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Consejos de expertos para buscar una salida al abuso sexual

Haber sido víctima de abuso sexual puede dejar secuelas emocionales y afectar la salud mental. Con apoyo puede superarse.

24 de abril de 2015 Por: Zorayda Lenis Rengifo | Reportera de El País,

Haber sido víctima de abuso sexual puede dejar secuelas emocionales y afectar la salud mental. Con apoyo puede superarse.

Muchos la describen  como una huella dolorosa que se queda tatuada en el cuerpo,  en la mente y el corazón. Sus efectos pueden permanecer por años, pues los recuerdos de esas escenas suelen llegar a manera de ‘flash back’, como una especie de película que se repite y en la que el final es el mismo: un profundo estado de tristeza, vergüenza, culpa, rabia y miedo. Un cuadro emocional que nada tiene qué ver con la satisfacción que se vive cuando hay un acercamiento sexual con consentimiento mutuo. 

Por eso, las víctimas de abuso sexual cargan con frecuencia en silencio con ese lastre de haber sido ultrajados en la infancia, la adultez o incluso, quien lo creyera, en la vejez. Las razones por las que  la mayoría no denuncia, según Liliana Arias, especialista en medicina familiar y sexología clínica, tienen que ver en parte con que en Colombia solo un 50% de los culpables termina tras las rejas, lo que deja un sinsabor de injusticia. Y por otro lado, se atribuye a que muchos temen ser señalados, juzgados o que nadie les crea.

Lo que también hay que considerar es que el abuso sexual suele tener un ingrediente que lo hace aún más difícil de asumir y más traumático: casi nunca se comete, como muchos creen, a manos de hombres extraños que atacan en las noches y en lugares inhóspitos, sino de personas muy cercanas, incluso de los padres y abuelos, que acechan en la propia casa.

Todos estos componentes hacen que esta experiencia pueda verse como un callejón sin salida. Pero lo cierto es que los especialistas aseguran que con el manejo apropiado sí se puede superar. Le contamos cómo.

El retrato del abusador El agresor, según Luis A. Montejo, suele tener una personalidad con rasgos obsesivos, que lo conducen a comportarse como si fuera adicto a las drogas.Tiende a ser alguien con poco control de los impulsos, lo que lo lleva a creer que puede hacer lo que sea y no lo van a descubrir.Suele tener dificultades sexuales en las que puede costarle trabajo tener relaciones con adultos, por ejemplo, y por eso podría abusar de  niños.Su comportamiento también se ha relacionado con una crianza muy permisiva o demasiado rígida.Para conquistar y dominar a su víctima, el abusador comienza siempre por ganarse su afecto, dándole cariño, regalos o dinero y/o dedicándole mucho tiempo.Luego, cuando ya concreta el abuso, recurre al chantaje y la amenaza. “No le digas a nadie porque no te van a creer”, “si cuentas esto te puede pasar algo muy malo a tí o a tu familia”, “qué van a pensar los demás de tí” o “esto que hacemos no es nada malo pero no lo puedes decir”, son frases a las que recurren para intimidar. Por otro lado, la doctora Arias advierte que lo que también ocurre es que la víctima con el tiempo establece un vínculo afectivo con el abusador, de forma que le puede dar otro significado a la situación. “Por ejemplo, si su familia no le presta atención pueden pensar a esta persona sí le intereso y me cuida”, explica. Lo que también es frecuente es que este contacto sexual temina proporcionándole placer a la víctima, lo que afianza aún más ese lazo afectivo con su agresor.El perfil del abusoQuienesNiños, niñas, adolescentes, jóvenes o adultos mayores pueden ser víctimas.Entre un 70% y 75% de los abusadores son personas conocidas, allegadas a la familia y principalmente con lazos de consanguinidad como padrastros, abuelos o tíos.DóndeEl 50% ocurre en el lugar de residencia.Entre un 15% y 20% se presenta en casa de amistades de la familia o de la persona agredida.El resto de casos ocurre en la vía pública y otros lugares.A qué edad y de qué géneroAntes de los 18 años afecta a 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 6 hombres. Una de cada seis mujeres y 1 de cada 33 hombres reporta haber sido abusada alguna vez en su vida.Cómo superarlo Tenga claro que negar la situación no es nada sano. Mejor acéptela y enfréntela, teniendo en cuenta que usted no es la única persona que la ha vivido.Entienda que esa es una experiencia que ya pasó y que ahora debe mirarla con otros ojos o recordarla pero de una manera menos negativa para poder continuar con su vida. “Por ejemplo - explica Montejo-, si siente odio hacia su agresor, piense en que si bien nadie le va a obligar a que lo ame, esa persona hizo lo que hizo porque está enferma o tuvo una infancia difícil”. Así, pensando de otra forma, se sentirá y actuará diferente.No se sienta culpable. Deje de creer que el abuso sexual ocurrió porque usted de alguna manera lo propició. Tampoco sienta remordimiento si  le llegó a generar placer, pues tratándose de un ser humano que responde a la estimulación, esto es perfectamente normal. “Percíbase como una persona valiosa, que  vivió una situación difícil, pero que eso no la hace sucia ni pecaminosa”, advierte la especialista en sexología clínica Liliana Arias.  Si el abuso lo vivió en su niñez, tenga claro que a esa edad usted no tenía las condiciones para procesar esa información o determinar hasta dónde podía llegar la situación.Permítase disfrutar de su sexualidad, pues como todo ser humano tiene derecho al placer. Identifique los detalles del abuso que más daño le hacen. “Si el abuso se concretó con penetración, opte por otras formas de expresión con su pareja que no involucren el coito, como las caricias, los juegos y las fantasías”, explica Luis A. Montejo. No olvide que sanar un trauma de este tipo requiere tiempo y esfuerzo de su parte, pero también continuidad con las terapias para poder obtener resultados.Acuda a un profesional calificado en busca de ayuda.Los más susceptibles

Las personas más propensas a ser víctimas de  abuso sexual por lo general tienen los siguientes rasgos:

 Historia familiar de abuso, en la que los padres que fueron víctimas en su niñez tienden a repetir la conducta con sus hijos.Algún grado de discapacidad o retraso en el desarrollo, que impide tener la conciencia sobre lo que realmente ocurre.Consumo de alcohol o drogas.Cambio de vecindario o colegio, porque la persona representa una novedad para el abusador.Personas que alardean por ser vírgenes, lo que parece que ejerce algún tipo de atracción en el abusador.Menores que mantienen vínculos cercanos con el abusador, lo que se presta al contacto físico.Cómo afectaEl abuso sexual, tal como lo explica el psicólogo clínico Luis Alberto Montejo, deja secuelas que varían dependiendo de la personalidad (los introvertidos sufren más),  la cercanía con el abusador (es más traumático si es familiar) las características del abuso (resulta mucho más difícil superarlo cuando hay violencia de por medio), el tiempo que dure y la forma en que se asuma. Estas pueden ser: Emocionales: según la doctora Arias, “puede presentarse tristeza, depresión, llanto frecuente, ansiedad, culpa, baja autoestima, vergüenza, desconfianza, aislamiento, agresividad, pérdida del control, así como cambios drásticos en el estado de ánimo”. Físicas: moretones, rasguños, secreciones vaginales o por la uretra y sangrado rectal, entre otras. En la salud mental: es posible que desencadene estrés postraumático, alteraciones del sueño, terrores nocturnos y pesadillas. En niños y adolescentes son comunes las fobias, la ansiedad, las regresiones (volverse a orinar en los pantalones), los trastornos alimenticios, el consumo de sustancias psicoactivas y las ideas suicidas. Igualmente, trastornos de despersonalización, en los que la víctima niega su problema y piensa “esto no me sucedió a mí”. Sexuales: como el inicio temprano de relaciones sexuales, interrupciones del embarazo, infecciones de transmisión sexual, disfunción eréctil, promiscuidad, trastornos del deseo o del orgasmo y pérdida de la identidad sexual, porque los hombres, por ejemplo, piensan que como ya fueron penetrados por vía anal ya son homosexuales.

 

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