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Ex constituyente Hernando Yepes dice que Morales no debió ser fiscal

El ex constituyente Hernando Yepes Arcila dice que a Viviane Morales “la hemos visto endeble en muchas de sus actuaciones”. La detención preventiva es una aberración, sostiene.

26 de febrero de 2012 Por:

El ex constituyente Hernando Yepes Arcila dice que a Viviane Morales “la hemos visto endeble en muchas de sus actuaciones”. La detención preventiva es una aberración, sostiene.

Hernando Yepes Arcila es, sin lugar a dudas, uno de los juristas más connotados y acatados del país y un constitucionalista notable. Fue magistrado de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, cargo vitalicio del que se retiró voluntariamente para aceptar la candidatura a la Asamblea Nacional Constituyente, en la lista encabezada por el ex presidente Misael Pastrana. Magistrado de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, fue su primer presidente. Ejerció como conjuez de la Sala Contencioso Administrativa del Consejo de Estado. Fue Consejero de la Embajada de Colombia en Italia, Secretario General de la Gobernación del Departamento de Caldas y Secretario General de la Universidad de Caldas. Andrés Pastrana lo llevó a su gabinete como Ministro de Trabajo. En el sector privado su formidable carrera lo ha llevado a ser Director Jurídico de la Federación Nacional de Cafeteros, director del Departamento de Derecho Público en la Javeriana, donde ha sido también profesor de Derecho Constitucional.Catedrático de Ideas Políticas, de Filosofía del Derecho y de Teoría de la Constitución en otras importantes universidades colombianas, Yepes Arcila es no sólo un gran jurista, un estudioso incansable de los temas que competen a su profesión y un hombre serio y disciplinado, sino un apasionado de su casa, de su mujer y sus hijos, de la lectura, de la pintura y un gran viajero visitador de museos. Dueño de un gran sentido del humor, es además, un conversador de prodigio, de aquellos de quienes el poeta Jorge Rojas, aseguraba que podrían dar “recitales” de conversación.Lo he leído muy anti-uribista.Lo soy radicalmente. Creo que Uribe es el punto más bajo de la trayectoria moral de este país.Ah, caramba, ¿y por qué?Porque nos dejó todas las lacras y los males propios de un autoritarismo tropical. Es un personaje del Siglo XIX absolutamente inapropiado como líder para una sociedad moderna. Su administración fue un desastre en lo moral y creo que los niveles de desinstitucionalización a los que nos quiso llevar significan un gran retroceso. Administrativamente fue un fracaso completo. El único frente exitoso que todos le reconocemos, le respetamos y le agradecemos, es su avance en la marcha de la guerra, pero al precio muy alto de hacernos perder de vista la perspectiva de la paz.¿Quiere decir que Uribe le hizo más daño que bien, al país?Sin duda. No creo que haya un periodo de la historia de Colombia, desde la independencia hasta hoy, que tenga más signos negativos. El concepto de moralidad pública, de espíritu público y de sentido de lo nacional descendió tanto, como no creo que hubiera ocurrido siquiera en los mismos orígenes de la república.Ha sido un personaje funesto. ¿Cómo ve el asilo de María del Pilar Hurtado en Panamá?La administración Uribe fue un prolífico semillero de futuros prófugos. Cuando uno ve a sus personajes más conspicuos desfilar por la cárcel, por distintos delitos, encuentra la imagen más plástica de lo que es el desastre moral, ético y político de un gobierno. El hecho de que se sustraigan de la justicia colombiana, para escapar a su juzgamiento, es una conducta absolutamente inaceptable y demuestra que nunca fueron dignos de formar parte de la dirigencia del país.Uribe y sus seguidores aducen persecución política...La justicia hoy no alcanza los niveles de neutralidad que le fueron característicos. Las comunidades modernas quieren otro tipo de juez y lo obtienen, pero sin duda, entre los males que nos hizo el doctor Uribe está el de provocar reacciones políticas en la rama jurisdiccional. El debate entre Uribe y el entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia es indigno para las dos partes. Personalmente creo que la rama respondió a la agresión injusta e inconstitucional del Presidente, contraria al Estado de Derecho, y provocó una respuesta más apasionada que la que nos hubiera gustado presenciar.Pero, de allí a deducir que hay una justicia politizada, hay mucha distancia. Aquí tenemos magníficos jueces en las altas cortes que son muy buenos cuando juzgan y muy malos cuando cumplen funciones políticas, por lo menos en algunos casos. Analice a la Corte Suprema de Justicia, la misma Corte heroica que le hizo frente a las demasías del Ejecutivo, que nos libró del autoritarismo hirsuto y primitivo al que quería arrastrarnos Uribe y que merece por eso la gratitud nacional. Esa Corte, ya en el ejercicio de funciones políticas, muestra unas disfuncionalidades enormes que la hacen menos amable.¿De dónde procede todo ese enredo?La convocatoria de la Constitución a la cumbre del poder judicial para que participe en procesos que, por su esencia, son políticos, fue equivocada. Causó cambios en el comportamiento de los cuerpos judiciales. Fueron inspirados por buenos propósitos hasta que se aprobó el régimen de elección de Procurador y de Contralor General de la Nación por parte de la Corte.Creo haber sido el único opositor, por lo menos activo y explícito, a esa medida. Dije entonces que “la Constituyente acaba de darle un regalo envenenado al poder judicial, porque no se podrá conseguir la moralización de las contralorías y, en cambio, se va a corromper el poder judicial”. ¿Cómo ve la labor de los grandes entes de control?Es un momento brillante bajo la dirección del procurador Alejandro Ordóñez y la contralora Sandra Morelli, que son candidaturas emanadas del poder judicial. Ambos fueron llevados allá por el impulso del Consejo de Estado.Pero, volviendo atrás, se observa que este traslado de funciones políticas a las más altas esferas del poder judicial afectó mucho a la Corte Suprema. Recuerde que transcurrió año y medio antes de que pudieran elegir Fiscal General, porque se polarizó tanto que un pequeño grupo de manzanillos tuvo el poder suficiente para impedirle el cumplimiento de sus funciones y logró derrotar al grupo de los epónimos y de los grandes magistrados de la Corte Suprema. Usted hizo parte de la Constituyente que otorgó dichas funciones, por las listas de Misael Pastrana.Sí, yo participé por el glorioso, indivisible y mínimo Partido Conservador de entonces. Risa. Fue el momento más emocionante de mi vida participar en esa Constituyente. ¿No le da dolor la situación del Partido Conservador, primero cooptado durante ocho años por el uribismo y ahora por el santismo?Desde luego que sí. El fenómeno Uribe empujó al partido hasta el punto de postración más profundo en toda su historia, porque al sumarse a Uribe y al reducir sus líneas programáticas a una apreciación muy sumaria y grosera de lo que es su vocación al orden, optó por una visión carcelaria y penitenciaria del orden y no por aquella creativa que nos hizo grandes en la historia nacional como autores, por ejemplo, de la Constitución del 86. Uribe, realmente, arrastró al partido casi a su pérdida total de identidad.Le atribuye al doctor Uribe un poder casi mágico de seducción. ¿No será más bien que los directivos goditos han estado “bajitos de punto”?Sí, esto no habría ocurrido si el partido hubiera tenido claridad sobre sí mismo, vocación de destino histórico, propósito de construir país, pero agotó los impulsos que justifican su existencia y lo acreditan en la convulsa historia que ha vivido en los últimos 150 años. Es cierto que ya había abdicado -y mucho- de eso, porque viene en tal proceso de desintegración que Uribe simplemente lo precipita, empuja e intensifica, entre otras cosas, porque le da cierta apariencia y disimulo al proceso. El partido está funcionando en comisiones que tienen la tarea de estudiar una reingeniería de la colectividad y una actualización de sus estatutos, porque ésta no puede seguir siendo un simple partido parlamentario, que es la manera decente de decir: un partido de manzanillos y caciques locales, sin más interés que sus propias carreras.Recuerde que la administración de Misael Pastrana fue calificada como ‘El Frívolo Cuatrienio’. La recíproca aversión que se tenían Misael Pastrana y Alfonso López, fue muy dañina para ambos. López, que era especialista en eslóganes y lograba acuñarlos con mucha fuerza, lo calificó así con su muy brillante y legendaria mala leche, pero de frivolidad no hubo nada.¿Cómo ve hoy la mayoría de edad de la Constitución del 91?La Constitución del 91 está de moda y está muy bien alabarla pero no debemos enceguecernos al punto de no ver sus grandes debilidades. Entre ellas, el no haber sido capaz de percibir el efecto dañoso que el sistema electoral del momento está haciendo a las instituciones y, fomentar el clientelismo hasta el punto de volverlo el único dinamismo posible y con posibilidades de éxito en la política. El sistema electoral es el gran responsable de esto. ¿Qué opina de la detención preventiva, que permite encarcelar a una persona, antes de saber si es culpable o inocente?La detención preventiva es una aberración. Privar de la libertad - que es un valor y un principio sagrado que tiene que ser protegido por todos los medios y recursos procesales- a alguien que no ha sido convicto de un hecho punible, es en principio, un contrasentido en la vida civil, organizada sobre la base de la libertad. Ahora bien, es una necesidad eventual y excepcional para tener a buen recaudo a aquel que puede sustraerse al juicio que la sociedad tiene derecho a adelantarle por sus actos, o a alguien que fue sorprendido en flagrancia. Espero que sea algo realmente transitorio y fugaz y que recuperemos el sentido de la libertad, con toda su importancia cardinal en el Estado de Derecho y en la vida de las sociedades modernas.Otro tema que causa escozor son las penas irrisorias que pagan grandes criminales dentro del sistema de sometimiento a la justicia.Jaime Giraldo, ministro de justicia de César Gaviria introdujo, movido por las circunstancias del momento y las características de la criminalidad que tuvieron que afrontar, los instrumentos del llamado Sometimiento a la Justicia, que hoy tendemos a mirar con una visión muy crítica, pero que en su momento tuvieron un gran valor, sin perjuicio de que se haya exagerado, como pasa siempre que se hacen cambios tan importantes. Lo que ocurre es que tenemos una incongruencia en el sistema penal que ha resultado monstruosa: en materia de la dosimetría de las penas, que dejaron de corresponder a una escala coherente y sistemática, que valore el impacto social de los delitos y la gravedad del quebrantamiento de los valores jurídicos, para acomodarlos entonces en un orden jerárquico. ¿Qué opina de la encrucijada en que se encuentra la fiscal Viviane Morales en relación con su matrimonio con Carlos Alonso Lucio?En primer lugar pienso que la señora fiscal nunca debió ser elegida. Creo que fue una frivolidad del presidente proponerla y fruto de la incapacidad de nuestra Corte Suprema de Justicia, de unos años para acá, de atender con seriedad y limpieza su tarea electoral, el haberla llevado a una posición que no ha debido ocupar. Recuerde que ella estuvo presente en los confusos episodios del proceso 8000, con motivo de la investigación y eventual enjuiciamiento de quienes dictaron el fallo absolutorio. Las maniobras de la doctora Viviane como accionante en tutela, desembocaron en las cabriolas jurisprudenciales que, modificando todos los procedimientos anteriores de la Corte Constitucional, condujeron a ésta a absolver a los parlamentarios que, de acuerdo con la doctrina sostenida hasta ese momento por la propia Corte, debían ser penalizados. Por otra parte, los colombianos infortunadamente tenemos una concepción muy indulgente frente a las personalidades públicas e hicimos de la vida privada un santuario inexpugnable. Toda sociedad tiene derecho a formularse juicio sobre las condiciones de su clase dirigente y a desechar aquellos elementos que aunque sean meritorios, presenten en su conducta o en su pasado, aspectos que los hacen menos idóneos para el ejercicio recto de una función pública. Pero muchos ven en ella a una gran fiscal. Yo creo que nunca la doctora Viviane fue calificada como la gran jurista que hoy destaca una prensa que, por lo demás, cumple un papel tan importante pero tan inquietante en la vida de los colombianos. Hoy está contra ella por los elementos puntuales que han decidido denunciarle pero, para justificar la rudeza del ataque, le ponen un piso exculpatorio diciendo que es una gran fiscal y resulta no hay tal “gran fiscal”. La hemos visto endeble en muchas de sus actuaciones. }Recuerde el regaño que le tuvo que dar el magistrado el día que acusó por primera vez al ministro Arias y el oso el año pasado con la desmovilización de una de las ‘bacrim’, casos que no muestran una gran capacidad de gestión. Por lo demás, no veo los méritos excepcionales y el relieve que la calificarían para el ejercicio de un cargo tan complejo como la Fiscalía General de la Nación.¿Y cómo está viendo el gobierno Santos?Me gusta. Creo que aboca grandes cambios y que la sola creación de un clima político nuevo, que nos sustrae a las tentaciones del autoritarismo que divide la sociedad en dos grandes enemigos, cuando son apenas bandos que piensan distinto, es un gran avance. La obra legislativa del primer año del doctor Santos es de un alcance incalculable y lo pone en el camino de los grandes gobernantes. }También creo que está demostrando una endeble capacidad de ejecución y que esa tendencia de unidad artificial de la opinión pública alrededor de su gobierno nos puede conducir a callejones sin salida. ¿Qué opina sobre la reforma a la justicia?Que en su primera formulación por el gobierno nacional fue un proyecto mediocre, amorfo, caótico y carente de sistema. Por eso no sobrevivió al primer día de su discusión al comienzo de la administración Santos, quien tuvo que recogerlo precipitadamente. Vuelto a presentar, un año después, con solo cambios cosméticos, su falta de consistencia orgánica facilitó la azarosa trayectoria que sufrió en las cámaras donde los parlamentarios aprovecharon su debilidad intrínseca para incluir las más disparatadas propuestas. Hay que reconocer, sí, los esfuerzos del ministro Esguerra para adecentarlo, pero el carácter general ya estaba definido antes de su ingreso al ministerio.¿Pero en vísperas de la segunda vuelta, no le encuentra usted ningún acierto?Entre los pocos, el de rectificar la infortunada asignación a las cortes de un papel que les es naturalmente extraño como es la designación de las controlarías y la Procuraduría General, que con buen propósito y torpe inspiración les concedió el Constituyente del 91. También es plausible la iniciativa de prorrogar hasta los 70 años la edad de retiro forzoso de los magistrados, porque con ello se corregiría el esquema actual de acceso precoz a la magistratura, y retiro igualmente temprano, que priva al país del servicio de los mejores representantes de la justicia en sus años de madurez y mayor productividad. ¿Qué opina del tema del autogobierno de la justicia?Se llega a la extrema aberración de desatender la percepción general de que la sala disciplinaria del Consejo Superior, que es un cáncer que reclama extirpación, para, por el contrario, magnificar ese órgano enfermo y convertirlo en estructura predominante del poder judicial. Desvarío mayor no es concebible.

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