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Lo que más se recomienda en la etapa escolar es que los padres hagan un acompañamiento lejano, dejándole al niño ser autónomo. | Foto: Especial para El País

Si les ayuda a sus hijos a estudiar en casa, no caiga en estos errores

Algunos padres le dan más importancia a los estudios de sus hijos y aspiran a convertirlos en jóvenes brillantes. Sin embargo, no siempre tienen claro su papel en la educación escolar y a veces adoptan conductas erróneas. Consejos para evitarlas.

28 de julio de 2019 Por: Kelly García Cruz - Reportera de El País 

Si usted como padre se ha preguntado cómo debe involucrarse en la etapa escolar de sus hijos, tenga en cuenta que hay comportamientos que pueden afectar el desarrollo de los niños y ocasionar ciertos efectos negativos en su personalidad.

Ayudarles con los deberes académicos constantemente, hacer, revisar o corregir sus trabajos antes de que los entreguen, premiar o no las buenas calificaciones o vincular las tareas con castigos, controlar sus agendas escolares, exigirles buen rendimiento escolar o focalizar todo en los estudios y tratar de replicar el modelo y los métodos educativos que a usted le dieron son algunos de ellos.

Jenny De la Rosa, psicóloga clínica explica que el papel de los padres debe ser de guía, pero esto no significa que deban realizar las obligaciones de sus hijos. “Al guiar se educa y se enseña a ser responsable, a asumir compromisos. Cuando evitamos poner responsabilidades en los hombros de nuestros hijos, los estamos acostumbrando a obtener las cosas de forma fácil, sin ningún tipo de esfuerzo”.

Conozca los errores más comunes que cometen los padres en el proceso de aprendizaje de sus hijos y los consejos que brindan los expertos.

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Se creen los ‘profes’

Hay padres que no apoyan a los maestros y se muestran constantemente en desacuerdo con el profesor en presencia de sus hijos. Esta es otra conducta errónea que hay que evitar. “La complicidad entre padres y profesores, el compartir información, puede ayudar a que el menor progrese adecuadamente tanto a nivel académico como en lo que se refiere a su actitud y comportamiento”, expone Victoria Ovalle Montaño.

Otro error bastante reiterado de los padres es pensar que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos les van a servir a sus hijos y se los imponen y no tienen en cuenta que la educación, los colegios y los mismos niños han cambiado. Lo que se debe hacer es promover un aprendizaje integral, en el que esté incluido el bienestar físico y el desarrollo motriz, social y emocional.

Por otro lado, hay muchos padres que ayudan a sus hijos a hacer sus deberes escolares. Sin embargo, psicólogos, pedagogos y profesores coinciden en que es un error pretender ser padre y maestro a la vez, entre otras razones, porque acostumbra a provocar situaciones conflictivas prácticamente a diario y el tiempo de estudio se convierte en una tortura para ambos.

Les hacen todo

Para la psicóloga clínica Jenny De la Rosa, el papel del padre es fundamental en el proceso educativo de los niños, pero es importante permitir que estos asuman sus obligaciones.

“Cuando evitamos poner responsabilidades en los hombros de nuestros hijos los estamos acostumbrando a obtener las cosas sin esfuerzo. Es importante que desde pequeño tengan deberes y los lleven a cabo para que aprendan el sentido de la responsabilidad, del cumplimiento, y se formen como personas de éxito”, asegura De La Rosa.

A su vez, la profesional afirma que los deberes escolares son de los primeros que se practican, por lo tanto, si el padre asume el rol de facilitador y le quita responsabilidades a su hijo, le muestra que es un padre ‘alcahueta’ o permisivo al que puede pasar por alto. “Además, este tipo de deberes son formadores para una sociedad futura y cuando ese niño sea adulto tendrá que enfrentar una sociedad en la que no todo le será permitido, ni nadie asumirá sus responsabilidades”.

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Por otro lado, la psicóloga argumenta que si el niño es varón y la madre le hace todo, lo exime de responsabilidad, no lo confronta con respecto a situaciones de la escuela, le da siempre la razón, aunque ella sepa que no la tiene, estará educando a un futuro machista que creerá que la mujer debe correr con toda la responsabilidad, siempre ser sumisa y hacer todo por él.

“La educación de nuestros niños y niñas determina los adultos del mañana. No está errado cargar responsabilidades en los hombros de nuestros hijos, el error es eximirles de ellas”.

Quieren hijos 'genios'

“Uno de los errores en los que incurren los padres es el de volver a los hijos muy competitivos, la sociedad lo es, por eso los padres piensan que si los hijos juegan o hacen otras actividades que no sean de estudio, en los que no estén sobresaturados de responsabilidades académicas es una pérdida de tiempo, pero no hay que angustiarse, lo importante es que los hijos puedan elegir actividades de su agrado y en las que no se agoten”, advierte Victoria Ovalle, psicóloga, especialista en Desarrollo Humano.

“Los primeros años son vitales para jugar, para relacionarse con otros y para el desarrollo del lenguaje, pero no es un tema de educación como tal, para eso hay mucho más tiempo, a veces se les exige a los pequeños unos niveles académicos en que los niños terminan aburridos y deprimidos por la presión y algunos padres lo están haciendo todo el tiempo. Sin embargo, no se puede dejar a un lado que los padres son ese referente importante en todo el proceso de aprendizaje de los hijos”, concluye Ovalle.

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Premian las notas

Un recurso habitual de los padres para animar a los hijos a estudiar es prometerles grandes regalos si sacan buenas notas. Sin embargo, los especialistas en educación lo consideran un error.

“Si buscamos estímulos de este tipo, es que algo falla, porque el niño no debería necesitar premios externos para disfrutar con el aprendizaje, su mejor estímulo debería ser descubrir cosas nuevas, plantearse retos y desarrollar sus intereses”, asegura Victoria Ovalle Montaño, psicóloga y coordinadora del Proyecto Respuesta a Emergencia.

Los educadores consideran que las buenas notas se han de elogiar, aplaudir e incluso, celebrar, pero nunca comprar, porque se convierte al niño en esclavo del estímulo material y si a pesar de la recompensa prometida no triunfa, su sensación de fracaso y su malestar es mayor porque, además de no conseguir su meta escolar, se ha quedado sin regalo. Tampoco se deben vincular las tareas a castigos: “hasta que no acabes de leer no podrás ver la televisión o salir a jugar” es una frase habitual. Según los educadores, esto debería erradicarse por completo.

No brindan tiempo de calidad

Frente a los posibles errores en los que puedan incurrir los padres es que no les brindan tiempo de calidad a sus hijos.

Lo ideal es que padres e hijos puedan tener un tiempo de calidad y que lo aprovechen al máximo, aunque sea poco. Ojalá los padres puedan participar de las actividades diarias de los pequeños, como desayunar con ellos o llevarlos al parque.

Formar un buen vínculo padre e hijo. “En la medida en que se logren construir vínculos más seguros y de mayor confianza, puede hacérsele frente a cualquier situación. Lo recomendable es que ambos padres puedan asistir a las actividades del colegio de sus hijos”, aconseja la psicóloga Victoria Ovalle Montaño.

Asimismo, la profesional expresa que en temas de crianza, normas, límites y ser autoridad, lo importante es siempre formar un buen vínculo con los hijos para poder entender sus necesidades y también transmitirles la ilusión, la alegría, la felicidad, la pasión por la vida, el amor por el trabajo, que ellos vean que los padres asumen con entusiasmo todas las responsabilidades que tienen frente a la vida.

Igualmente, que ese rol de ser madre o padre sea asumido con la responsabilidad que exige la paternidad, como ayudarlos con los deberes, cocinar y acompañarlos en todo su proceso de crecimiento.

Cuando estas funciones no se realizan con la suficiente audacia o responsabilidad, las consecuencias se pueden reflejar en la vida de los hijos, de hecho, algunas investigaciones hablan que los buenos cuidados de los padres en la infancia impactan directamente en la salud mental y en la vida de los niños y de las niñas.

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