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Crece la pasión por el cine en las universidades de Cali

En Cali crece el interés de los universitarios por llevar historias de distintos géneros a la gran pantalla. Sin embargo, alumnos y docentes piden espacios de exhibición para los trabajos de estos cineastas en ciernes.

14 de febrero de 2016 Por: Ánderson Zapata, especial para El País

En Cali crece el interés de los universitarios por llevar historias de distintos géneros a la gran pantalla. Sin embargo, alumnos y docentes piden espacios de exhibición para los trabajos de estos cineastas en ciernes.

Por los pasillos de la Universidad Autónoma se les ve caminar presurosos, de un lado a otro, con sus cámaras al hombro. Con sus regletas y micrófonos. Son los estudiantes que quieren llevar hasta la escena final el largometraje que concibieron en un aula de clases, ‘Siembra’.

Juan Carlos Romero, el director del programa de Cine y Comunicación Digital de la Universidad, les sigue de cerca los pasos. Y tiene fe de que los muchachos lograrán su cometido  a pesar de que sabe que el séptimo arte es un camino largo y difícil. “Para terminar estos proyectos se debe ser persistente y tener pasión por lo que nadie cree, pues el cine es inmaterial; primero existe en la mente de una persona y para volverse material necesita del esfuerzo  de muchas”.  

Pero ‘Siembra’ no es el único reto  audiovisual que han echado a rodar en la Autónoma. Otro ejemplo es  el  largometraje ‘Padre hijo y espíritu santo’, hecho en  animación 3D.

Es que la ciudad parece hoy un  gran laboratorio del lenguaje audiovisual, que ha ido creciendo de la mano de espacios académicos en los que se están formando nuevos cineastas. 

El proceso comenzó hace  décadas en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle, que escribió su época dorada con nombres como Carlos Mayolo, Antonio Dorado y Óscar Campo. Pero en los últimos años nacieron  el programa de Cine y Comunicación Digital de la Universidad Autónoma y la Escuela de Cine Digital de Pakiko Ordóñez. 

Entonces los muchachos que soñaban con el cine  ya no tuvieron que verse en la obligación de irse a estudiar a Bogotá o Nueva York. Y a eso se sumó la creación de la Ley Nacional de Cine de  2003, que permitió que en el país renacieran iniciativas cinematográficas gracias al Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.

Esto se convirtió en la gran motivación de nuevos cineastas como Juliana Castañeda, que   estudia Comunicación en la Univalle. De no ser por esta Ley, dice, “serían pocas las posibilidades de realizar y difundir documentales y producciones audiovisuales de estudiantes y docentes”. En eso está de acuerdo el propio  Romero, quien resalta que en los últimos 20 años el avance “ha sido enorme”.  

El rollo de las universidades

Pero, a la par con las posibilidades que ofrece la Ley, las escuelas han enriquecido sus propuestas académicas para cualificar a  los realizadores con el fin de que sus propuestas sean originales y bien contadas.

Se ha puesto especial énfasis en aspectos como desarrollo técnico y estético y  dirección, elaboración de guiones y productos digitales. 

En Colombia, la Universidad Nacional fue la primera en crear una carrera de pregrado llamada Cine y Televisión, hace 30 años. Desde entonces,  otras universidades se sumaron al llamado del séptimo arte.

En la Universidad del Valle,  tras esa primera generación de brillantes cineastas encabezada por Mayolo, nació otra de la que han sido protagonistas   Carlos Moreno, director de ‘Perro come perro’, filme ganador de premios internacionales como ‘Estímulo para desarrollo del Programa Ibermedia’; Jorge Navas, el hombre detrás de ‘La sangre y la lluvia’, y Óscar Ruiz Navia, de ‘El vuelco del cangrejo’.

Para William Vega, director de ‘La Sirga’, con la que ganó los premios a Mejor Director y Mejor Fotografía del Festival de Cine de Lima, el hecho de que hoy  muchas producciones nacionales sean premiadas se debe a “los procesos universitarios; en muchos casos algunas producciones  nacieron como proyectos académicos”.

Óscar Campo, actual docente de la Universidad del Valle, comenta que hoy la  apuesta es producir conocimiento a través de las películas, pues  los documentales y trabajos periodísticos que desarrollan los estudiantes --crónicas, reportajes y  periodismo investigativo-- son llevados al plano audiovisual.

Y cuenta que a través de talleres de realización, estos aprenden a crear y producir obras en varios géneros y soportes audiovisuales, actividades que se deben realizar constantemente para que se  adapten  al entorno laboral.

Es la apuesta de la Escuela de Cine Digital y Artes Audiovisuales de Cali, dirigida por Pakiko Ordóñez, que hizo parte de la generación del Caliwood. 

Allí, desde las primeras clases, los alumnos comienzan a realizar su película, “lo que los induce a crear la biografía del personaje, la escaleta, el guion literario, el glosario audiovisual, planear la producción, el casting y el presupuesto”, comenta Pakiko. 

 Y agrega que “luego se hace un plan de rodaje para cortometraje; pero si es un documental, que requiere investigación, el proceso es más largo”.

Ahora bien, una de las mayores angustias del estudiante es  difundir sus proyectos al público; muchas veces se quedan en el ámbito académico. 

Lo sabe Antonio Dorado, director de la película ‘El Rey’, una de las más importantes de la historia del cine caleño. “Paradójicamente en Cali hay mucha producción audiovisual  de los estudiantes, pero no hay espacios de difusión. Y lo que generalmente ocurre es que los largometrajes y cortometrajes circulan por  ventanas internacionales de festivales, pero no hay un espacio fijo de transmisión en Cali”.

Como alternativa, algunos docentes  recomiendan a sus estudiantes promocionar sus obras en plataformas web como filmsshort.com en donde pueden ser vistas por organizadores de festivales del mundo. Así, los pueden escoger para ser exhibidos.  

Otra opción para llamar al público son blogs o canales de YouTube. De esta manera se dan a conocer a la empresa privada y así obtener financiación. Julián Guerrero, estudiante de cine, espera que el apoyo de la empresa privada a las producciones de recién egresados sea mayor para obtener más recursos y sacar adelante proyectos estancados por falta de presupuesto. 

Mucho más que películas

Lo que también tienen claro los docentes de las escuelas de cine es que un cinematografista, además de hacer películas y guiones, también puede desempeñarse en campos como publicidad, televisión, creación de web series, proyectos de realidad virtual o sumarse a un equipo de creativos que realicen videojuegos.

Otra área que se abre espacio es el cine de animación, aunque en Colombia, como en el resto de América Latina, ha tenido un desarrollo lento.

Juan Manuel Acuña es el encargado de la animación 3D de ‘Padre, hijo y espíritu santo’, que se desarrolla en la Autónoma desde hace tres años. El joven comenta que hoy la animación es una alternativa real para hacer cine y que si un grupo quiere hacer cine independiente, con la ayuda de la animación se pueden encontrar caminos para lograrlo de forma  efectiva, ya que desde hace algunos años las tecnologías que permiten hacer este tipo de proyectos bajaron de precio.

“En la carrera de cine a los estudiantes lo primero que se les enseña es a contar una buena historia. Y contarla bien con los medios específicos que provee la animación, lo cual sirve de contraste para que ellos entiendan cuáles son los medios específicos del cine”, dice Juan Manuel.

No hay duda: el camino de llevar una historia a la gran pantalla es largo y no siempre fácil. Pero se puede. ¡Acción!

*Integrante del Semillero de Periodismo  UAO - El País

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