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La propuesta de las Naciones Unidas es que se proteja un 30% para conservar el sistema marino con un mínimo. | Foto: Especiales para El País

Cristina Romera, invitada al Hay Festival Cartagena, habla sobre la huella del ser humano en los océanos

Cristina Romera es una de las invitadas especiales al Hay Festival Cartagena, donde habla sobre la huella que ha dejado el ser humano en los océanos.

29 de enero de 2023 Por: Elpais.com.co

Cada vez que se habla del cambio climático el panorama se vuelve apocalíptico, parece que no hay solución alguna, o al menos, no se quieren tomar las medidas necesarias para evitarlo.

Por eso, y por su trabajo como investigadora en el Instituto de Ciencias Del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, la oceanografa Cristina Romera dijo no a la primera oferta de escribir un libro sobre los océanos y el cambio climático.

Al llegar la pandemia y con la idea de tratar este tema desde un lado más positivo, surgió ‘Antropocéano’, un libro que habla sobre la importancia de los mares, la huella del ser humano en ellos y el futuro del planeta, todo basado en estudios científicos e historias reales para exponer los problemas que se le ha causado al mar, pero también las acciones positivas que se están llevando a cabo para remediarlos.

“No solo es posible revertir algunos de los errores medioambientales que hemos cometido, sino que podemos hacer que el océano se convierta en nuestro mejor aliado para mitigar los efectos del cambio climático”, se lee en una parte del libro.

Cristina Romera es una de las invitadas especiales al Hay Festival Cartagena, donde habla sobre la huella que ha dejado el ser humano en los océanos y las consecuencias que ya se están viviendo.

¿Cómo surgió la idea del libro?
Vengo trabajando el tema de oceanografía y la editorial me ofreció publicar un libro que tuviera la visión de esperanza, porque hay muchos libros sobre el cambio climático y lo mal que está todo.

¿Cuál fue la idea inicial del libro?
Mi idea era contar los problemas que tiene el océano, pero también hablar de las soluciones, que es de lo que menos se habla, porque la gente tiene la sensación de que todo está perdido, que no hay nada qué hacer.

Lo que quería transmitir con este libro, y llegar a gente que no es del ámbito científico, era que sí hay esperanza, si existen soluciones y que se están poniendo en marcha.

¿Cuáles son los mayores problemas que afrontan los océanos?
Son varios. El océano está siendo atacado desde varios frentes. Por un lado, está el tema de las emisiones de gases del efecto invernadero y el océano nos da un servicio al absorber un tercio de ese exceso de emisiones que lanzamos, lo que evita que la tierra se caliente aún más, por lo que es un servicio muy bueno.

Además, el océano capta el 90% del calor que producen esas emisiones. El problema es que todo esto tiene unas consecuencias para el océano, como la acidificación que afecta a los organismos que tienen conchas o estructuras calcáreas.

Luego también hace que el agua se caliente y que cambie el funcionamiento de muchos organismos y afecta a las corrientes marinas. También está el tema de la sobrepesca, la polución por plástico, por compuestos químicos. La situación es que hay que hacer algo para protegerlo y conservarlo.

¿Qué tanto se está haciendo para protegerlo?
En algunos sitios hay soluciones en marcha. Es el caso de las áreas marinas protegidas, que son zonas del océano que se protegen contra la pesca y otras actividades extractivas, y se ha visto que en esas zonas ha aumentado mucho la biodiversidad y las poblaciones de peces, lo que ha hecho que las zonas circundantes aumente la posibilidad de pescar más.

Aunque parezca contraproducente que se prohíba la pesca en unas zonas, termina beneficiando a los pescadores de las regiones circundantes de la zona protegidas. Es mucho más rentable proteger. Es una solución que ya se está implementando y funciona, pero hasta el momento solo se ha protegido un 7% del océano, y protegido de manera estricta, donde no se puede desarrollar ninguna actividad, sólo el 3%, lo cual es muy poco.

También se encuentran las zonas de manglares. En el Suroeste asiático se han eliminado muchas de estas zonas para construir granjas de gambas o campos de arroz. Con el tiempo, se ha visto que mantener el manglar era mucho más rentable, económicamente, que ese cambio de actividades. Por eso, muchos de estos países han empezado a restaurar dichos ecosistemas.

Habla de problemas que tienen solución, ¿Existen otros que sean irreversibles?
Todo el plástico que hay en el mar. La gente siempre me pregunta: ¿Eso se puede limpiar? y la respuesta es no, porque hay demasiado plástico y se ha desecho en partículas en microplástico o organoplástico, que es imposible de limpiar. Es cuestión de tiempo de que acaben en el fondo acumuladas en el sedimento de manera que se retiren de la columna de agua y se retiren de circulación y no lleguen a nosotros, pero para eso falta mucho tiempo.

Lo que debemos hacer es evitar que ese plástico siga llegando al mar. Hay muchas cosas donde el daño está hecho, que es muy difícil de rectificar, pero podemos evitar que se vaya a más.

¿Existe solución evitar el impacto del plástico en el océano?
Existen proyectos que buscan sacar el plástico de los océanos, y aún así veo casi imposible que puedan sacarlo todo, pero el gran problema son los microplásticos que son muy difíciles de eliminar.

¿Cómo ha visto el papel de los gobiernos con respecto a la problemática de los océanos?
No se hace lo suficiente. Se organizan cumbres, pero al final los acuerdos son muy laxos y no se llevan a cabo. Hay que poner medidas más fuertes y en una verdadera cooperación internacional, porque que solo un gobierno ponga medidas en su zona, no servirá de mucho porque todo está conectado, y lo que hagas en tu costa afectará a otras zonas del océano. No se toman medidas contundentes y no se toma en serio todo lo que está ocurriendo con el océano.

¿Y qué se puede hacer individualmente?
Lo primero es ser consciente de lo que el océano hace por nosotros, nos hace un servicio enorme, incluso si vivimos lejos de él, porque tú lo que hagas, en cualquier parte donde vivas, afecta al océano, y todo esto termina afectándote a ti, afecta al clima, los alimentos marinos que consumimos, entre otras cosas.

El problema es que llevamos un ritmo de vida acelerado, sin detenernos a pensar en que cada vez que consumimos algo tiene un impacto ambiental. Ser más consciente en ello ayudaría mucho, sobre todo en la necesidad de reducir el consumismo y evitar el generar residuos

La gente piensa que las acciones individuales no tienen mucha repercusión, pero ha salido un estudio que dice que el 70% de las acciones necesarias para mantener la temperatura por debajo de 1.5 grados está en manos de empresa y gobierno, el 30% restante está en manos de nosotros como individuos.

Pero somos nosotros los que elegimos a los gobiernos, y somos nosotros quienes decidimos comprarle a esas empresas, por lo que podemos influir de esa manera.

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