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Juegos Olímpicos de Río, el otro paso de Madelaynne Montaño

La tulueña de 1,85 metros de estatura es la figura del voleibol colombiano.

15 de mayo de 2016 Por: Por Leonard Gutiérrez Bueno, reportero de El País

La tulueña de 1,85 metros de estatura es la figura del voleibol colombiano.

Ella señala a su padre, Antonio Montaño, como el que la impulsó a tenerle tanto amor al deporte. A los 7 años, Madelaynne Montaño ya madrugaba para correr todos los días detrás de su papá en Guapi, pueblo al que la llevaron a vivir desde que tenía 3. Esta tulueña de nacimiento, pero guapireña de corazón, nunca soñó con cruzar las fronteras de su pueblo amado, ni mucho menos vivir de lo que vive.

“La verdad es que mi primer amor fue el baloncesto, y admiraba muchísimo a Michael Jordan, todo los días jugaba porque quería parecerme a él en todo, saltar e imitarlo todo el tiempo. Mi meta era ser jugadora de baloncesto”, dice la voleibolista de la Selección Colombia, que actualmente se concentra en Cali y buscará un cupo a los Juegos Olímpicos de Río mediante el repechaje frente a Puerto Rico entre el 20 y 22 de  mayo.

Lo que nunca pensó esta mujer de 1.85 de estatura y 33 años es que su futuro no iba a estar precisamente en medio de las cestas. Los planes del destino para ella eran otros, y tampoco se harían realidad en Guapi o Zarzal, donde descubrieron su talento.

“Usted no tiene mucha estatura para jugar, pero juegue a ver si es buena”, fueron las palabras en 1995 de Carlos Grisales, hoy presidente de la Federación Colombiana de Voleibol, quien de inmediato la dejó en manos de Hárold Canabal, quien no tuvo que ver mucho para darse cuenta de que tenía delante de él a la que podría ser una figura  de esta disciplina.

 Lo que vendría después fue la marcha inevitable del pueblo amado, para salir a la ciudad a buscar un sueño que no estaba dentro de sus proyectos.

“Con mis papás tomamos la decisión de venir a Cali, no podíamos dejar de soñar y queríamos probar a ver qué pasaba”, dice hoy con una amplia sonrisa Madelaynne, quien para esa época deportivamente era brillante, pero no era la más aplicada en los estudios, aunque confiesa que siempre fue una gran lectora.

“No me gustaba estar en la calle. Mis padres peleaban para que saliera, a mí me gustaba quedarme en mi casa para leer libros que me gustaban”, explica la jugadora.

A jugar se dijo...

A los 16 años se puso la camiseta de la Selección Valle por primera vez, la misma con la que ya ni se acuerda cuantos títulos ganó. Tres años después, recibió su primer llamado a una concentración  de la Selección Colombia Juvenil, a la cual fue convocada siendo apenas de la categoría menores. Ni ella se imaginaba lo que venía.

“Llegué a esa selección pensando que me iban a dejar por fuera por ser la más chica o que sería suplente, pero después me llevé una sorpresa”, dice la vallecaucana, quien tampoco previó que en aquella ocasión terminaría siendo la jugadora revelación en el Campeonato Suramericano Juvenil de Voleibol en Santa Fe, Argentina, en 1998.

 “Yo me gané ese premio, pero la verdad no me la creía, porque si no estaba en el podio mi selección, por qué iba a ser yo la mejor revelación. Ese galardón lo guardé en el fondo de la maleta”, explica ahora entre risas. Aquella experiencia fue la presentación en sociedad de la que con el pasar de los años sería la mejor jugadora colombiana de voleibol.

El profesionalismo

Argentina fue el primer país al que emigró finalmente en el año 2000 y fue San Fernando de Catamarca el primer equipo que contó con su esbelta figura de ébano  haciendo travesuras en su posición como opuesta en la cancha.

“En Argentina cambió mucho mi mentalidad, aunque penas fueron cuatro meses”, asegura.

 Aquella experiencia fue el punto de quiebre para la jugadora, que después viviría sus mejores años como voleibolista.

Tras terminar el bachillerato acelerado, buscó estudiar sicología en la Universidad Santiago de Cali, pero en las canchas estaba su futuro. Las selecciones Valle y Colombia no se resistían a contar con sus servicios como jugadora.

Después llegaría la beca en el Miami Dade College, donde fue una de las jugadoras más valiosas, pero tuvo que trabajar para subsistir. Aunque Estados Unidos fue importante, el sueño apuntaba al Viejo Continente. Fue cuando llegó la propuesta de ir a Grecia en el 2005, donde además de militar tres meses en el Hércules, encontró el amor con  Teodoro Fillioudis, un manager de baloncesto griego con el que se casó después de tres meses de noviazgo. Madeleynne paró dos años su carrera, tiempo en el que además nació Dimitri, su hijo, quien tiene 9 años.

 El regreso

En el 2007, tras dedicarse a su hogar, recibió el llamado del voleibol nuevamente y formó con el  Aris Thessaloniki de Grecia, con el cual jugó media temporada llegando a ser cuarta en la competencia. Para las siguientes transferencias tenía el pedido de varios equipos que querían contar con sus servicios, pero ella terminó partiendo al KTYG Daejeon de Corea, donde estuvo durante tres años.

En el primer año ganó el campeonato con ese club y aunque en la segunda temporada les fue mal, en lo personal impuso un récord que le dio la vuelta al mundo. En el transcursos del 2010-2011 Madeleynne consiguió una marca de 53 puntos que sirvieron mucho para que hoy sea la más importante del voleibol colombiano.

 

Más de su carrera En el año 2012 la  jugadora vallecaucana tuvo la oportunidad de hacer parte del equipo Rabita Baku  de Azerbaiyán, donde a pesar de que la adaptación no fue fácil, logró quedarse y ser una de las figuras. En este equipo estuvo una temporada, pero consiguió estar en la semifinal  de la Champions League de esta disciplina. En las  semifinales de la Champions League  marcó 44 puntos. En las últimas temporadas  la jugadora ha tenido la oportunidad de jugar en el Galatasaray y el Fenerbahçe,  que en el voleibol son grandes rivales. La jugadora de la  selección  milita en el Chemik Police de Polonia,  con contrato hasta el 2017.
 
La Selección Colombia A los 33 años la  jugadora es la gran figura del equipo nacional que buscará en Puerto Rico  el cupo a los Juegos Olímpicos. ”Venir a la selección  es un bálsamo  espiritual, porque me gusta saber que a los 33 todavía puedo ayudar  a mi país, y ver como hemos evolucionado”, aseguró.
 
El entrenador Eduardo Guillaume(DT de la selección Colombia femenina): “Contamos con una jugadora como Madelaynne, quien nos puede aportar muchas cosas por su experiencia, sumada a otras chicas que también tienen recorrido  y que en la actualidad tienen la posibilidad de jugar en el exterior”.
 
Frases "Tenemos la suerte de contar con una jugadora como Madelaynne, que a lo largo de su carrera ha logrado grandes triunfos en el exterior”, Carlos Grisales, pte. Federación de Voleibol. "Quiero tener la suerte de Faryd Mondragón, despedirme por la puerta grande. Si mi carrera termina hoy, sé que gané lo que estaba buscando”, Madelaynne Montaño, Jugadora. “El gran final de mi carrera y el gran sueño es poder ir a los Olímpicos. Estoy contenta por esa posibilidad. Esa sería mi consagración como deportista”, Madelaynne Montaño, Jugadora.

 

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