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Con 'De noches y de perros', el dibujo se toma la galería Jenny Vilá

Con esta muestra, las artistas Angélica Zorrilla y Catalina Jaramillo, la primera caleña y la segunda paisa, son una muestra del buen momento que vive el dibujo en la escena artística nacional.

2 de marzo de 2014 Por: Redacción de GACETA

Con esta muestra, las artistas Angélica Zorrilla y Catalina Jaramillo, la primera caleña y la segunda paisa, son una muestra del buen momento que vive el dibujo en la escena artística nacional.

Catalina, desde 2007 usted ha venido participando en exposiciones colectivas e individuales. ¿El dibujo siempre ha sido una constante en su obraSí. Mi trabajo ha estado muy ligado al dibujo desde siempre, pero a veces varía, dependiendo del proyecto en el que esté. Por ejemplo, hace poco tuve una serie en cerámica porque buscaba reconstruir los objetos de una casa en la que viví y que se incendió. En ese caso la cerámica me permitía lograr lo que quería. Sin embargo, el dibujo ha sido a la vez una búsqueda y una forma de experimentar.De hecho, su última serie estuvo compuesta por unos dibujos hechos con humo, los cuales presentó en ArtBo...Sí, ese fue uno de los ejemplos de experimentación. Una de las cosas que permite el dibujo es justamente eso, experimentar sin necesidad de buscar los medios más complejos. Después de haber sido visto por años como un arte menor, el dibujo parece estar pasando por su mejor momento...Sí, definitivamente hay un ‘boom’ del dibujo. Y fue un poco lo mismo que les sucedió a las artes gráficas. Hoy, por ejemplo, mi generación, los que están entre los 25 y 35 años, están volcados hacia el dibujo. Creo que se debe a varias cosas: el no querer hacer artes mayores, lo fácil de transportar los materiales, su economía, y quizá, también, tener referentes tan importantes como José Antonio Suárez, que ha sido modelo para tantos jóvenes. Todo eso ha influido.En su caso particular, ¿cómo llegó al dibujo?Por accidente. Mi profundización en la universidad fue en medios digitales. Pero a mí siempre me interesó que lo digital se viera muy manual, así que yo lo que hacía era dibujar con una tableta digital —aún lo hago—. Eso representaba la facilidad de no tener desperdicio. Y la práctica persistió. ¿En qué consiste esta propuesta que trae a Cali? La exposición se llama ‘De perros y de noches’. Mi parte se refiere a las noches y es una colección que tengo de sueños. Para resumirlo, es una especie de literatura onírica en dibujo, muy orientado hacia el juego. Angélica, usted viene de exponer en Bangkok, invitada por José Antonio Suárez, para hacer una propuesta de arte bicultural. ¿En qué consistió?El proyecto se llamó ‘Ping-pong’ y consistía en que cuatro dibujantes colombianos íbamos a cuatro países de Asia y el Pacífico: Tailandia, China, India y Australia. A mí me tocó Tailandia. Una vez en el país, debíamos proponer al artista local una lista de diez palabras y viceversa. No teníamos posibilidad de ningún contacto, más allá de esas veinte palabras. Al final, salieron 20 dibujos de cada uno y fue interesante porque con ello se reflejaron las diferencias culturales. Angélica, esta exposición marca su regreso a casa... Sí. Soy caleña al igual que toda mi familia. Pero me fui a Bogotá a los diez años. Por eso estoy ansiosa y con muchas expectativas de lo que pueda pasar aquí. ¿Cómo percibe el buen momento por el que pasa el dibujo en Colombia?Un lugar común cuando uno revisa el arte de Colombia es que este es un país de dibujantes; desde José María Espinosa, pasando por la Expedición Botánica y la Comisión Corográfica, en Colombia ha habido un trabajo con el dibujo fuertísimo. Y ahora lo que está pasando es que los artistas jóvenes nos hemos venido acercando otra vez al medio, porque es un registro inmediato de lo que está pasando con uno y con el mundo. Ahora, el ‘boom’ no es solo en este país sino en el mundo, y creo que eso tiene que ver con el dibujo visto como un medio como tal, donde no existe la subordinación que se requiere para poder entender una escultura o una pintura.Angélica, ¿en qué consiste su serie ‘De perros’?Desde 2008 vengo investigando sobre la melancolía. Y esta serie de perros está ligada a esa investigación. La obra parte del galgo que aparece en el trabajo de Durero y coincide con un evento desafortunado de mi vida: mi perro, que es un miembro fundamental en mi familia, está muy enfermo. Es un homenaje al perro, ese ser que, dicen, está entre los hombres y los dioses y nos ayuda a habitar el mundo.

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