Ben Stiller, un cómico noble
A sus 48 años, el actor y director es un ícono en el género de la comedia.
A sus 48 años, el actor y director es un ícono en el género de la comedia.
Aún con la fama que le han dado películas como La familia de mi novia, Una noche en el museo o Zoolander Ben Stiller conserva intactos, en su memoria, sus primeros intentos como director, usando una cámara Super 8. Recuerdo que disfrutaba muchísimo eso de filmar, esperar unos días para procesar la película y luego empezar a cortar y armar todo. Amo ese proceso, dijo en charla con El País. Sin embargo, la vida llevaría a Benjamin Edward Stiller primero a los caminos de la actuación y luego le daría la posibilidad de estar también detrás de cámaras. Nacido en Nueva York el 30 de noviembre de 1965, hijo del matrimonio de los comediantes Jerry Stiller y Anne Meara, desde niño se familiarizó con los escenarios y acudió a la Universidad de California en Los Ángeles para hacer estudios de cine que no completó. Se dedicó a abrirse paso como actor. Empezó primero por la televisión y de la mano de Steven Spielberg debutó, en 1987, en el cine con Imperio del sol. En 1994 daría el paso a la dirección con Reality bites. Tal vez no sea muy conocida esa faceta de director y productor como lo hizo en esta producción que fue la primera y de corte juvenil. Aunque Ben se quedó en la memoria de la gente por sus papeles en comedia, él también le apuesta a los dramas, dijo José Ignacio Sánchez, director de Cinemagazín. A sus 48 años, Ben es un ícono en el género de la comedia. Creo que es mejor director que actor, sin embargo, tiene un público al que le llega. Para mí no es de los mejores actores, recalca. Sin embargo el público lo tiene en mente por su participación en películas como Un loco a domicilio, Loco por Mary, Una noche en el Museo y la trilogía La familia de la novia, Los padres del novio y Los pequeños Focker, pero también por darle carácter al León Alex en la cinta animada Madagascar. Para Jerónimo Rivera, docente de cine en la Universidad de la Sabana, Stiller es uno de los últimos cómicos con una identidad propia, que responde al arquetipo del desafortunado, el de malas al que le pasa de todo por su torpeza, aunque su caracterización lo hace cercano al público, que puede sentirse identificado a diferencia de lo que pasa con otras actuaciones más exageradas como las de Adam Sandler o, en el otro extremo, Rowan Atkinson (Mr. Bean).En su rol como director no ha encontrado mucho reconocimiento, aunque Zoolander se ha ido convirtiendo poco a poco en película de culto. Como actor me parece genial porque logra ser convincente sin hacer payasadas o muecas exageradas. Es heredero del cine de Buster Keaton, los cómicos con cara de palo que son más graciosos cuando les pasan muchas cosas y escasamente se ríen o manifiestan emociones, agrega Rivera. En cuanto a escándalos, Sánchez anota que él ha guardado su vida personal lejos de esos estereotipos de hacer bulla con su intimidad. No es que esté muy dado a protagonizar escándalos. Y si de trabajo se trata, eso abunda para los próximos años: Ya se anunció que Zoolander tendrá segunda parte y además participará en los proyectos While We're Young, The Penguins of Madagascar y Una noche en el museo 3.