Arancel impuesto por Estados Unidos encarece exportaciones colombianas

Columna de opinión

José Roberto Concha, consultor y docente adscrito a la Universidad Icesi

El arancel es un impuesto a la libre circulación interna que los países establecen para cobrar a productos extranjeros. Este gravamen es necesario pagarlo en los puertos de entrada del país de destino, como requisito para liberar la mercancía de las autoridades aduaneras.

Su monto normalmente es un porcentaje del valor facturado por el exportador, aunque puede tener también un valor fijo, decretado por el país de destino.

Los aranceles los establece el país importador o se negocia en tratados en tratados internacionales, mediante acuerdos aprobados por los órganos legislativos de los miembros involucrados.

Su valor es un reflejo de lo que un país busca para proteger la industria nacional, fomentar el empleo y la inversión extranjera y lógicamente busca la armonía en su comercio y el bienestar interno.

Los impuestos arancelarios tienen la gran ventaja que se cobran inmediatamente en el puerto de entrada, ya que la prenda no será liberada si el impuesto no es cancelado en su totalidad, por tanto, las partes involucradas: comprador, vendedor y Estado desean lograr rápidamente su liberación.

Solo el contrabando es la forma ilícita de lograr la evasión del impuesto arancelario. Mientras mayor sea este control, más efectivas son las medidas arancelarias.

Estados Unidos, por ser el mayor importador de bienes y servicios del mundo, por su tamaño y el ingreso de sus habitantes, es un mercado muy apetecido por todas las naciones. Por tanto, las medidas arancelarias establecidas por el gobierno americano, afectan a todos los países del mundo que ven amenazados sus mercados, sus empresas, sus ventas y sus puestos de trabajo.

Colombia no escapa de esta amenaza, y aunque un arancel del 10 % generalizado parezca bajo, es un valor que encarece nuestras exportaciones, disminuye la demanda en el país de destino y compite desfavorablemente con otros oferentes con aranceles inferiores.

Vemos en esta “danza arancelaria”, cuyos valores cambian frecuentemente, que algunos competidores colombianos por el mercado americano como Brasil, Vietnam, Ecuador y Costa Rica, tiene aranceles más altos, lo que beneficiaría a nuestras exportaciones agrícolas y de confecciones, pero no así México, gran exportador de aguacates, quien tendría mayor ventaja que nosotros.

Nuestras exportaciones siguen siendo muy débiles, en junio el valor total fueron solo US$4 mil millones de dólares, muy similar al mismo mes del año pasado; el acumulado del primer semestre fue de US$24,4 mil millones de dólares superando solo en un 1,6 % las cifras del 2023.

El 33 % de estas exportaciones siguen siendo para Estados Unidos, lo que demuestra nuestra gran dependencia del mercado americano y la preocupación que nos generan estas variaciones abruptas en los aranceles.

El sector agropecuario con un crecimiento, con respecto al 2024, del 36 %, ha cubierto el déficit ocasionado por la caída de las ventas de petróleo y muy especialmente del carbón. Es destacar el volumen y valor de las ventas de café y aceite de palma que superan en mas del 60 % a los valores del año anterior; por eso nos preocupan los aranceles que se le asignaran finalmente a nuestros competidores internacionales en este sector

Es de destacar el crecimiento en exportaciones del Valle del Cauca, que ha mostrado cifras muy importantes en el 2025 con crecimiento del 15% con respecto al primer semestre 2024, siendo su aumento superior al de Bogotá, Cundinamarca y Atlántico, quienes son competidores directos en volumen de exportaciones.