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Hasta el momento 180 trabajadores informales de Cali han sido beneficiados con la vaca virtual Somos Calidosos. El objetivo es seguir ayudando a más personas. | Foto: Especial para El País - Somos Calidosos.

COVID-19

'Somos Calidosos', la iniciativa de un grupo de jóvenes para ayudar a trabajadores informales

Un grupo de jóvenes caleños creó una ‘vaca’ virtual para entregarles ayudas en tiempos de cuarentena a quienes laboran en la calle. La iniciativa se llama Somos Calidosos, y ha reunido casi $30 millones que fueron distribuidos entre 180 trabajadores informales.

10 de junio de 2020 Por: Santiago Cruz Hoyos, reportero de El País

Todo empezó con un video que se hizo viral: una pareja le compraba una cocada a un vendedor ambulante de Medellín en $300.000.

— No lo puedo creer, en serio. ¡Qué alegría! ¡Qué bendición! Ay, qué alegría, señor. No lo puedo creer. Qué emoción. Es increíble–  dice el vendedor entre lágrimas, mientras un joven que no aparece en cámara lo explica todo.

— Hay un grupo de ayuda en el que se ha dado una platica para ayudarlos a ustedes. Le queremos dar una ayuda a la gente que vende en la calle porque sabemos que en estos días no han vendido casi nada.

Por “estos días” se refería a la cuarentena por el coronavirus que decretó el Gobierno Nacional, que ya completa casi tres meses.

El video lo publicó en sus redes sociales Juan Camilo Rojas, fundador en Cali de una empresa de marketing - Icon Media - y escribió: ¿por qué no hacemos algo así en la ciudad?

Nany Flórez, comunicadora social caleña, le respondió: “me uno”. También la diseñadora de la comunicación visual Juliana González Vélez, y dos personas más. Abrieron un grupo en WhatsApp.

Nany contó la iniciativa en Twitter y se vincularon más caleños, como la economista e investigadora en temas de seguridad Katherine Aguirre Tobón.

– Ahora todo es un crisol de un montón de gente; una iniciativa ciudadana que creció de manera espontánea – dice ella.

En total el grupo lo conforman unas 270 personas. Son quienes han donado, no importa el monto. Hay quien pudo poner $5.000, o un domiciliario de Rappi que se apuntó con $20.000, o caleños en países tan lejanos como Suiza que enviaron $1.500.000.

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Otros se encargan de contactar a los beneficiarios, o diseñan las estrategias de difusión en redes sociales, e incluso a la comunicadora social Valentina Cabal Villafañe se le ocurrió abrir un pulguero de ropa cuyas ventas se destinan a la vaca.

A la iniciativa la llamaron ‘Somos calidosos’, y su eslogan dice: “Entre caleños nos ayudamos. Ayer les compramos, hoy les acompañamos”. La imagen de la campaña es una sonriente vendedora de frutas.

Al principio las donaciones se consignaban en una cuenta de ahorros que llegó a tener un saldo de $13.500.000. Después se abrió una colecta online en la página Arma Tu Vaca: armatuvaca.com/vaca/Vt120423BTE90200.

Hasta este miércoles 10 de junio, allí se habían recaudado otros $11.852.000.

Para entregar los recursos se diseñaron dos estrategias. La primera consistió en hacer lo que hicieron en Medellín: recorrer las calles. Los primeros $13.500.000 alcanzaron para repartir 90 sobres, cada uno con $150.000, y los recibieron quienes mantenían la esperanza de encontrar un cliente olvidadizo de normas y decretos en una ciudad fantasma: vendedores de aguacates, de flores, de chontaduro, de dulces, de maní, de películas, de artículos de segunda, de jugos naturales, cuidadores de carros, malabaristas de semáforo.

La segunda estrategia consistió en hacer giros o transferencias electrónicas. Entre quienes lideran Somos Calidosos se elaboró una base de datos de más de 150 posibles beneficiarios. Los mismos vendedores a los que les compraban el café en la oficina, o las arepas, o los buñuelos, o el que pasaba por el barrio ofreciendo champús, mazamorra, mangos, las bolsas para la basura, el vidrio templado para el celular.

Katherine Aguirre también puso un letrero en su unidad residencial contando la iniciativa y sus vecinos no solo le suministraron los datos de las personas de quienes estaban seguros necesitaban una ayuda, sino que además le hicieron llegar dinero para la vaca. Como las señoras del grupo de oración que no tienen ni idea de aplicaciones o transferencias electrónicas pero que reunieron $20.000 que enviaron en una moto.

El primero que recibió el giro fue don Fabio Uribe, quien disfruta la fama de vender el mejor guarapo de Cali. Su máquina está ubicada en una esquina del barrio San Nicolás, y en los días buenos, que siempre son calurosos y sin pandemias, vendía entre 80 y 100 de esas bebidas preparadas a partir de la miel de caña o de panela. En cuarentena no vendía nada, por supuesto. No solo porque no había a quién ofrecerle, sino porque don Fabio es un hombre precavido: completó 65 días confinado junto con su esposa y sus hijos.

El dinero que le envió Somos Calidosos le garantizó el mercado de la familia para un par de semanas, y él dice que jamás olvidará esa mano que le dieron en el momento preciso. Milagros de la vida.

Algo parecido le sucedió a Diver Téllez, quien alguna vez soñó con ser futbolista profesional pero por esas vueltas del destino– y una serenata – se convirtió en violinista.

Hasta antes de la cuarentena lo contrataban para tocar en matrimonios, en grados, en fiestas, en funerales. Tras el coronavirus ni en los entierros puede tocar, debido a las restricciones. Apenas asisten diez personas a las honras fúnebres, por lo que las familias de los difuntos descartan de tajo a los músicos.

Por fortuna la ayuda que le envió Somos Calidosos le aseguró el mercado de varios días para su esposa y sus dos hijos, y como agradecimiento Diver ofreció un concierto virtual. Con su celular y vestido con la camiseta del Real Madrid, hizo un video mientras tocaba con su violín la canción ‘Despacito’.

Roberto Rodríguez Salcedo, en cambio, escribió acrósticos con los nombres de los integrantes de Somos Calidosos. El dinero que recibió le alcanzó para una remesa de 15 días que compartió con los cuatro adultos mayores con los que vive. Varios de los que recibieron las ayudas hicieron eso: compartirlas con un familiar, con un vecino, con un amigo.

Roberto es escritor. Ya tiene lista una novela sobre el reclutamiento forzado de niños por parte de los grupos armados ilegales. Se llama ‘Salto a la libertad’. Solo falta publicarla.

En su casa muestra con orgullo un reportaje que le hizo el periódico Q’hubo que se titula ‘Escribiendo salvó su vida’. La fotocopia de la página del periódico está debidamente plastificada y allí se lee parte de su historia. Alguna vez Roberto fue habitante de calle. Ahora además de escribir dicta conferencias para intentar encontrar salidas cuando nos extraviamos de nosotros mismos o cuando pareciera que todo está perdido en tiempos de pandemia. En un cuaderno escribió otro acróstico con la palabra ‘coronavirus’:

“Cierto día apareciste sin esperarlo; Obstaculizando la vida humana; Rigurosa pandemia que; Opacas por completo el mundo; Naciste en la China, y ;Avanzas rápido por doquier; Virus que continúa; Imparable, letal; Restando vidas sin piedad; Únicamente un poder; Superior Jehová Dios, podrá detenerlo”.

Entre quienes recibieron los giros de Somos Calidosos hubo quien destinó la plata para pagar parte del arriendo, o los servicios públicos, o medicamentos urgentes. Pero los fondos tras casi tres meses de encierro forzoso se agotaron.

Ahora en esta ciudad declarada en ‘alerta naranja’ los líderes de la iniciativa hacen otra pregunta en sus redes sociales con carácter de urgencia: ¿Nos ayudas a seguir ayudando?

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