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Yuri Alvear: una campeona hecha a pulso

Yuri Alvear tuvo que superar muchas dificultades para tocar el cielo. Su máximo logro: la medalla de bronce olímpica en Londres.

1 de agosto de 2012 Por: FRANCISCO HENAO BOLÍVAR / Reportero de El País

Yuri Alvear tuvo que superar muchas dificultades para tocar el cielo. Su máximo logro: la medalla de bronce olímpica en Londres.

Una paliza que Yuri le dio a su hermano mayor Harby Alvear a la entrada del colegio Litecom, ubicado en el parque principal de Jamundí, donde estudiaba, fue el aviso de que esa espigada morena estaba para grandes cosas en algún deporte de contacto.El incidente entre los hermanos Alvear Orejuela no pasó desapercibido. Allí cerca estaba Ruperto Guauña, quien apenas llevaba tres días en el colegio como profesor de Educación Física, pero a la vez se desempeñaba como entrenador de judo en Jamundí.Guauña aún recuerda lo que sucedió esa mañana. “Yo llegaba al colegio muy temprano cuando encuentro a Yuri dándole pata y puños a un joven; resulta que ese joven era su hermano mayor, que también estudiaba en el Litecom”. Para evitar que a Yuri la expulsaran del centro educativo, Guauña “le dio manejo a la situación”, es decir, el lío nunca llegó a rectoría, pero a cambio de eso le propuso a Yuri dedicarse al judo.Ahí vino un largo proceso de 'pulimento' que duró cuatro años con Guauña como entrenador, en el que indudablemente la paciencia fue un factor determinante.Luego llegaron los primeros triunfos locales, después los regionales y más adelante los nacionales; posteriormente la llegada a Cali para instalarse en Deportel y pasar a manos del entrenador cubano Ramón López, las primeras salidas internacionales con muy buenos resultados, el campeonato mundial en Holanda 2009 y el ataque final de las olimpiadas de Londres con una impecable preparación física a cargo de Wilson Cañizales y una extraordinaria estrategia que corrió por cuenta de otro entrenador, el japonés Norikuyi Hayakawa, y que terminó con la codiciada medalla de bronce en Londres.Una difícil infanciaLa vida de Yuri Alvear no ha sido propiamente un camino lleno de rosas. Desde su nacimiento las dificultades han estado a la orden del día. Todo estaba dado para que doña Miriam Orejuela diera a luz a su segundo hijo, una niña, en el hospital de Jamundí.Pero alguna complicación de último momento —“un parto riesgoso” fue exactamente el dictamen— hizo que los galenos remitieran a doña Miriam al Hospital Departamental de Cali, en donde finalmente nació Yuri Alvear el 29 de marzo de 1986.De caleña apenas tiene un día porque don Arnobis, el jefe de la casa, decidió llevarse de regreso a su señora y a la recién nacida para la residencia de la familia Alvear en el barrio Belalcázar de Jamundí.Como en toda casa humilde, las necesidades nunca faltaron, pese que Arnobis y Miriam —los padres— se esforzaban en sus respectivos trabajos, él como constructor y ella alternando la lavada de ropa en diferentes casas con los oficios en uno de los restaurantes del pueblo.Yuri fue muy tranquila de joven, aunque su mamá confiesa que tuvo “dos peleítas en el colegio porque seguramente no se dejaba molestar de nadie”.Una de esas peleas, con su hermano Harby, fue la que le dio entrada al judo, sopena de ser “denunciada” y expulsada del colegio Litecom.La decisión de dedicarse a un deporte de contacto, poco vistoso y, la verdad, escasamente recomendado, tomó por sorpresa a sus padres.“Yo no sabía nada de ese deporte y cuando la vi una vez que compitió en el Mariano Ramos, me dio mucho susto... la verdad, a mí no me gustó, pero qué más hacía, debía respetarle su decisión”, confiesa don Arnobis.A doña Miriam tampoco le cayó en gracia la nueva actividad de su hija. “Ese deporte no me gustaba, yo iba a verla y sufría mucho porque era muy rudo; pero no tenía otra opción que apoyarla, ya que era su decisión”.Y Yuri no se equivocó porque han sido más los triunfos que las derrotas. Su camino victorioso en el judo ha dado incluso para que la situación en la casa de los Alvear Orejuela mejore considerablemente.Tanto, que un día la hoy medallista olímpica sorprendió a su mamá con un inesperado anuncio. “Una vez Yuri se me acercó y me dijo: ‘mami, se me queda quietica ya, no quiero que trabaje más, porque con lo poco que gano podemos vivir tranquilamente’”, recuerda la progenitora.Y doña Miriam no volvió a doblarse más en el trabajo. Desde esa vez permanece en la casa que Yuri le regaló en el barrio Portal del Jordán, en Jamundí.Ese es el refugio preferido de la exitosa deportista. Cuando no está compitiendo o estudiando, Yuri prefiere descansar en casa, escuchar un poco de salsa o de merengue y degustar de paso los sancochos de costilla que son los preferidos de la judoca. Justamente ese plato es el que le tendrá preparado doña Miriam una vez la medallista olímpica regrese de Londres y entre por la puerta grande de la casa familiar en Portal del Jordán, el domingo.De la adversidad a la cima...Yuri tenía 14 años cuando castigó duramente a su hermano mayor en las afueras del colegio Litecom.Ese fue el aviso de que algo podía pasar con ella en cualquier actividad deportiva. Por fortuna, la sorpresiva pelea entre hermanos la vio el entrenador Ruperto Guauña, quien le transmitió los primeros secretos del judo.Ahí comenzó Yuri su camino en el judo. Un camino que, a diferencia de su vida personal, que ha estado marcada por las dificultades, éste ha sido mucho más exitoso, encontrando la cima con esa valiosísima medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres.La Frase"Para ser judoca hay que ser rudo, tener berraquera y mucho empuje y dedicación; eso fue lo que tuvo Yuri desde un comienzo y por eso los logros obtenidos”.Ruperto Guauña, primer entrenador de Yuri Alvear.

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