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Beso, imagen de referencia | Foto: Foto: Archivo de El País

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Sexo sin fecha de vencimiento: claves para disfrutarlo en la madurez

La sexualidad se vive diferente de acuerdo con cada edad y etapa de la vida. Lograr el autoconocimiento y sacar partido a los cambios físicos es la clave para llegar al disfrute pleno en pareja, sin fecha de vencimiento.

14 de noviembre de 2018 Por: Redacción de El País 

Si bien según expertos en Sexo, Reproducción y Género del Instituto Kinsey, de la Universidad de Indiana, la edad influye en el apetito sexual y la necesidad de contacto físico, que disminuye con el paso de los años, es en la edad madura cuando se consigue un mejor disfrute del sexo.

Aunque a los 20 o a los 30 años las hormonas nos llevan a tener sexo desenfrenado, es a los 40 que aprendemos a disfrutar de una sexualidad plena, a los 50 que conseguimos un nivel de erotismo que a los 60 y 70 se puede perfeccionar con el auto conocimiento elevado del cuerpo y de la pareja que se logra a esa edad. Para la sexóloga Valérie Tasso, “de los 30 a los 40 la calidad cobra más importancia que la cantidad, la mujer, en especial, tiene una mayor disposición de su propio goce y de su deseo. Hay inquietud por mejorar sexualmente, por aumentar los orgasmos o hallar el punto G.

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“Con la edad cambia la perspectiva. De los 20 a los 30 años uno está más preocupado con la cantidad que con la calidad, piensa que es mejor tener mucho que tener poco aunque bien hecho. Por eso se empiezan relaciones sin mucho sentido solo por la necesidad de decir ‘estoy teniendo mucho sexo’”, asegura Flavia Dos Santos. “Al aproximarse cierta edad uno va teniendo un poco más de calma, de paciencia. Cuando la persona tiene más tiempo y menos presiones, se entrega más, los estudios demuestran que el punto máximo de disfrute del sexo es la tercera edad, porque se pone más atención a los sentidos, se conecta con el propio cuerpo y el del otro. El afán de la juventud, de controlar la vida a través de los números, por fortuna, llega un momento en que se acaba”.

112 veces al año suelen tener sexo personas entre los 18 y 29 años.
86 veces al año tienen sexo personas entre 30 y 39 años, y 69 veces al año, entre 40 y 49, según estudio de del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana.

Entre los 20 y 30 años . Del impulso hormonal a la experiencia

La sexualidad a los 20 es más física, más guiada por el impulso, por las hormonas, sin tanta carga de erotismo y más llena de tabúes y limitaciones impuestas por la educación y por la cultura. Dice el sexólogo Ezequiel López Peralta que “desde el punto de vista físico puede ser una sexualidad óptima pero, desde una óptica psicológica, la falta de autoconocimiento y apropiación del propio cuerpo puede hacer que no se disfrute del sexo con los cinco sentidos.

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“A los 20”, según la sexóloga Silvia Sanz, “las mujeres, que aún no conocen su cuerpo, están más pendientes de dar placer que de obtenerlo o con su idea romántica del sexo, de hallar la pareja ideal, pueden perderse del disfrute del momento.

A los 30 años la persona puede estar más afianzada a nivel de pareja, probablemente casada o ya con experiencia de haber tenido varias parejas estables largas, lo que le da un mayor nivel de sapiencia, de superación de mitos y falsas creencias, ya no está el impulso fuerte de la adolescencia pero sí un muy buen nivel de deseo, se goza de más libertad sexual y mayor empoderamiento. Así que, si se tiene una pareja estable y buena comunicación con esta, se logra una sexualidad bastante completa en el sentido de la diversidad, de darse permisos y de disfrutar.

Entre los 40 y 50 años. Del erotismo a los cambios físicos

Los 40 son una década de mucho equilibrio, si se está sano física y psicológicamente se logra un buen rendimiento sexual y con toda la experiencia sumada, se logra un buen balance entre lo sexual y lo erótico. A esta edad se aprende a ver sexualidad más desde el juego, de la provocación, ya no tanto desde lo que se muestra sino de lo que da a pensar. Es la etapa más impregnada de erotismo.

A los 50 años se sabe lo que se quiere y cómo obtenerlo, y aparecen inquietudes de carácter biológico, derivadas de la batalla hormonal: en las mujeres (sequedad vaginal, posible caída del deseo, desencuentro con el propio cuerpo) que afectan la percepción sexual que tienen de ellas mismas. Pero, si se presentan inconvenientes del climaterio o posmenopausia, son superables con un buen tratamiento médico, psicológico, sexológico y en pareja, según López Peralta. Los hombres con la andropausia, o declinación androgénica: disminución gradual en los niveles de andrógenos, testosteronas, hormonas masculinas, lidian con cambios en el rendimiento sexual. Pero tornando la relación menos coital y más asociada con los juegos eróticos, se puede vivir una sexualidad plena.

Entre los  60 y 70 años. Adaptarse a los cambios

Es en esta etapa de la vida, según Valérie Tasso, que "si se siente deseo, se disfruta. Si no se siente, no inquieta”. Las relaciones sexuales se tornan más afectivas, lo que hace que cobren protagonismo las caricias, los abrazos, los besos y la compañía. Si existe una mayor ternura y delicadeza, esto puede ayudar al placer sexual de ambos sexos.
El coito ya no es tan importante.

Para Ezequiel López, de los 60 años en adelante priman los mitos y creencias falsas que existen acerca de la sexualidad y el envejecimiento, ese errado concepto del “viejo verde” o “vieja verde”, que no debería pensar en el sexo sino dedicarse a otro tipo de metas y objetivos, cuando en realidad el sexo debe seguir siendo importante en cualquier etapa de la vida si la persona así lo quiere.

El principal desafío es aceptar que la sexualidad sigue existiendo, buscar alternativas, no coitales, para complementar la relación con otros juegos que puedan ser excitantes, bastante llamativos o placenteros. El sexo no es exclusivo para determinada edad.

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