothup, Fassbender realiza otra de sus sobradas actuaciones interpretando al maestro Epps, uno de los hacendados que lo esclavizó. Pero todo esto sin duda es producto de la mano de un director que sabe administrar una historia y un conflicto intimista, pero no por esto menos incómodo y doloroso. Es por esto que ‘Doce años de esclavitud’ sostiene el pulso durante las dos horas de duración. Dos horas en las que es imposible no sentirse incómodo de estar en una sala observando las vejaciones que en nombre de la propiedad y la ley cometían aquellos dueños de plantaciones algodoneras y cañaduzales. Steve McQueen sabe tomarse su tiempo para mostrarnos cada detalle de la vida de aquellos personajes anónimos y sin pasado. Siempre ha sabido hacerlo, colmándonos de imágenes generosas de aquellos universos que los absorben. Y así, poco a poco empezamos a olvidarmos del violinista virtuoso de Nueva York y nos acostumbrarnos al ahora llamado Pat, a secas. El hombre de familia ahora es un esclavo más, uno de tantos, ese que tiene que negar su esencia y callar sus conocimientos para mantenerse con vida. Sin saber si algún día podrá salir de allí. A su lado, sin embargo, la realidad es solo una, fría, asesina e injusta. Llena de azotes y sangre, carente de corazón. Pero por alguna extraña razón él mantiene su dignidad allí, latente, como una pequeña llama que no se extingue ni siquiera por las traiciones de sus cercanos. En su esclavitud, Pats pasa de dueños y en su viaje lo acompañamos entre plantaciones, caminos y pantanos acompañado por otros como él.En ‘Doce años de esclavitud’ McQueen fluye con soltura y pone a prueba a sus actores para permitir que en ellos aflore aquel personaje que subsiste. Con una escasa musicalización, explota los silencios de las secuencias, consiguiendo transmitirnos la incomodidad de ser indiferentes a la desesperanza y el dolor. Pero con todo y eso apenas si alcanza el matiz que requiere una película con una temática como estas. Eso sí, sin caer en melodramas excesivos ni lastimeros. Sin embargo, consigue lanzar en nuestra cara una bomba que explota para llevarnos a comprender que todo aquello bien pudo ser tan terrible como el holocausto, pero que pocas veces nos hemos detenido a pensarlo. Basada en un libro autobiográfico, ‘Doce años de esclavitud’ tiene sin duda todos aquellos elementos que la pueden convertir en una de esas películas ganadoras de la estatuilla. Coproducida por Brad Pitt, quien también realiza un pequeño papel, podría convertirse en esa cuota política que siempre termina siendo bien recibida.*Docente de la Universidad Autónoma de Occidente / @kayarojas

AHORA EN Cultura