Cómo el actor Hugh Jackman se preparó para interpretar 'Gigantes de acero'

Este viernes se estrena la película protagonizada por el australiano Hugh Jackman.

Es el año 2020 y los humanos se aburrieron de ver a dos boxeadores trenzados en golpes hasta desfallecer. La evolución tecnológica ha permitido que la humanidad ventile sus comportamientos agresivos a través de gigantes metálicos que pueden quedar destruidos en el ring, sin afectar la salud o los sentimientos de nadie.De eso se trata ‘Gigantes de acero’, la nueva producción de Disney que se estrena este viernes 7 de octubre, protagonizada por el actor australiano Hugh Jackman. De la preparación de su personaje, que incluyó un arduo entrenamiento en boxeo, el actor habló con El País. En ‘Gigantes de acero’ usted entró al ring de la mano del ex boxeador Sugar Ray Leonard ¿Cómo se sintió?Fue muy interesante. El primer día que trabajamos juntos se filmaron escenas detrás de cámaras. Él es un campeón mundial, entonces me estaba entrenando y simulaba pegarme en el estómago, lo que, confieso, dolió un poco. Como la cámara estaba allí, él tenía ganas de divertirse. Nos llevamos muy bien.¿Le dejó alguna enseñanza?Me habló mucho sobre el entrenador, y esto fue algo que me sorprendió. Mi personaje es un entrenador, no un boxeador. Yo soy el dueño de los robots y los presento en peleas y los promociono. Sugar Ray trabajó muy duro, pero me dijo que yo nunca terminaría de entender la importancia del entrenador en boxeo. Me contó que no hay nada peor que un entrenador que no sabe hablarle al boxeador, cuándo callar y cuándo decir la frase exacta. Es durante el entrenamiento que uno se prepara mentalmente. La conexión entre el boxeador y el entrenador no se debe interrumpir en ningún momento. Y eso era algo en lo que no me había fijado. Fue estupendo. También fue muy abierto en lo que se refería al costo personal del boxeo. Para convertirse en un campeón del mundo muchas cosas se sacrifican en el camino. ¿Cómo consolidó su personaje de Charlie Kenton?Me familiaricé con la idea de alguien que se considera a sí mismo un fracaso, que tiene una autoestima muy baja. Y luego, tuve que comprender qué factores llevan a que uno actúe así, qué hace que una persona intente caer mal deliberadamente. Ése fue el costado emocional en el que más trabajé al principio. Pero también estaba el aspecto físico. Le aconsejé a Shawn, el director, que teníamos que conseguir algunas fotos mías en shorts de boxeo. Luego engordé nueve kilos porque quería que se notara que Charlie ya no se dedicaba al deporte. Cuando me reuní con Shawn, me dijo que estaba exagerado un poco, entonces tuve que adelgazar.¿Qué aspectos de la personalidad del personaje le costó interpretar?Interpretar su desesperación fue muy fuerte. Se trata de una persona que está desesperada por salir, pero que se siente atrapada desde todos lados. Para ser honesto, lo más poderoso de su personalidad sale a relucir cuando se le presenta la posibilidad de redimirse. Eso lo aterroriza, porque toma conciencia de las cosas que está poniendo en juego. Pero gana otra oportunidad. ¿Cree en las segundas oportunidades?Mi postura frente al fracaso es muy distinta a la de Charlie. No tengo la constante necesidad de triunfar para satisfacer a la gente que me rodea o a mí mismo. Puedo comprender que la sensación de afrontar una segunda oportunidad es mucho más aterradora que la primera. Aunque sepa cuáles son los riesgos, acepto todas las propuestas porque detesto sentirme prisionero del miedo… eso se siente aún peor que el mismo miedo, entonces lo enfrento. Creo que lo que más me gusta de la historia es el terror que siente Charlie ante la idea de que la segunda oportunidad sea la única forma de redimirse. No puedo decir que mi vida haya tenido la cantidad de tropiezos que atravesó Charlie. Pero, en todo caso, puedo relacionarme mejor que él con la idea del fracaso.¿Qué tan arriesgado es usted?En mi trabajo intento arriesgarme. Una vez hice un espectáculo unipersonal que fue levemente aterrador, porque estaba yo solo, cantando y bailando. Pero se siente bien. Nunca sentí más horror, ni siquiera en la ceremonia de entrega de los premios Oscar. Porque creo que cuanto más se familiariza uno con las cosas, menos miedo siente, fundamentalmente porque cae en la cuenta de que los resultados nunca son tan importantes como uno cree. ¿Esta película modifica los parámetros del género de filmes de deportes?Absolutamente. ‘Gigantes de acero’ es una película de deportes y también es un drama. Profundiza mucho en los personajes. Creo que ése fue uno de los principales objetivos del director.¿Qué tan fanático es del boxeo?Soy un fanático del boxeo. Entrené en Nueva York, lo que fue muy importante para la preparación de mi personaje, porque quería que luciera verosímil, que resultara verdadera. Mi entrenador me dijo que me iba a entrenar como si me estuviese preparando para la pelea por el título. Me encantó. Mi padre era un campeón de boxeo en el ejército británico. Adoraba boxear y hablaba de eso como de un deporte maravilloso. Sin embargo, cuando boxeábamos con mi hermano, siempre intentaba separarnos (Risas).¿Qué es más importante en su vida, ganar o ser respetado?Soy una persona competitiva, así que me gusta ganar. Pero creo que lo más importante es intentarlo. Hay una expresión muy común en Australia que refleja la importancia de la intención: “El único arrepentimiento real que una persona puede sufrir es el resultado de las cosas que no hizo”. Fracasar en algo no es tan importante, no es algo que se lamente al final del día. Prefiero ser respetado por la valentía. Ganar o perder son contingentes.¿Cómo definiría a un buen actor?Si el público cree en la interpretación del actor, si se siente transportado, si la historia se vuelve real y el actor logra transmitir distintas emociones, entonces es un gran actor.