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El médico Ricardo Palacios Gómez, director de investigación clínica del Instituto Butantan. | Foto: Especial para El País

CORONAVAC

Colombiano que dirigió ensayo de la vacuna de Sinovac en Brasil habla de su experiencia

El médico Ricardo Palacios cuenta que actualmente se estudia la posibilidad de tener una vacuna diseñada para proteger contra la infección, ya no para enfermedad grave -como las actuales-.

26 de septiembre de 2021 Por: Leidy Tatiana Oliveros, reportera de El País

Hace unos meses, cuando todo el mundo estaba en la incertidumbre por lo que pasaría en el futuro con el covid-19, y a su vez con la expectativa de tener pronto las vacunas que ayudarían a contener la pandemia, el médico colombiano Ricardo Palacios Gómez era una de esas tantísimas personas que estaban trabajando día y noche estudiando uno de los biológicos que contribuiría a controlar la emergencia sanitaria.

Palacios, desde la dirección de investigación clínica del Instituto Butantan, en Brasil -uno de los más importante en América Latina y al que perteneció hasta hace poco- tuvo el reto de coordinar los estudios clínicos de la tercera fase de la vacuna de Sinovac. Justamente hace un año, en el mes de junio, el también doctor en enfermedades infecciosas arrancó con la etapa de la prueba de la eficacia del biológico con 9000 voluntarios y también estuvo a cargo de coordinar el seguimiento de cada una de estas personas, para finalmente aportar, con los resultados del estudio, a la aprobación del permiso de uso por emergencia.

En diálogo con El País, el médico Palacios contó su experiencia de trabajar en el proceso de desarrollo de una de las vacunas que ha ayudado a salvar miles de vidas y de la que en Colombia ya han sido aplicadas más de doce millones de dosis.

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¿Cómo fue la experiencia de trabajar en las pruebas de Sinovac?

Cuando uno piensa que esta pandemia afectó tan gravemente América Latina es natural pensar en el protagonismo que América Latina también debería tener en la búsqueda de vacunas que son las que permiten salir de la pandemia. En este caso, Brasil estaba en una posición mucho más fuerte en relación con otros países, porque la infraestructura y la ciencia han sido desarrolladas, ya que han tenido mucha inversión en ese sentido.
Si uno compara las seis vacunas que hay, esta de Sinovac es la que tiene una contribución mucho más sólida, palpable por parte de América Latina, porque justamente el estudio liderado por el Instituto Butantan, y que tuve la honra de dirigir, se hizo con base para esa aprobación de uso de emergencia. Y comparado con las otras vacunas, las demás recibieron recursos financieros enormes de apoyo de gobiernos, de instituciones y esta no.

​¿Cuáles fueron los resultados más importantes que encontró en esta vacuna?

El mayor aporte que hubo en esta vacuna en comparación con otras, es que logró estar disponible muy rápidamente para varios países en desarrollo, en particular en América Latina. Al comienzo las otras vacunas desarrolladas no estaban disponibles para nuestros países y ese es un punto interesante, porque cuando uno habla de emergencia de salud pública es una carrera contra reloj y cada día que atrasemos la vacunación son millares de personas que mueren. Cuando se inicia la distribución , que es a finales de diciembre del 2020 y comienzo de este año, el acceso de nuestros países a esas vacunas, que fueron financiadas primordialmente por los países desarrollados, fue muy limitado, teníamos muy pocas y eso afectó grandemente la posibilidad de poder controlar la pandemia en nuestra región.

El hecho de tener acceso a Coronavac, cuando otras vacunas no estaban disponibles, hizo que la situación no fuera aún más grave de lo que fue y la mortalidad no fuera mayor. Nosotros tuvimos la felicidad de poder contribuir en ese sentido a que América Latina no tuviera que llorar más muertos de los que está llorando por causa de retrasos en la obtención de vacunas.

¿Qué tan eficaz es este biológico frente a las variantes del covid?

En relación a las emergentes variantes es más o menos un consenso con todas las vacunas en general. Hay varios niveles en los que uno esperaría la protección de las vacunas: Uno, a nivel de la infección, y por lo general todas tienen una eficacia muy limitada en relación a proteger de la infección por completo; otra, en relación de la enfermedad en cualquiera de sus formas, y otra en relación a la enfermedad grave. Cuando todos estábamos desarrollando las vacunas, nuestro objetivo primordial era la enfermedad grave y en ese sentido la diferencia entre las vacunas no son tan importantes, estamos dando una efectividad más o menos semejante, inclusive a pesar de las variantes.

¿Qué tan necesaria es la tercera dosis?

No es preciso hablar de tercera dosis porque cuando se habla de tercera dosis es cuando se necesita que el esquema de vacunación tenga tres dosis para ser completado, y en este caso los esquemas en la mayor parte son de dos dosis. En algunas personas que tengan un riesgo aumentado, y esto se ha visto con prácticamente todas las vacunas, es que la protección comienza a disminuir entre seis y ocho meses después de la aplicación del esquema inicial, y por eso en varios países se ha sugerido, para los grupos de mayor riesgo, utilizar una dosis de refuerzo.

¿Para esa dosis de refuerzo se podría combinar vacunas o deberá ser la misma que recibió inicialmente?

Lo que se ha visto en algunos estudios preliminares es que utilizar una vacuna diferente a la del esquema inicial puede ser una idea interesante para tener una estimulación mayor del sistema inmune. Hay algunos estudios en curso, uno de ellos en Inglaterra, otro en Brasil, que intentan entender esa respuesta utilizando vacunas diferentes.

Coronavac ha sido estigmatizada por muchos como una vacuna de poca efectividad, ¿qué decirles a esas personas que no creen en la seguridad y eficacia de esta?

Desde que la diseñamos era claro que la vacuna era para enfermedad grave, no para una enfermedad leve. En todas las vacunas, los datos en cuanto a enfermedad grave siguen siendo muy fuertes, sólidos, es decir, demuestra protección y eso es lo que realmente importa. Las personas tienen que entender qué es lo que se esperaba de las vacunas. Ahora, las personas que comienzan a descubrir que las vacunas que utilizan otras tecnologías como RNA también pueden enfermarse leve, lo importante es que no lleve una enfermedad grave. Es un riesgo que en todas las vacunas va a ocurrir.

¿Qué pasa si la segunda dosis no se recibe en el intervalo estipulado, la primera dosis se pierde?

No es cierto. En general las vacunas inactivadas, como el caso de la Sinovac, la respuesta es inclusive un poco mejor si uno aumenta el intervalo de tiempo entre la primera y segunda dosis. Las personas que recibieron a las ocho semanas pueden tener una respuesta inmune un poco mejor. ¿Por qué no lo recomendamos desde el comienzo? Porque nosotros sabíamos que la protección con una dosis única era una protección muy baja, el riesgo que se tenía era que la persona con la primera dosis sintiera que ya estaba protegida, se expusiera más y llegará a enfermarse de forma grave, por eso se coloca el intervalo de cuatro semanas, que es razonable y en el que hay una buena respuesta inmune y que se espera que la persona pueda cuidarse ese periodo para disminuir su riesgo.
Pero si la persona pudiera cuidarse, el intervalo entre primera y segunda dosis más de cuatro semanas, no sería ningún problema, incluso la respuesta inmune puede ser un poco mejor.

En Colombia, por error, siete niños recibieron como segunda dosis la vacuna Sinovac. ¿Hay algún riesgo, ya que esta aún no ha sido autorizada para los menores?

La vacuna de Pfizer y la Sinovac ya tienen datos de utilización en niños, son consideradas muy seguras y generan una respuesta inmune bastante fuerte. De lo que no se tiene información es sobre la utilización de mezcla de vacunas, porque no se han hecho estudios. Cuando se utilizan vacunas masivas pueden existir errores como este. En general, en todas las vacunas no se informó que esos errores traigan una consecuencia negativa en relación a las personas que la reciben. Lo que queda como duda es si el esquema vacunal se considera que fue completado o no.

Hay personas que aún no creen en la vacuna. Cuéntenos, ¿cómo estas crean la inmunidad contra el covid en nuestro organismo?

Todas las vacunas tienen en general el mismo principio y es presentar, sea en fragmentos del virus o el virus en su totalidad inactivados, es decir, que no puede causar la enfermedad, y se coloca de forma inyectada para que el cuerpo haga una reacción y genera una respuesta de defensa, que es lo que nosotros llamamos la respuesta inmunológica: esta es cuando el organismo aprende a reconocer y prepararse para la eventualidad de llegar el virus infectante, el de verdad. Esa respuesta inmunológica es bastante compleja, tiene varios factores que estamos entendiendo hasta ahora.

Aparentemente lo que nosotros necesitamos para responder contra una enfermedad grave es que tengamos células de memoria porque son las que recuerdan cómo es el virus presentado en el vacunado, entonces cuando recuerda eso y la persona se expone al virus, de alguna forma va a responder adecuadamente para que ese virus no consiga invadir otros órganos.

¿Qué se conoce de otras vacunas que están en estudios?

Hay varias vacunas que están en evaluación. Esas vacunas buscan generalmente tres objetivos: el primero, poder aumentar la capacidad de producción en el mundo, existe todavía un déficit muy grande, entonces algunas tecnologías pueden hacer que la producción sea más simple o más barata o más eficiente y de esta forma expandir a otros países y poblaciones. El segundo, es disminuir la cantidad de reacciones adversas a la vacuna con una protección semejante a la que ya tenemos o hasta un poco mejor.
Y el otro objetivo es una vacuna muy diferente, son diseñadas para proteger contra infección, tienen que generar otro tipo de respuesta de defensa que impida que el virus pueda establecerse después de que somos expuestos a través del contacto con la mucosa de la nariz, la boca, en fin, de las partes donde podemos tener ese contacto inicial con el virus, y es enseñarle al sistema inmune que está en esa parte en particular del cuerpo cómo protegerse la infección. Son vacunas que no van a ser inyectadas como las actuales, sino que puede ser un spray nasal. Es otro tipo de tecnología muy interesante, que viene a complementar los avances que tenemos contra el covid, a través de una forma que posiblemente vamos a conseguir aumentar la protección para la transmisión del virus.

¿Y cuándo podrían estar listas estas últimas?

Existen varias dificultades en la demostración de este tipo de efecto porque son estudios que requieren una complejidad mayor, pero tal vez para finales de 2022 algún producto esté comercialmente disponible.
Hay varios grupos en Estados Unidos, Europa, aquí en Brasil que están trabajando ese tipo de tecnologías.

Los mayores aprendizajes

¿Cuáles son las enseñanzas que nos debe dejar la pandemia?

“La primera lección, que no hemos aprendido muy bien como humanidad, es que todos, como seres humanos, estamos en la misma situación de riesgo, lo que implica que todos tenemos que trabajar juntos para salir. En el lado científico nosotros logramos avanzar mucho, se logró colaboración entre grupos de investigación, compañías, agencias reguladoras, compartiendo información, nunca había visto algo como eso. Pero cuando se va a ver la distribución de esas vacunas, es bastante diferente, los países, las instituciones no demostraron esa misma solidaridad. Otra lección que estamos aprendiendo es cómo se maneja el riesgo. Necesitamos comenzar a enseñar a las personas en qué circunstancias no necesitaría utilizar máscara, cuando se llegue a qué nivel de inmunización, si quiere organizar una fiesta, cómo se puede organizar de forma segura, ese tipo de cosas nos toca aprender y enseñarles a las personas a manejar ese riesgo. Para tener una transición segura a la normalidad”.

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