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A partir de 1896 Klint junto a otras cuatro amigas formaron un grupo llamado ‘Las cinco’ y practicaban la escritura y la pintura a partir de sesiones de espiritismo. | Foto: Museo Guggenheim

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Hilma Klint, la precursora de la abstracción

Más de 100 años después de su muerte el mundo recién comienza a conocer la obra de Hilma Klint, quien ‘descubriera’ la abstracción cinco años antes que Kandinsky.

13 de mayo de 2019 Por: Miguel González / Especial para Gaceta

La historia de la modernidad y sus vanguardias se reescribe. La exhibición que acaba de pasar por el Museo Guggenheim en Nueva York presentaba por primera vez una gran retrospectiva en Estados Unidos de la artista sueca Hilma af Klint, quien planteó la abstracción desde 1906 anticipándose a los artistas hombres que se habían autoproclamado padres de esta tendencia.

Pensemos en Wasily Kandinsky quien afirmó haber descubierto la abstracción y lo declaró en su famoso libro “De lo espiritual en el arte”, pero más tarde que Hilma en el 1911. Tendríamos que mencionar también a Piet Mondrián y Kasimir Malévich. Algo que Kandinsky y Mondrián tendrían en común con Hilma af Klint es su pasión y entusiasmo por la teosofía.

Estos artistas estaban convencidos de que hacían un arte espiritualista y que la ausencia de figuración los relacionaba con la inmaterialidad y las pulsiones del alma.

Hilma af Klint nació en un municipio aledaño a Estocolmo en 1862. Asistió a la Academia Sueca de Bellas Artes recibiendo una educación que le permitiría practicar el paisajismo y el retrato. Esto la hace integrante de la primera generación de mujeres formada académicamente. La producción resultado de estos estudios fueron realizaciones de corte académico.

Hay un acontecimiento que va a marcar la personalidad de Hilma af Klint y es la muerte de su hermana a los 10 años. Su interés por el esoterismo se intensificó. No solamente se inició en el espiritismo sino que se interesó en los rosacruces, teosofía y antroposofía. Pudo conocer y relacionarse con Rudolf Steiner fundador de la antroposofía, incluso en 1920 lo visitó en Suiza y allí se unió a la sociedad teosófica y estudió sus textos. En ese período realizó pinturas sobre las grandes religiones del mundo.


La exhibición del Guggenheim se iniciaba con diez grandes obras elaboradas en témpera sobre papel y luego fijadas a lienzo de 321x240 cm. que se erigen como un gran conjunto monumental y donde establece su lenguaje abstracto.

Hilma nunca exhibió su obra abstracta. Al morir en un accidente de tránsito en 1944 ya había estipulado en su testamento que sus obras no se mostraran sino después de pasados veinte años. Su amigo Rudolf Steiner le había aconsejado esperar medio siglo, pero ella finalmente lo redujo a dos décadas.

La obra de Hilma af Klint se plantea como la realización de un encargo de los Altos Maestros evocados en el espiritismo que le dieron el mandato de ilustrar el mundo espiritual. Esta propuesta fue aceptada por Hilma de los médiums y eso la motiva a realizar su serie más famosa y revolucionaria: Los cuadros para el templo, pintados entre 1906 y 1915, dando así nacimiento al concepto que conocemos como abstracción en el campo de la modernidad y las vanguardias.

Hilma af Klint dejó de pintar en 1925 para dedicarse a los estudios teosóficos. Pero en esos primeros años del siglo XX pudo mediante su voluntad de obedecer a los maestros adentrándose en un lenguaje innovador que no solo es invención suya sino que corresponde a una experiencia especial de alguna manera ajena al propio autor.

Evidentemente, Hilma af Klint tenía una agenda espiritual y su discurso visual se centraba en esas ideas teosóficas. Esta transferencia de conceptos, el investigador Marco Pasi de la Universidad de Amsterdam la describe como acción alienada y disociación creativa para señalar el papel preponderante de lo esotérico en los procesos creativos.
Hilma af Klint se erige como un referente singular en los procesos de la vanguardia y obliga a replantear la historia y empoderar a la mujer como un actor determinante en el manejo de nuevos conceptos. Si pensamos también que la verdadera artífice del ready made Fuente atribuido a Marcel Duchamp es la condesa Elsa von Freytag-Loringhoven, algo está pasando con la historia, las vanguardias y la mujer.

Como era de esperarse, las largas colas de espectadores estaban ansiosos de descubrir y verificar por sus propios ojos el arte de Hilma af Klint. No todos los días nace un nuevo nombre que proviene del pasado.

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