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Productos que venden bien a Cali por el mundo

Juan Felipe Mejía, Raúl López V. y Rafael Robledo, son empresarios que invierten capital y esfuerzo en Cali. Cámaras hiperbáricas, puerta enrollable y remolques especializados, llevan la mejor imagen de la ciudad por el mundo.

31 de mayo de 2015 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Juan Felipe Mejía, Raúl López V. y Rafael Robledo, son empresarios que invierten capital y esfuerzo en Cali. Cámaras hiperbáricas, puerta enrollable y remolques especializados, llevan la mejor imagen de la ciudad por el mundo.

La fábrica de las cámaras hiperbáricas

Hace 38 años Aníbal Mejía y su esposa, María Odile Irurita, abrieron una chatarrería y  taller de corte de lámina sobre medida en El Calvario, en el centro de Cali. Hoy salen de ese sitio las mejores cámaras hiperbáricas que se fabrican  en Latinoamérica, hacia 26  países de este continente, de Asia y de  la Comunidad Europea.

Poco a poco,  incursionaron en la elaboración de  productos de mayor valor agregado para la industria, como tanques, tuberías y accesorios. Con tanto éxito, que a los diez años se lanzaron a la construcción de cámaras hiperbáricas, equipos de  salud en auge para la oxigenación del organismo, siendo los primeros en Colombia y en Latinoamérica en fabricarlas.  

“Fue un proceso empírico, un desarrollo que se hizo partiendo de cero, pero se fueron mejorando”, dice Juan Felipe Mejía, hijo de la pareja fundadora y  gerente administrativo de  Coláminas, firma productora de las cámaras hiperbáricas Leader Life.

El joven empresario cuenta que en 2005 hicieron una transferencia tecnológica con el gobierno de Cuba, que les mandó un ingeniero durante un año para perfeccionar el equipo. El cubano lo  rediseñó con un sistema neumático y lo hizo más funcional, lo que les permitió competir con las  que se comercializan a escala internacional.

Al principio, atendían el mercado interno y las exportaciones eran eventuales. Pero en 2005, trabajaron de la mano de Proexport, que los preparó para elaborar un producto de exportación al  mercado de Latinoamérica. 

“Nos dieron apoyo en material promocional con su versión en inglés, nos desarrollaron nuestra primera página web  y rediseñamos la marca; ese fue el año que más exportamos, nuestras ventas crecieron 250 %”, dice orgulloso Juan Felipe, quien es administrador de empresas, mientras su hermana Carolina se ocupa del área de mercadeo de la firma.

Ahora desarrollan un nuevo proyecto de internacionalización con ProColombia, que perfecciona  un nuevo modelo de cámara de  alta tecnología, con el apoyo de grupos de investigación  de la Universidad del Valle y  el financiero de Colciencias.

También contribuyeron al crecimiento empresarial, INNPulsa, Cámara de Comercio de Cali, Bancoldex, entre otras entidades. Hoy Coláminas genera 27 empleados directos y cinco indirectos.

Puertas enrollables, producto innovador

Con solo seis años de operaciones, Rolling Door Colombia es la empresa que más vende en el país su producto: grandes puertas enrollables.

Raúl López Vásquez,  ingeniero mecánico de la Universidad del Valle,   unió su experiencia como ingeniero de proyectos durante  20 años  en una multinacional, con la experticia en instalaciones de su  hermano José Ernesto López Vásquez y crearon una empresa en Miami, a donde emigraron en el año 2000. 

Allá aprendieron la técnica de las puertas enrollables, empezaron instalándolas y  luego se lanzaron a su  fabricación.  Les fue tan bien que lograron posicionarla, venderla en 2010 y capitalizar para abrir otra  en Cali un año después.

Todo empezó cuando obtuvieron  un contrato para hacer las  400 puertas enrollables del San Andresito de Sur. “Les pusimos un ‘steaker’ a  cada puerta y empezaron a llamarnos y decidimos invertir en Cali”, cuenta Raúl. Luego, participar en las ferias exposiciones de Camacol les abrió las puertas de grandes clientes en las principales capitales del país. “Es un producto muy innovador, porque combina las especificaciones de Estados Unidos con la creatividad colombiana”, la define Raúl.

“El diseño es asistido por computador, de tal manera que la puerta se comporta bien, con  muy buen desempeño, por lo que es de bajo mantenimiento, el rodamiento es silencioso y suave y los acabados son muy bonitos”, explica.

También destaca otro valor agregado: ellos decidieron no importar las partes de la puerta, sino fabricarlas en su planta, de tal manera que el 80 % es producción nacional y solo los operadores eléctricos utilizados para la automatización de las puertas son importados. 

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“El mercado nos pide que nos traslademos a ciudades donde hay más demanda, como Bogotá o Barranquilla, pero queremos seguir en Cali, no nos queremos ir, es la ciudad donde crecimos, nos educamos, nuestras familias son de acá, nuestro talento humano también, y tenemos fe y confianza en la ciudad porque primero está el compromiso con la gente de uno”, dice Raúl.

“Ya podemos mostrar que hemos hecho grandes proyectos y se han culminado con éxito”, dice su hijo, Raúl Andrés López, director del área de mercadeo.

 

 

       Grandes clientes

Rolling Door  tiene  entre sus clientes a Falabella, Kuala, Conconcreto, Amarilo, Desarrolladores de Zonas Francas en Cartagena, Zona Franca del Pacífico, entre otros, por lo que se desplazan hasta donde el mercado los reclame.Ultimamente  es el proveedor aprobado para hacer las puertas de  bodegas de Sidoc, centros comerciales y hasta el Cuerpo de Bomberos de Cali, que está remodelando su sede de la Nueva Floresta.La compañía  tiene  hoy un departamento de ingeniería que brinda soluciones para puertas enrollables automatizadas muy grandes:  las fabrican desde 5 metros, hasta 8-10 y 12 metros de ancho.La empresa   empezó con tres personas en 2010 y ahora genera 40 empleos directos  y en los últimos años ha incorporado 20 personas. Y  de las 1200 puertas que fabricó y vendió en 2014, Raúl piensa cerrar 2015 con un crecimiento del 35 %, porque las perspectivas de crecimiento son grandes.
Romarco, ingeniería del transporte pesado

Hace 35 años Germán Robledo Prada y Eduardo Marmolejo Díez tuvieron la visión de un mercado por suplir en el Valle del Cauca: los equipos de transporte especializado. Por ello, en 1980 se independizaron de otra empresa metalmecánica y fundaron Romarco S.A., firma enfocada en el diseño por computa- dor y construcción de remolques y semiremolques de carga especializados.  

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“Los carros de carga ya no son multipropósito, como hace 30 años. Ahora se puede diseñar y producir un modelo según las necesidades del cliente”, dice Rafael Robledo.

La firma  se consolidó como  proveedor de remolques de los ingenios azucareros. Pero este par de ingenieros de la Universidad Industrial de Santander, UIS, que habían venido a trabajar a Cali atraídos por el auge de la industria azucarera, fueron desarrollando tanques, carrocerías, remolques y semiremolques para transportar productos de alta complejidad como cemento, bebidas, alimentos, químicos, líquidos inflamables, petróleo, dice el  gerente general, Rafael Robledo, hijo de uno de los socios fundadores de Romarco S.A.

Su línea de negocio se basa en alta ingeniería, con herramientas sofisticadas que les permite diseñar y modular un remolque en el computador y hacer la simulación para observar cómo se comporta cargado, en las curvas o frenando, en la difícil topografía andina.

“Eso nos permitió distanciarnos de la competencia y hoy somos líderes a nivel nacional en el diseño y fabricación de estos equipos y en ir introduciendo desarrollos tecnológicos como los de seguridad como el ABS, control de estabilidad, frenos de disco en vez de los de campana”, dice el ejecutivo.

Desarrollos que satisfacen las necesidades de multinacionales que requieren  transporte especializado para   operaciones logísticas  muy grandes en transporte de materias primas y ‘comodities’: se busca que el  equipo sea muy liviano, con  un nivel de especialización muy alto, que sean muy eficientes y de poco mantenimiento y con muy buena seguridad.

En 2014 Romarco logró un desarrollo muy importante para Colombia: fabricar los primeros equipos 100 % en aluminio, metal de menor peso que el acero, lo cual permite llevar entre dos y tres toneladas más. “Eso se traduce en una eficiencia altísima”, destaca el gerente de Romarco, una de las únicas tres firmas que los fabrican en Latinoamérica, además de México,  Argentina.

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