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Joven sobreviviente a un ataque por perros rompió el silencio: “La muerte no es el final”
El hecho se registró en la capital del país. Víctima hace un llamado a la prevención.
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7 de jul de 2025, 03:59 p. m.
Actualizado el 7 de jul de 2025, 03:59 p. m.
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El 25 de marzo del presente año, Greiber Eduardo Berrio, de 19 años, caminaba por las calles de la localidad de Bosa en Bogotá, cuando fue atacado por 9 perros callejeros, los cuales le provocaron alrededor de 150 mordeduras. Un ataque que le causó al joven venezolano, la perdida de sus orejas y amputación de sus brazos.
Cuatro meses después, muchos de los cuales los pasó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), compartió para medios de comunicación su historia de superación e hizo un llamado a las autoridades distritales, ya que asegura que su caso se pudo haber evitado.
“La muerte no es final, sino un comienzo, porque más allá de lo físico existe lo espiritual”, indicó el joven.
Greiber, quien esa noche de marzo, recuerda haber escuchado en primer lugar el ladrido de uno de los perros, narra en su testimonio, que al alertarse con el ladrido decidió ignorarlo y colocarse los auriculares para continuar su camino, pero el animal se lanzó a sus piernas, y al intentar protegerse se quitó el bolso tratando de cubrirse, y fue allí cuando notó la presencia de más perros.

“Vi la silueta de los otros perros y ahí se me aceleró el corazón y pedí auxilio”, afirma Greiber, quien en medio del pánico, suplicó a los animales que dejaran de morderlo: “Ahí comencé a sentir el verdadero dolor; me intentaba levantar y estos no me dejaban”.
Situación que lo llevó a la resignación e incluso a pedirle a Dios que se lo llevara. Sin embargo, fue un auxiliar de policía quien llego a su rescate y contacto a un familiar.
Tras el rescate, Greiber fue trasladado al Hospital de Kennedy, donde permaneció en coma. Durante ese tiempo, experimentó un sueño en el que luchaba por su vida: “Sentía que tenía una lucha contra el diablo, que me quería llevar. Sin embargo, le dije que no, que yo estaba bien con Dios. Peleé bastante, pues quería estar vivo y cerca de mi familia”.

Ahora, este joven, quien asegura que su fe es lo que lo mantiene vivo, pide ayuda a las autoridades, en especial a la cancillería, para poder costear las 100 terapias, tratamientos para sus cicatrices, y las prótesis que necesita para sus extremidades.
Además, le exige a los encargados de la protección y bienestar animal, tomar medidas sobre el asunto de los perros callejeros, ya que este no es el primer caso de agresión que se presenta, pues incluso en 2016, la Defensoría del Pueblo alertó sobre esta problemática revelando que cada hora se registran dos ataques de perros en Bogotá.
Petición a la que Ana María Hinestrosa, subdirectora de Cultura Ciudadana del Instituto de Protección y Bienestar Animal, respondió que ya identificaron al propietario y trasladaron a los caninos a la Unidad de Cuidado Animal del Instituto.
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