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“Luis Bedoya no quiere pasar mucho tiempo en la cárcel”: Ken Bensinger, periodista

Ken Bensinger, periodista norteamericano, autor del libro Tarjeta Roja, en el que destapó la corrupción en el fútbol, habló con El País sobre la situación del colombiano.

25 de abril de 2019 Por: Francisco Henao Bolívar - Reportero de El País

Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, sigue sin saber su suerte y su castigo en el sonado caso ‘Fifagate’ que puso tras las rejas a reconocidos dirigentes deportivos del mundo por hechos de corrupción.

La semana pasada, por quinta vez y atendiendo una solicitud de los abogados de Bedoya, la jueza Pamela Chen autorizó aplazar la sentencia en la que se conocería la condena para el exdirectivo.

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El periodista estadounidense Ken Bensinger, autor del libro 'Tarjeta Roja', en el que cuenta todo el entramado de corrupción en el fútbol mundial, y quien ha seguido de cerca el proceso que se lleva a cabo en Estados Unidos contra los directivos suramericanos, entre ellos Luis Bedoya, habló con El País sobre ese tema que fue noticia mundial.

¿Qué busca Bedoya dilatando su sentencia por quinta vez?

Lo de Bedoya no es diferente a lo de los demás implicados del caso ‘Fifagate’, que han aplazado sus sentencias. Los únicos condenados son el paraguayo Juan Ángel Napout y el brasileño José Marín. Los otros están colaborando con la justicia. Aunque se ve como una petición de Bedoya y sus abogados, es también la voluntad de los fiscales. Evidentemente los fiscales quieren que se extienda más esa situación. ¿Por qué? Porque Bedoya está colaborando con la justicia y su trabajo es proveer testimonio y documentos para quedar bien con los fiscales, ya que en la sentencia ellos le pedirán a la jueza que le de una pena menor.

Bedoya no quiere pasar tanto tiempo en la cárcel y por eso colabora. Él sabe que si lo condenan ahora, no tendría acceso a los fiscales para seguir colaborando, y no habría beneficios.


¿Por los sobornos que recibió y con la colaboración que ha ofrecido, cuánto podría ser su pena?

Es difícil calcular porque hasta ahora no hemos visto una condena de alguien en la posición de Bedoya. Los únicos condenados, Napout (expresidente de la Conmebol) y José María Marín (expresidente de la CBF), recibieron 9 y 4 años de cárcel, respectivamente. Es probable que una persona que esté colaborando como Bedoya reciba menos tiempo que dos que no quisieron colaborar y pidieron ir a juicio, donde perdieron. Hay que esperar a ver qué dice la jueza con todo lo que tiene. Uno podría decir que menos de nueve años, o a lo mejor menos de cuatro.

¿Dónde está recluido Bedoya?

Los que están esperando condena como Bedoya tienen libertad condicional; generalmente viven en apartamentos o casas donde tienen cierta libertad. La única limitación es que tienen que estar en permanente contacto con el FBI para informar sobre su paradero, y no pueden viajar fuera de una zona que puede ser de 100 kilómetros o cierta distancia de sus casas. Si van a viajar más allá, tienen que pedir permiso al FBI. Ninguno tiene su pasaporte, así que no pueden salir del país.

¿Eso quiere decir que llevan una vida relativamente normal?

Sí, pueden vivir una vida más o menos normal; por ejemplo, hay un chileno que está en Miami y la prensa chilena lo ha visto en la playa y en restaurantes. Son más o menos libres, pero su libertad de moverse muy lejos está limitada. Hay algunos incluso que han conseguido trabajo. Conozco el caso de uno de estos exdirigentes que está trabajando de voluntario en una iglesia. Tienen ese tipo de libertades.

¿Bedoya y los otros acusados están en Nueva York?

No sé exactamente dónde está Bedoya. Muchos de los acusados están entre Nueva York y Miami.

¿Bedoya y directivos de Perú, Ecuador y Bolivia, para citar cuatro federaciones pequeñas, fueron actores principales o tuvieron papeles secundarios en este escándalo?

Históricamente los más poderosos vienen de otros países. En Suramérica las dos potencias en el fútbol son Argentina y Brasil, y sus directivos han tenido liderazgo a nivel mundial como Joao Havelange, expresidente de Fifa, y su yerno Ricardo Texeira, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol.

Argentina tenía a Julio Grondona, que fue número 2 de la Fifa y mano derecha de Blatter, y el que controlaba la bolsa monetaria de la Fifa. Hombres de mucho poder. Pero en esta historia me entero que Bedoya y el ecuatoriano Luis Chiriboga se dieron cuenta de que también podían tener poder. En el 2009 ellos y otros países más pequeños se percataron de que si hacían un bloque con votos en la Conmebol, podían ganar mucho dinero. Ahí empezaron a pedir sobornos. Bedoya y Chiriboga eran los líderes junto con el venezolano Rafael Esquivel.

En el libro ‘Tarjeta Roja’ detalla los sobornos en el fútbol mundial. ¿Cómo se inició esta investigación?

Antes del Mundial de Brasil 2014 hice una investigación sobre Chuck Blazer, que fue secretario de la Concacaf por más de 20 años. Era una figura corrupta en el fútbol; servía al Comité Ejecutivo de la Fifa y estaba metido en mucha corrupción. Decidí poner un poco la lupa sobre su carrera. Un año después de la publicación salió a la luz lo de los arrestos en Zurich de directivos de la Fifa. Luego se supo que Blazer fue colaborador de la investigación. Después fue condenado. Posteriormente hubo interés de que yo profundizara mi investigación, lo hice con un libro y ese fue un desafío que tenía. Comencé a viajar y a investigar para entender toda la trama.

¿En ese proceso recibió alguna amenaza?

No. Sí hablé con muchos dirigentes, incluso me junté un par de veces con Blatter, expresidente de la Fifa, pero nunca hubo amenazas. Mas bien había gente que no quería ayudar, gente que cerró la puerta en mi cara, y además de no ayudar hicieron más difícil mis investigaciones con obstáculos y negativas de aportar luces.

Los hechos de corrupción en el fútbol duraron más de siete años. ¿Por qué no se conoció antes?

En la Conmebol se supo de hechos de corrupción desde los años 80, cuando el paraguayo Nicolás Leoz tomó la presidencia de la entidad. De inmediato empezó a pedir sobornos. Ha habido investigaciones, pero por cualquier motivo no finalizaron como debía ser. En Brasil y Argentina investigaron a sus dirigentes, pero no se llegó a su fin. La influencia política en algunos países es como una brasa caliente que nadie quiere tocar. En este caso la intervención de Estados Unidos resulta lógica.

¿Los que están en este escándalo son todos los corruptos del fútbol o hay aún dirigentes que no han sido vinculados al ‘Fifagate’?

Hay muchos más. Esto es un porcentaje mínimo de todo lo que se conoce. Todos los continentes tienen su cuota de corrupción porque donde hay mucho dinero y poco control, estará la tentación. Siempre que haya interés del público, dinero de la televisión, patrocinio y la boletería, tendremos más problemas de corrupción. Lo cierto es que el ‘Fifagate’ espantó a mucha gente y el fútbol ahora es más limpio.

Gianni Infantino, de Fifa, y Alejandro Domínguez, de Conmebol, tienen como bandera cero corrupción en el fútbol. ¿Se les debe creer?

Dígame una persona que esté en el fútbol y que no haya dicho que bajo su mandato sacará a los corruptos. Hemos tenido cuatro décadas con dirigentes que juraron tener las manos limpias y después nos dimos cuenta de que estaban muy sucios. Es difícil encontrar el dirigente de fútbol que no hable así y que no sea corrupto.

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