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Conozca el universo de P. C. Cuéllar, la escritora vallecaucana de literatura fantástica

La vallecaucana Paula Cristina Cuéllar Soares o P. C. Cuéllar, como firma sus libros, es la creadora de la saga Meridia, donde cuenta la historia de una civilización muy avanzada que ha permanecido oculta del mundo. De este universo fantástico, con sus propias políticas, costumbres y lengua, la autora ha publicado a la fecha sus dos primeras partes: ‘El cristal de la guardiana’ y ‘La ciudad oculta’.

11 de mayo de 2021 Por:  L. C. Bermeo Gamboa, reportero de Gaceta

Antonia tiene 28 años y es geóloga. Entusiasmada por realizar nuevos hallazgos en el planeta, un día decide irse a explorar una isla perdida en el océano Pacífico. Pero al llegar descubrirá que los mapas se equivocan, no se trata de una sola isla, alrededor hay todo un archipiélago (compuesto de seis islas en total). Aunque en apariencia, y según los registros de otros exploradores, este lugar recóndito está deshabitado, al poco tiempo Antonia comprueba que esto tampoco es cierto. De hecho, ese archipiélago es el hogar de una civilización muy avanzada que, gracias a una tecnología desconocida por los humanos, ha logrado permanecer oculta durante siglos. Ahora una mujer logró cruzar sus barreras y alterar la tranquilidad de esta sociedad, aunque como se verá mucho después, ella también podrá ayudarlos a sobrevivir.

Así empieza la asombrosa historia del archipiélago de Meridia, nombre bajo el que se reúne una saga de novelas escrita por P. C. Cuéllar, autora que decidió dedicarse a la literatura fantástica —el género ideal para fugarse de la realidad— en un país absurdo y violento como Colombia. Pero, ¿quién se oculta tras la firma P. C. Cuéllar? Así como a muchos les sorprendió saber en su momento que J. K. Rowling no era el nombre de algún viejo místico y ocultista alojado en un castillo, sino el de Joanne Rowling, una humilde profesora de inglés y madre cabeza de hogar, y que posteriormente sería millonaria gracias a su saga de Harry Potter; en el caso de la colombiana, su nombre es Paula Cristina Cuéllar Soares, de profesión ingeniera química, profesora de la Universidad Nacional y madre de dos niñas.

Paula Cristina nació hace 47 años en Palmira (Valle del Cauca), y aunque siempre se consideró “la Hermione del colegio”, nunca se interesó en la literatura fantástica o en escribir historias de ficción, los suyo siempre fueron los números y la ciencia dura. Hasta ese momento sus ejercicios de escritura solo se basaban en redactar esos sesudos “papers” para revistas científicas cuya finalidad nunca ha sido el placer del lector. Sin embargo, solo fue hasta sus 26 años cuando vivía en Holanda, donde realizaba una maestría en Diseños de procesos y productos, cuando empezó a escuchar voces y ver escenas fragmentarias, voces de personajes que aún no conocía y escenas de una historia que años después terminaría de armar como un “puzzle”, pero contrario a su trabajo absolutamente racional y realista, la historia que creó se desvió hacia lo fantástico y sentimental, porque en el fondo de su historia crece un amor, el de Antonia y lord Nicolás, un guerrero de Meridia.

En 2020 cuando tenía 46 años, P. C. Cuéllar publicó la primera parte de su saga: ‘Meridia: el cristal de la guardiana’, donde Antonia descubre el archipiélago y empieza a conocer la cultura de los meridios, sus leyes y costumbres, la avanzada tecnología que han desarrollado y las criaturas que habitan el lugar. Por una casualidad, Antonia logra sobrevivir a un veneno mortal para los meridios, esto hace que la acepten en su mundo y empiecen a estudiar su sangre para crear una cura, al mismo tiempo la geóloga se convertirá en una aliada para proteger un cristal mágico de enemigos. Sobre su vocación tardía por la literatura podemos mencionar que J. K. Rowling tenía 32 años cuando publicó ‘Harry Potter y la piedra filosofal’, primera parte de su saga, o que J. R. R. Tolkien tenía 62 años cuando logró terminar ‘La comunidad del anillo’, el primer libro de la trilogía ‘El señor de los anillos’.

En la segunda parte, ‘Meridia: la ciudad oculta’, publicada en 2021, Antonia pretende regresar al mundo humano y compartir algunos de los descubrimientos que aprendió de los meridios, pero es informada de que al cruzar la frontera olvidará todos sus recuerdos, por lo que antes de partir intentará hallar la manera de llevarse algo del conocimiento de Meridia por otros medios, en su propósito chocará con lord Nicolás, el guerrero que inicialmente detestó pero por quien siente un poderosa atracción.

Aunque la escritora se encuentra radicada en la ciudad de Manizales, desde hace un año debido a la pandemia del Covid-19 se encuentra acompañando a sus padres en Palmira, su ciudad natal. Durante una tarde de principios de mayo, fugándonos por un momento de la barbarie que ocurre en las calles de Colombia, P. C. Cuéllar habló de cómo será la tercera parte de su saga que ya terminó de escribir y de la importancia de la literatura fantástica para encontrar otras respuestas más esperanzadoras a la difícil realidad que todos vivimos.

—¿Cómo fue su proceso para convertirse en escritora?

Siempre tuve como señales de que esa iba a ser mi vocación, pero nunca les presté atención. Recuerdo que yo participaba en el periódico del colegio, pero me dediqué más a la parte científica, por eso me fui para Manizales donde me gradué en Ingeniería Química. Pero resulta que después tuve la oportunidad de irme a Holanda a realizar una maestría, allá fue que empecé a descubrir la literatura de fantasía, porque en Colombia este género no es muy prolífico, en mi época era difícil conseguir esos libros, de hecho en Palmira no había ni librerías. La verdad es que yo no era una gran lectora, fue en Holanda donde me empecé a meter en este medio, porque allá todo el mundo lee, siempre llevan libros en las carteras y maletines. Pero nunca pensé en ser escritora, lo único que yo escribía eran artículos científicos y para revistas académicas, creo que esa estadía allá me ayudó a desarrollar más esas imágenes que siempre he tenido en mi cabeza y que se van uniendo para formar historias más grandes, tal vez se haya debido a que allá las jornadas de trabajo son mucho más cortas y te dejan tiempo para la creatividad.

Los cinco años que estuve en Holanda contribuyeron a crear este mundo de Meridia, pude unir muchas de las piezas, pero aún no me atrevía a escribir, seguía en mi cabeza. Cuando volví a Manizales como profesora, ya con menos tiempo, la historia ya era muy fuerte y siguió creciendo, a mí particularmente las voces de los personajes me comenzaron a hablar, en la madrugada o en el día, repitiéndome las mismas escenas como para que no me olvidara, así estuve hasta que ya no tuve otra opción que empezar a escribir para desahogar mi mente. Pero lo hice como un ensayo, escribiendo para mí misma, más como algo terapéutico, ese fue el inicio, algo muy inesperado. Después, cuando ya tenía un manuscrito adelantado empecé a leérselo a mi familia, y con su apoyo me animé a seguir escribiendo la historia hasta terminarla, en ese momento ellos me dijeron que había que sacarlo a la luz, que no podía dejármelo solo para mí. Entonces empecé buscar quien lo publicara, pero creo que mi proceso ha sido diferente, porque nunca pensé que estaba escribiendo un libro.

—¿Por qué decidió escribir literatura fantástica?

A mí me fue muy mal con las lecturas que me mandaron en el colegio, esas lecturas no me llegaron nunca, pero estando en Holanda me puse a preguntar qué libros leían y me sugirieron este género de fantasía y de inmediato me fascinó. Soy la prueba de que uno no lee con dedicación hasta no encontrar el género de su gusto. Cuando leí a Tolkien me pareció fenomenal, y lo que más me atrajo de ese mundo era lo bien soportado de su construcción, a pesar de ser todo inventado podías imaginar con precisión hasta el más mínimo detalle, los lugares, las costumbres, los climas, la ropa y la arquitectura. El hecho de que Tolkien se tomara el trabajo de dibujar hasta un mapa para sus libros, saber toda la minuciosidad que se necesita para construir estos mundos de fantasía fue para mí un antes y un después. Cuando lo leía siempre trazaba el camino de los personajes en el mapa cada que avanzaba, de hecho yo también hago unos mapas para el archipiélago y la ciudad de Meridia.

Pero yo creo que no escogí escribir fantasía, sencillamente por lo que leía y lo que me gusta fue el género que terminé escribiendo espontáneamente. Además lo que yo quería era eso que hizo Tolkien, escribir una historia muy bien soportada, por eso en mis novelas a medida que avanza la historia cuento el origen de esa civilización, de cómo se construyó la ciudad y se estableció su sistema de gobierno, económico, incluso su sistema de transporte, y todas estas posibilidad de describir un mundo desde cero son lo que más me fascinó de este género. Te repito que yo no pensaba ser escritora, ya cuando tenía terminado el libro me entero de que en Colombia no son comunes los autores de literatura fantástica.

—Usted también se inventó una lengua propia para los meridios, al igual que Tolkien en sus libros…

No es una lengua precisamente, es más bien una correspondencia de caracteres, una serie de símbolos como del alfabeto meridio.

—¿Cómo fue el proceso para construir todo este mundo de Meridia?

Todo lo hice de forma muy artesanal, aunque hasta hace muy poco solo me había dedicado a la parte científica de mi profesión, creo que en el fondo siempre tuve una artista que espero mucho tiempo para salir, cuando yo le abrí ese espacio en mi vida saltó de alegría. Todo empezó cuando quise escribir la primera escena que tenía grabada en mi cabeza, pero me di cuenta que tratando de escribir lo más perfecto posible, tal como me lo imaginaba me iba a llevar mucho tiempo, entonces supe que era un proyecto a largo plazo, y siempre revisando y reescribiendo me fui enseñando yo misma a escribir. Ahora lo que hago en primer lugar es escribir libremente para desahogarme, no importa si se repiten palabras o expresiones, porque yo sé que luego volveré a pasar revisando todo y pulir, sabiendo que de alguna forma lo principal ya está escrito. Nunca hice un curso de escritura, solo con paciencia fui encontrando la manera en que la escritura me funcionara, es un método muy alternativo, supongo.

—¿Cómo encuentra la palabra Meridia?

Originalmente tenía otro nombre, pero cuando los usaba como gentilicio aludía de algún modo a Merlín, y no quería mi historia tuviera esa asociación, entonces decidí cambiarlo, ahí fue cuando me llegó esta palabra que para mí significa algo lejano o muy apartado, como algo meridiano.

—Desde este mundo imaginario también se hace una crítica del mundo real…

Esa es la manera que tengo de analizar lo que sucede en la realidad y confrontarlo, por eso los meridios comparten similitudes con los humanos, y además mi fantasía no es de elfos y hadas, sino que sucede en nuestro mismo planeta y la época actual. La características de los meridios, que justifico a través de un gen diferente que ellos desarrollaron, es que pueden percibir los sentimientos de los demás, de modo que a partir de eso crean una civilización muy empática. La crítica surge en que los meridios en algún momento del pasado no pudieron seguir relacionándose con los humanos y decidieron desaparecer, buscaron un lugar donde ocultarse que este archipiélago, ubicado según mi imaginación en el océano Pacífico cerca de la Isla de Pascua. Parte del conflicto en la novela surge del desprecio que sienten los meridios por los humanos y tendrán que aprender a manejar cuando Antonia descubre por accidente su mundo.

Al mismo tiempo traté de reflejar en los meridios una civilización que avanzó mucho más que los humanos en términos de ciencia y tecnología, debido a que ellos son pacíficos y se concentraron en desarrollar estos aspectos, en esa misma línea también establecieron un código de honor para resolver conflictos que no se basa en armas sino en habilidades, entonces por un lado se encuentran en una ciudad manejada por inteligencia artificial y por otro sus habitantes aún usan flechas y espadas como en el medioevo. También traté de imaginar una sociedad que no fuera capitalista y no dependiera del petróleo, algo que sorprende a la protagonista y de algún modo plantea críticas al mundo real.

—¿Qué importancia tiene la literatura fantástica?

Especialmente en el país que nosotros vivimos, con todos nuestros conflictos internos y constantemente impactados por noticias terribles, esta clase de libros nos permiten desconectarnos de la realidad por un momento. Principalmente busco que los jóvenes se atrevan a imaginar un mundo mejor, ya hemos leído muchas distopías. Poder imaginar de lo que somos capaces si resolvemos nuestros conflictos de otra forma, estas novelas ayudan a hacerlo posible y desviarnos de ese torbellino de violencia y negatividad.

—¿Cómo nació Antonia?

Antonia y Nicolás son los nombres que yo quería para mis hijos, pero como tuve dos niñas, entonces no pude usar Nicolás, y en las negociaciones para ponerles nombre Antonia también fue descartado, entonces los usé para mis personajes que son mis otros hijos. Sentí que debía crear a estos personajes para mirar a Meridia desde la perspectiva humana con Antonia, y para mirar a los humanos desde afuera, desde los meridios a través de Nicolás, y así creo ese contraste. Pero la primera escena que imaginé fue de una mujer vulnerables en un lugar desconocido escuchando una lengua que ignora, tratando de entender lo que sucede a su alrededor.

—¿Por qué decidió que la protagonista fuera mujer?

Vengo una familia llena de mujeres, en mi casa somos cuatro hermanas y tuve dos niñas, entonces fue lo más natural que imaginara a una mujer, realmente yo no me siento capaz de escribir desde un punto de vista masculino, siempre fue ella, porque una mujer me permite describir más fácilmente su carácter, sus emociones y todas las facetas que tenemos.

—¿Cómo han reaccionado los lectores colombianos a la historia de Meridia?

Antes de publicar el primer libro tuve esta historia formada en mi cabeza por 10 años, pero cuando se publicó finalmente tuve un poco de miedo de desprenderme de eso personajes que me acompañaron por tanto tiempo. La primera parte de Meridia la publiqué de forma independiente y traté de hacerlo llegar a mis compañeros de la universidad, fue difícil porque todos son ingenieros y lo último que esperan es leer un libro de literatura fantástica. Pero fue todo lo contrario, me recibieron muy bien el libro, valoraron mucho que yo hubiera escrito algo que no me iba a dar puntos salariales, sino por el gusto de escribir. Esto me animó muchísimo, y luego cuando ya la saga empezó a publicarse con Random House, fue como un sueño hecho realidad, porque me permitió llegar a muchos lectores que no conozco. He recibido muy buenas críticas y el reconocimiento de dedicarme a este género en un país como Colombia.

—¿Cómo ha influido su profesión de ingeniera en la escritura de sus libros?

Ha sido algo muy interesante, porque yo he logrado incluir en el libro varias de las ciencias que siempre me han gustado. Por ejemplo, yo en la universidad enseño ciencia de materiales, entonces en Meridia tuve la posibilidad de crear toda una ciudad, y si analizas cómo está hecha, puedes notar que tiene todo lo que considero será el futuro de la construcción y el desarrollo de materiales. En este sentido las novelas tienen algo de ciencia ficción, sobre todo en lo que se refiere a la tecnología que usan los meridios y cómo construyeron su mundo. Además está la geología, una ciencia que a mí siempre me interesó pero nunca pude dedicarme a esta profesión, pero Antonia, la protagonista es geóloga. También me gusta mucho la biología, entonces a partir de esta ciencia parto para establecer las diferencias entre meridios y humanos, especulando sobre hipótesis de un supuesto gen que en los meridios se expresa distinto. Aunque yo escribo fantasía, mi obsesión es explicar lo más detallado posible cómo suceden las cosas, no solo narrarlas, de tal forma que mi profesión científica me ha ayudado para darle verosimilitud a mis ficciones. Me parece que es una combinación muy enriquecedora.

—En la primera parte de su saga se plantea un conflicto entre humanos y meridios, en la segunda hay algo más de romance, ¿habrá una tercera parte de Meridia, cómo será su enfoque temático?

Sí, es una trilogía, y hoy acabo de entregar el manuscrito de la tercera parte. Pero ese romance que mencionas viene desde el primer libro, de hecho Meridia tiene como base una historia de amor, solo que está inmersa entre tantas otras cosas interesantes que tiene este mundo, cada detalle tiene su propia historia. A veces yo siento que Meridia es real y me imagino caminando por esa ciudad, espero que a los lectores les pase igual.

—¿Y cómo logró darle esa nivel de detalle a Meridia?

Cuando empecé a escribir tenía solo una idea general, no sabía que terminaría siendo una trilogía. Entonces tenía escenas o partes de la historia muy claras, y otras que faltaban para unirlas, pero poco a poco fui encontrando las piezas faltantes y uniéndolas. Para lograr abarcar toda la historia y cada detalle, tuve que llevar una serie de cuadernos con apuntes, que aún conservo, con dibujos, nombres y descripciones, para no olvidarme de nada. Hice planos de ciudades, casas, mapas, y al mismo tiempo descripciones de escenas que las voces de los mismos personajes me iban contando. En la escritura de la última parte, por ejemplo, me pareció que los personajes habían guardado detalles que yo no conocía, y esos fueron los que incluí, pero como me hablaban en cualquier momento, entonces mantuve cerca el cuaderno de apuntes, muchas veces a la madrugada me ponía a escribir porque si me quedaba dormida al despertarme ya no iba a recordar nada. Al final tuve tantos apuntes que para poder darle la estructura de bitácora que tiene la historia, para definir con claridad la línea de tiempo tuve que detenerme, y comenzar a ordenar todo, para eso ubique las escenas en cuadros independientes que podía mover de un lugar a otro en la línea de tiempo hasta que tuvieran la coherencia que yo buscaba, que todo sucediera de forma comprensible para el lector.

—¿Cómo es escribir siendo mamá y profesora?

El tiempo para escribir siempre fueron las noches, cuando ya se habían acostado mis hijas, avanzaba a pequeños trechos, así por cuatros años, y luego varios meses reescribiendo. Pero eso solo pasó cuando quise escribir la historia, porque yo siempre he vivido con esas voces y escenas en mi cabeza, es normal para mí, fue por 2014 cuando empecé a escribir sobre Meridia. A veces creo que mi necesidad de escribir fue una reacción a la crisis de los 40 años, fue una crisis creativa muy agradable, porque de algún modo me permitió liberarme de toda una vida dedicada a una profesión basada en números, a algo tan racional. Cuando publiqué la primera edición independiente, fue como darle vida a la artista que hay en mí, por eso me pareció indicado firmar como mis maestros, y en vez de usar mi nombre de madre y profesora, utilicé las iniciales: P. C. Cuéllar. Aún tengo un poco de miedo de estar en este mundo de la literatura, definitivamente salí de mi zona de confort, pero poco a poco me he ido acostumbrando, sobre todo por el cariño que he recibido de los lectores. Ahora llevo como una doble vida, madre y profesora durante el día, y escritora de literatura fantástica en las noches, y me siento muy feliz de esta forma.

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