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Este viernes, decenas de jóvenes en el D.F. sirvieron de voluntarios para recoger donaciones. Los héroes anónimos abundan hoy en la capital mexicana. | Foto: Agencia EFE

TERREMOTO

México se levanta entre la incertidumbre y esperanza, relata un caleño que vivió el terremoto

Un caleño narra cómo se ve hoy el D.F.: decenas de mudanzas, incertidumbre, pero sobre todo solidaridad.

22 de septiembre de 2017 Por: Nilton Andrés Torres - Especial para El País 

Ya no es miedo a otro temblor, es frustración de no poder hacer algo sobrenatural que alivie el dolor de toda esta gente... Mi amiga Isabel, por ejemplo, me comentaba todo lo que está pasando en la zona de Coapa, donde ella vive: no hay víveres, no hay agua, no hay luz; cada día se cae una nueva estructura, no hay comercios abiertos, las calles están cerradas porque los edificios se están cayendo como naipes; las pocas tiendas que abrieron están abusando de los precios. Hay demasiado pánico y las noticias no muestran eso…

¿Cómo le explico a la gente de Cali, mi ciudad, lo que estamos pasando en México? Es que me da vergüenza decirles que estoy bien, que mis hijos y mi exesposa están bien y hasta me da vergüenza meterme en mi cama a dormir, cuando hay tanta gente en la calle. Siento vergüenza con los padres de los niños fallecidos, con los muchos atrapados entre los escombros, con mi amiga que por ahora está sin casa porque su edificio está totalmente agrietado, con todos esos héroes que están levantando escombros, con las muchas personas que tienen la esperanza de que su familiar esté con vida... ¿cómo les explico que hoy soy más mexicano que nunca?.

En medio de todo este caos ayudé a Jade, mi mejor amiga, a evacuar su departamento. Son tiempos de 20 minutos por familia lo que tienen los habitantes de un edificio de 32 departamentos, en la esquina de Liverpool y Dinamarca, en la colonia Juárez, para sacar lo que puedan de sus casas. Algunos tienen para dónde ir: una hermana, un amigo, una familia, pero la gran mayoría estará a la deriva . Y es que el problema no es encontrar, el problema real es pagar. Estas familias tenían, en promedio, de 10 a 15 años rentando en un edificio, tenían toda su vida en esta zona...

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Soy un tipo duro, los que me conocen lo saben... pero se me eriza la piel al ver lo que pasa aquí, mientras cuido las maletas de mis amigos en la calle... en este tiempo me han ofrecido pizza, tortas de jamón, refresco, cajas para la mudanza y hasta espacio en un camión para llevar las cosas. Todos quieren ayudar, hoy aquí en las malas situaciones es donde se conoce quiénes son los mexicanos.

Después de 17 años de estar aquí no debería de extrañarme esto, ya que es la marca de este país: te tiendo la mano sin importar quién seas. Es otro de los valores, es un hecho en México. Con eso lo digo todo.

“Hay que darle gracias a Dios que estamos vivos, lo demás se recupera”.
Así remata un ‘chavo’ de más o menos 32 años. Me ha tocado ver todos los esfuerzos, los héroes que paran para dar aliento en medio de tanta tristeza. Por ejemplo Yamit, el líder de ICT, una cruzada cristiana que lidera el señor Chamorro y que tiene sedes en el D.F., de la cual soy medio parte.

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Él se encargó de recoger recursos para los damnificados, armó ludotecas para distraer a los niños; es que es impresionante, no es solo lo que la gente hace si no cómo lo hace, le pone todos los ‘huevos’, el corazón, pero de una forma que no se puede explicar. Por eso es que es tan complicado escribirlo.

Cómo les digo que la solidaridad no tiene limites: por ejemplo, los taxis y motos tienen carteles que dicen ‘Si vas a llevar donaciones a los centros de acopio, te llevo gratis’, ‘Si eres médico y vas a las zonas de desastre, te llevo gratis’, ‘Tu fuerza es mi esfuerzo’, ‘Vamos, México’.

Los voluntarios civiles no son desocupados que se quieren distraer quitando piedras. No. Hay desde el abogado de la multinacional hasta Támara, una niña que apuesto lo que sea que en su vida había agarrado una escoba y anoche la vi en un video, a mi Támara, dedicada a los perros y a enseñar inglés. Estaba desgarrada pidiendo, a través de un Live de Facebook, el tipo de ayuda necesaria para tantas urgencias. México es un corazón que late fuerte y no para.

La labor de los héroes anónimos no para, cada vez se suman más personas, cada quien desde su esquina, desde el que usa su celular para compartir información oficial. O personas como Nicola Atie, quien al enterarse que una mujer que había sido evacuada de su departamento por temor a que se cayera y quería rentar un departamento de los varios que ofrece, no dudó ni un minuto en ofrecer algo que se adaptara al presupuesto de la damnificada.

“No te preocupes, salte de ahí y ven a ver el departamento. No te preocupes por nada, si te gusta es tuyo”.

Hoy, México es eso: Solidaridad. Aún no puedo creer cómo el 19 de septiembre salí de mi casa a las 10 de la mañana y ‘Rafa’, el encargado de la lavandería que está al lado de mi casa, en medio del saludo diario me recordó que había simulacro (de cómo reaccionar en un terremoto). “Gracias Rafita, que tengas buen día”, respondí.

La verdad no pensaba salir de la oficina porque quería adelantar trabajo para poder irme temprano a una reunión. A las 11:00 a.m. sonó la alarma sísmica y a regañadientes bajé de último y mientras bajaba, afinaba por WhatsApp los planes de la noche al igual que todos. Solo duramos 5 u 8 minutos afuera.

Entonces nos subimos y a los 5 minutos empezó la experiencia más terrible de mi vida: estamos en un tercer piso y al bajar, la grada parecía que estuviera en un piso 10. Las ‘pinches’ gradas no terminaban, mientras las paredes jugaban con la gente tirándola de un lado a otro... Sentí que el edificio se me venía encima, algo que no sentí ni cuando me accidenté en mi carro en la Avenida Cañas a 140 kilómetros por hora.

A partir de aquí todo cambió. Ya no hay planes para el fin de semana, ya la cosa es ayudar. Desde la oficina, pero ayudar. Hoy como dice el himno nacional los mexicanos, estamos a grito de guerra... guerra contra los escombros, contra lo que ocurrió. Hoy no importa qué tan buenos o malos sean los gobernantes, lo realmente importante es que la señora de al lado esté bien. Hoy importa un abrazo, un cómo estás.... lo de hoy en México es ser solidario. Hoy esta ciudad se levanta, hoy desde donde estemos todos vamos a levantarnos juntos, porque México no está solo.

Siguen las ayudas

Ante la catástrofe, miles de mexicanos se han volcado a ayudar a los damnificados.

”Todos quieren hacer algo. Hacen falta manos para sacar escombros, pero también para repartir alimentos y agua”, dijo Alejandro Martín, coordinador de brigadistas en Ciudad de México.

Agregó que la especialización es útil en estos casos, pues son bienvenidos los ingenieros civiles que comprueben las estructuras o personal con capacitación paramédica.

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