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Beatriz López fue reconocida por la Gobernación del Valle con la 'Distinción Vida y Obra'. | Foto: Foto: Aymer Andrés Álvarez / El País

PERIODISMO

Beatriz López, una maestra que le abrió camino a la mujer en el periodismo del Valle

Una mujer que ha dedicado su vida a ejercer un periodismo de calidad, con el corazón y la pluma firme para contar siempre la verdad. Entrevista.

28 de noviembre de 2021 Por: Por Redacción El País

En honor a su Vida y Obra, la Gobernación del Valle entregó un reconocimiento a una de las mujeres que más ha aportado al crecimiento y evolución del periodismo regional y quien se ha destacado por ser una “periodista de batallas”, que con sus textos ha logrado despertar la conciencia de los lectores por su claridad y capacidad de reflexión frente a las problemáticas sociales de la región y el país. Beatriz López se enamoró del periodismo mientras ejercía como secretaria del fundador del periódico El País, de Cali, ‘Lalo’ Lloreda.

Desde entonces, decidió dedicar su vida a este oficio. Y el esfuerzo ha dado frutos: hoy es un modelo a seguir del periodismo vallecaucano por el temple para enfrentar la veracidad de las historias, por encarar las luchas que le ha ofrecido la profesión. En su recorrido por las diferentes áreas de la comunicación y el periodismo, demostró su capacidad para analizar las situaciones y dar frente a lo que debía enfrentar, ha pasado por importantes empresas en el sector público y privado como Emcali, El Tiempo, y ha dejado su huella en el periodismo regional como jefe de redacción y columnista del periódico El País de Cali.

“Ha sido siempre muy recordada por su gran temperamento, por su actitud maternal, por ser muy clara y por su gran capacidad de análisis en todos los temas que suceden en el país”, comenta Vicky Perea García, editora de Opinión de El País.

La diplomacia es una de sus grandes cualidades, la cual le ha permitido no solo saber manejar los enfrentamientos entre el periodismo y algunos poderes, sino llevar a su mesa a grandes pensadores y figuras de diversos sectores sociales.

“Además de ser una excelente anfitriona, Beatriz es una mujer que suele relacionarse con diferentes tipos de personas para poder conocer todos los puntos de vista. Es una anfitriona espectacular que entiende a los diversos actores que suele frecuentar”, cuenta Eduardo José Victoria, gerente de RCN Radio en el Valle.

Un premio a la Vida y Obra es un honor que no todos en un oficio alcanzan. Qué ha significado el periodismo para su vida, y qué otra cosa habría sido si el periodismo no se hubiera atravesado en tu camino.

“El maldito oficio”, como lo llamó Albert Camus, ha significado para mí, una forma de existir, de conocer el mundo, de auscultar la verdad. Creo que fuera del amor, no hay una pasión más grande que este oficio.

Entre las "obras" buenas que un periodista honesto y serio alcanza, ¿cuáles la llenaron de mayor satisfacción?

Me inicié como columnista, después como jefe de Páginas Femeninas en este diario, donde tuve los primeros maestros, José Hugo Ochoa, Raúl Echavarría Barrientos y Jorge Arturo Sanclemente. En esas páginas dedicadas a la mujer de entonces, los temas de rigor eran la moda, la cocina, la belleza, etc. Ese fue mi primer reto: invité a varias mujeres de vanguardia, inteligentes, feministas, para tratar temas diversos. Allí se iniciaron Aura Lucía Mera, Lili Urdinola, María Antonia Garcés, María Cristina Mera, Consuelo Lago (de ella nació Nieves), Ruth López, Camila y Lucía Domínguez. Después vinieron las conferencias de Estanislao Zuleta, donde aprendimos a cuestionar el mundo, el país y nuestro entorno.

La profesión ha cambiado por las redes sociales y los retos de Internet. Usted que vivió una era dorada del periodismo pensado y sin él afán del clic, ¿qué les recomienda a las nuevas generaciones de reporteros?

Es cierto. Para quienes vivimos las salas de redacción, unos hervideros de voces altisonantes, cuando se llegaba de la calle con la verdad a cuestas, para escribir en kilométricas cuartillas, la noticia del día, la crónica roja, la entrevista con el político de turno, mientras los teletipos de las agencias internacionales escupían las noticias del mundo y las ruidosas rotativas, se alistaban para imprimirlas, hoy el panorama es muy diferente. Las redes sociales y el periodismo virtual, le han hecho perder la dinámica al periodismo. No solo están prendidos al Internet, sin contacto humano con las fuentes, sino que las mismas redes compiten con ellos a través de ‘fake news’, y el “maestro” Google ha reemplazado nuestras memorias de fechas, nombres y acontecimientos de la historia. El Zoom es una fórmula del autismo actual.

Como mujer que abrió camino para otras en un mundo de hombres, ¿cómo enfrentó los retos de su tiempo para lograr construir una carrera tan brillante y duradera?

Fui la primera mujer Jefe de Redacción de un periódico de alta circulación como El País. Ante la negativa de periodistas de renombre de la capital de venir a un diario de provincia, los Lloreda decidieron designarme a mí como tal. Un auténtico reto. Los reporteros hombres, cerca de 20, aceptaron con cierta curiosidad mi nombramiento, pero las reporteras mujeres protestaron ante la Gerencia. Desde ese día aprendí que nosotras somos menos solidarias con nuestro género que ellos.

Fue una maravillosa experiencia dirigir la redacción, compartiendo la pasión por el oficio a través del respeto por el trabajo de cada uno, el énfasis en la verdad y, ante todo, la ética, en épocas oscuras del narcotráfico en Cali.

Ahora que se han ventilado tantos casos de acoso a las mujeres periodistas, ¿cree que ha cambiado para mejor o para peor el apoyo que se da a las profesionales de este oficio?

Creo que el acoso a las mujeres se ha transformado hoy. El peligro actual, en la confrontación que vive el país, por el solo hecho de opinar o investigar sobre una de las dos facciones, te convierte en persona ‘non grata’.

A veces, se llega hasta la declaración de objetivo militar. No son gratos estos tiempos para un periodismo libre.

¿Qué valores sin fecha de caducidad debe tener un reportero, tanto ayer como hoy y a futuro?

El reportero o “cargaladrillos” es la base “sine qua non” del periodismo. Es el que se observa en la calle la violencia, el delito, la desigualdad social, el hambre y los errores de los gobiernos, cuando tapan la verdad con declaraciones falsas de lo que acontece. Jamás un reportero tendrá caducidad, ni siquiera cuando pasa a las páginas de opinión.

Fue pionera como editora en secciones de primer impacto en el mundo de la política. ¿Cuáles fueron las ideas que la impulsaron para soportar la presión, y para mantenerse fiel a la verdad cuando tantas fuentes intentan torcer y silenciar y desviar los hechos?

Llegué a El Tiempo, como editora de Carrusel, después de varios años como Jefe de Redacción de El País. Le di una especie de vuelco a la publicación y un buen día le dije a Enrique Santos Castillo, el gran editor, que vio que ya no quería hacer más recetas de cocina, que era una periodista de batalla, y que estaba dispuesta a volver a la reportería. Sonrió, y respondió “tenga paciencia, china”.

Al mes, tuvo un preinfarto y el médico le ordenó bajar intensidad a su trabajo. Fue entonces cuando me nombraron Editora de Justicia y otras secciones del periódico. Eran los días terribles de Pablo Escobar, los estallidos en el DAS, los asesinatos de ministros de Justicia y de Luis Carlos Galán. También el proceso de Paz con el M19, en el gobierno de Betancourt. El reportero que cubría la Corte Suprema de Justicia podía ser mi abuelo, le decían el “Flaco Arenas”. Era toda una labor de vigilancia, consultando fuentes de Justicia, Gobierno, y cuidando que mis reporteros fueran muy precisos en sus datos.

¿De qué se arrepiente en su carrera?
He sido una defensora de la verdad no solo en el campo de la reportería sino en el de la opinión. Debido a la confrontación actual, un sector del periodismo ha tenido que migrar a las redes virtuales de Instagram, y abandonar revistas y periódicos tradicionales de gran circulación. Un ejemplo fue lo sucedido en Semana, donde figuras como Antonio Caballero, Daniel Coronel, María Ximena Duzán, Daniel Samper y su hijo Samper Ospina, tienen hoy una columna virtual semanal, que tiene infinidad de lectores, pero que no es lo mismo que el tacto con el papel.

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