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El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, dijo que los cambios en la entidad son irreversibles. | Foto: Efe / El País

SELECCION COLOMBIA

El disparate de la Copa América 2020 (Opinión)

Lo que hizo la Conmebol fue lavarse las manos y dejar contentos a unos y otros. Una decisión netamente política que ningún beneficio trae para el fútbol.

14 de abril de 2019 Por: César Polanía - Editor de Afición

La Conmebol está más enredada que de costumbre. Otorgarle la organización de la Copa América del 2020 a dos países tan distantes y en condiciones tan disímiles en este momento, como Colombia y Argentina, es un gigantesco disparate.

Dice la Conmebol que el objetivo con este nuevo esquema de Copa —seis países en la zona norte y otros seis en la zona sur, incluyendo dos invitados— es que los aficionados de todo el continente puedan disfrutar de los partidos. De algunos partidos, diría yo, mas no del espectáculo global. Ni mucho menos de todas las figuras. Porque los de la zona norte no podremos ver, por ejemplo, al argentino Messi, al chileno Vidal o al uruguayo Suárez. Y los del sur tampoco podrán ver al colombiano James, al peruano Guerrero o al ecuatoriano Valencia. Entonces, el argumento utilizado por el organismo rector del fútbol suramericano se cae por sí mismo.

(Lea también: "La Copa América 2020 es más un tema comercial": Frankye Oviedo). 

Lo que hizo la Conmebol fue lavarse las manos y dejar contentos a unos y otros. Una decisión netamente política que ningún beneficio trae para el fútbol, tampoco para las selecciones, mucho menos para los aficionados. Las sedes, de alguna manera, serán las únicas beneficiadas, porque habrá turistas, oportunidades de trabajo y dinamización económica.

Si la prensa les pregunta a técnicos y jugadores qué opinan de este formato tan absurdo, todos, absolutamente todos, dirán que “es una bonita oportunidad para ambos países y bla bla bla bla”, pero en voz baja responderán que es una locura.

Vamos por partes. Según el formato ya definido (falta establecer cómo y dónde serán las fases de cuartos, semifinales y la final), en cada zona habrá seis equipos, de los cuales clasificarán cuatro, al estilo Sub 20 o amateur. Ahí ya pierde calidad el torneo.

Si esos cuatro equipos clasificados se enfrentan en las siguientes instancias sin salirse de su zona, veremos entonces, simplemente, la repetición de los partidos de la primera fase. Si la decisión es que los clasificados se crucen con la otra zona, pues tendrán que hacer desplazamientos de siete mil kilómetros y seis horas de vuelo. ¿Y si luego debe devolverse al otro extremo del continente porque el calendario así lo determina? ¡Qué lío! Dicen, extraoficialmente, que para evitar este desgaste, se escogería una sola sede para las fases finales.

¿Entonces para qué darles la Copa a dos países? Y a eso sumémosle que el campeón de esta Copa América 2020 jugará, en total, ocho partidos, más que el campeón de una Copa del Mundo, que tiene 20 selecciones más que el torneo suramericano.

Así las cosas, la Conmebol no piensa en el aficionado, como lo argumenta. Y está lejos de la realidad si cree que en Suramérica la cultura del hincha y sus facilidades de desplazamiento son iguales a las de Europa. Aquí y allá hay fanáticos de verdad que van a los estadios y cruzan fronteras, pero la gran diferencia es que aquí la única manera de hacerlo es pagando vuelos costosos, mientras que allá compras un tiquete para un tren y ya está.

En lo que verdaderamente piensa la Conmebol es en el negocio. En el dinero que dejarán 38 partidos y la televisión. En repartir una buena torta entre las federaciones. De ahí la exigencia que los gobiernos de Colombia y Argentina libren de impuestos la organización del torneo, algo en lo que el presidente Duque ya se comprometió, mientras que su par en el país del sur, Macri, aún no da el visto bueno.

Lo que debió hacer la Conmebol fue jugársela con una sola sede, Colombia o Argentina, y no este embeleco que la tiene hoy en tremendo enredo y como blanco de todas las críticas, por lo menos desde nuestro país.

En el 2001 hicimos una Copa que estuvo manchada y estropeada por selecciones que no vinieron, como la misma Argentina —hoy compañera—, argumentando razones de seguridad. Y casi 20 años después haremos media Copa, porque eso es, media Copa. A no ser que Argentina decline y deje sola a Colombia, pero eso sería remoto y un mal precedente para sus intenciones de realizar el Mundial del 2030.

De cualquier manera, la del 2020 se asoma como una Copa América sin brillo, por culpa de un disparate de la Conmebol, tan grande como Suramérica. Y pensar que Colombia tenía la voluntad y capacidad para hacer el torneo solita. Perdimos todos, menos la Conmebol.

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