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Opinión: mi Feria agridulce

Lo bueno, lo regular y lo malo de la versión 56 de la Feria de Cali.

30 de diciembre de 2013 Por: Evelyn Rosero, subeditora de Elpaís.com.co

Lo bueno, lo regular y lo malo de la versión 56 de la Feria de Cali.

Por seis días Cali olió, sudó y respiró Feria. La ciudad se transformó como lo hace cada año por esta época. Cientos de personas se volcaron a las calles, llenaron cada espacio que en cualquier otro momento pasaría inadvertido; cualquier andén les servía de pista, cualquier lugar con una buena salsa de fondo musical. Sufrimos los trancones, los tumultos y las congestiones típicas de estos días donde la mente quiere alejarse de las preocupaciones y olvidarse de las ocupaciones. Casi que se escuchaba al unísono decir: y ¡hoy pa' donde es que es!Nos fue bien con el Salsódromo. Por sexto año consecutivo, el evento demostró ser un acierto para abrir la rumba. El guayabo del 24 de diciembre no fue excusa para asistir a la cita. Las graderías y zonas de acceso gratuito estuvieron a reventar. Los salseros Richie Ray y Bobby Cruz fueron el abrebocas perfecto y los bailarines con su clase magistral de baile provocaron mover el cuerpo a más de uno, así no se fuera experto. Nos fue tan bien de nuevo, que nos quedamos con ganas de más. Nos fue bien con el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas. Complacimos a los amantes de la salsa con Toño Barrio, el Sexteto Café y buenas dosis de esa salsa del hoy y el ayer por la que vibramos los caleños.Cumplimos con los desfiles de Cali Viejo y Autos Antiguos. Eventos sin grandes novedades pero que siguen cautivando por su historia, su tradición y su colorido.Nos lucimos con el Superconcierto de la Feria de Cali. Un evento que parecía haber perdido su acogida pero que revivió este año con una gran nómina de artistas invitados. Marc Anthony, Don Omar, el Gran Combo de Puerto Rico, Binomio de Oro y Grupo Niche hicieron con sus éxitos una noche inolvidable. El año pasado, se hablaban de poco más de 6 mil asistentes. Hoy, los organizadores hablan de 50 mil.Fallamos con la Cabalgata. Que ya no sea el evento inaugural de la Feria, programarla más temprano para reducir el consumo de alcohol o aumentar la presencial policial no han sido medidas contundentes para acabar con el desorden y los incidentes que han hecho del evento el centro de las críticas. Caballos lesionados, jinetes embriagados sin experiencia y abuso de la espuma, han sido comunes denominadores los últimos años.El caso de Paola Salazar este año fue el agravante a una lista de hechos que se vienen tejiendo en el tiempo. La jinete murió luego de sufrir un trauma craneoencefálico severo después de caer de un caballo que reaccionó brúscamente ante un estímulo externo. Además, la jornada dejó 14 caballos lesionados.Devolviéndonos uno año, el 2012, la asociación Sentir Animal denunció la muerte de un caballo y el maltrato a otros. En el 2010, tres jinetes perdieron el control de sus caballos y se fueron al suelo y un caballo murió de un infarto durante el recorrido, según reportaron veterinarios del Centro de Zoonosis en ese entonces.El debate sigue abierto y sin decisiones definitivas. "Nos vamos a tomar un tiempo prudencial para tomar una decisión sobre la Cabalgata", dijo el alcalde Rodrigo Guerrero en la mañana de este lunes, tras una reunión con la gerente de Corfecali, Luz Adriana Latorre.Pero ¿qué más necesitamos para sacar el evento de la ciudad? Si la opción no es tacharlo de la programación de la Feria, por lo menos debería trasladarse a la zona rural. El caso urbano no es el escenario ideal y ya está comprobado.A mi Feria la recomiendo donde sea, pero son este tipo de lunares las que empañan su gran nombre afuera. Por eso, y para que siga siendo la gran fiesta caleña para el mundo, sigamos con lo bueno y cambiemos lo innecesario.

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