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Visitantes al Zoológico de Cali observan una pareja de nutrias. | Foto: Bernardo Peña - El País

ZOOLÓGICO DE CALI

Los planes para reactivar el Zoológico y el Jardín Botánico de Cali

La directora del Zoológico de Cali habla sobre la reactivación tras la pandemia.

15 de mayo de 2022 Por: Redacción de El País

El Zoológico de Cali se acreditó de nuevo ante la Asociación Americana de Zoológicos (AZA), un reconocimiento que mantendrá durante cinco años más, debido a los estándares de cuidado de sus más de 2500 animales.

La directora de la institución, María Clara Domínguez, hizo un balance de las afectaciones que les dejó la pandemia y el paro, y contó sobre las nuevas apuestas que hoy cursan, como revivir el Jardín Botánico.

¿En qué consiste la acreditación que consiguieron hace poco y qué significa para el Zoológico?

En el 2015 el Zoológico de Cali quiso acreditarse ante la Asociación Americana de Zoológicos (AZA) por el bienestar que ofrece a los animales que tiene bajo su cuidado y el buen manejo de todos sus procesos. La conseguimos al año siguiente y en este pudimos renovarla hasta el 2027.

En abril tuvimos una audición en California, en donde nos hicieron varias preguntas sobre las no conformidades (cosas por mejorar) que habían encontrado y dimos resultados. No es un premio, sino el trabajo de todo un equipo que viene creciendo en términos de cómo logramos tener un zoológico de altos estándares, dietas que cubren los requerimientos de los animales y su manejo médico.

En medio de ese cuidado, ¿ustedes todavía atienden animales que son víctimas de tráfico de fauna silvestre? ¿Cómo es la atención que se les da?

Nosotros tuvimos un Centro de Atención de Fauna Silvestre entre el 2000 y 2010, pero luego el Ministerio de Ambiente dijo que nosotros -como entidad- no podíamos tomar cartas en el asunto, sino el Dagma y la CVC. Sin embargo, si la Fundación Zoológico de Cali desea atender algún animal que llegue por tráfico, lo podemos solicitar.

¿Y qué caso puntual y reciente han atendido?

El año pasado recibimos tres crías de nutrias gigantes de río, provenientes del Llano. Desafortunadamente, una de ellas falleció al día siguiente por las malas condiciones en las que llegó, pero las dos hembras todavía las atendemos en nuestras instalaciones y van a formar pareja en un zoológico de Villavicencio y de Miami. Sin embargo, todavía son muy jóvenes, puesto que esta especie se tarda entre tres y cuatro años para pueda reproducirse.

Los animales más frecuentes en el tráfico son primates, loros o guacamayos, pero ya no tenemos espacio para recibir estas especies en el Zoológico y atenderlos en las condiciones que requieren.

¿Cuál es el panorama que dejó la pandemia al interior del Zoológico? ¿Cuáles fueron las afectaciones más importantes?

Cuando se declaró la pandemia en marzo del 2020, la mayoría de las empresas y lugares públicos cerraron sus puertas. Nosotros hicimos lo mismo, pues pensamos que esto iba a durar hasta seis o cuatro semanas, nunca tanto tiempo, como lo fueron 100 días de inactividad. Y aunque la Alcaldía nos autorizó a abrir de nuevo por ser un espacio abierto, con todas las medidas de bioseguridad, poca gente venía al parque, dado que el Gobierno Nacional invitaba a la ciudadanía a que se cuidara en las casas.

Nuestro personal también se redujo. Pasamos de 210 empleados a 180. Aunque no retiramos a nadie de su puesto, la gente fue renunciando poco a poco, a pesar de que traté de mantener la nómina completa. El equipo profesional nos bajamos el salario durante seis meses a uno simbólico. Y a los trabajadores que guiaban a los visitantes se les envió un salario de subsistencia, a algunos los enviamos a vacaciones. Eso es porque no teníamos los recursos para mantener el ritmo que ya llevábamos.

Ustedes tuvieron que, incluso, vender almuerzos a domicilio para generar ingresos. ¿A qué estrategias acudieron para sostenerse durante 100 días y qué tan efectivas fueron?

Eso de los almuerzos lo hicimos a través del Zoológico y la Hacienda El Bosque. También generamos una membresía llamada ‘Amigos por siempre’, que consistía en comprar un acceso vitalicio al parque; logramos vender más de 600. Aunque aplicamos en todos los subsidios del Gobierno en temas de nómina, hicimos lo mismo a través de la banca privada a la hora de buscar un crédito por $ 2000 millones. A esto se sumó una donación por $ 400 millones que nos hizo la Alcaldía y la CVC para la alimentación de los animales, lo que estuvo acompañado con una ayuda inmensa del sector privado respecto a donaciones. Fueron épocas duras, pero tuvimos el acompañamiento de la ciudad y nunca podremos agradecerle completamente. Durante la pandemia no ganamos, pero tampoco perdimos.

El paro también fue otro periodo complicado para toda la ciudad. ¿Qué tan golpeada resultó la fundación?

Para nosotros, el paro fue peor que la pandemia. En Cali la gente tenía mucho miedo de no saber qué iba a pasar con la ciudad. Por ejemplo, en ese entonces no había acceso a la gasolina, entonces nuestros colabores no podían venir a trabajar. Algunos viven por la Vía al Mar y tampoco podían acercarse, dado que las carreteras estaban cerradas. No recibimos el apoyo de la empresa privada, dado que estaba igualmente aterrorizada. También acabaron conmigo y la institución en redes sociales por poner un tweet (referente a la Minga Indígena). En tan solo esas seis semanas perdimos $ 800 millones. Al contrario de la pandemia, cuando recibimos el cobijo de la ciudad, en el paro no hubo ayuda alguna, porque todo estaba quieto.

¿Cómo se han podido reactivar después de esos dos eventos tan impactantes para la ciudad?

Trabajamos muy fuerte para conseguir recursos a través de proyectos, pues no podíamos limitarnos a la taquilla. Por ejemplo, hace poco ganamos un proyecto con el Ministerio de Ciencias para el fortalecimiento de 100 centros de ciencia del Pacífico colombiano o el mantenimiento del corredor del río Cali que desarrollamos desde hace tres años. A esto se suma nuevas propuestas con los visitantes, como ofrecer el ingreso gratis todos los sábados de mayo para los menores de 12 años o programar más visitas guiadas con las empresas.

¿Qué tanto se ha incrementado la demanda en relación con el 2020 y el año pasado?

Antes de la pandemia, el número de visitantes por año oscilaba entre los 450 mil y 500 mil, pero en 2020 esta cifra se redujo a 200 mil y durante el año pasado recibimos 351 mil. Este 2022 esperamos recibimos 420 mil visitantes. Vamos creciendo poco a poco, sin muchos afanes, sin ser ‘taquillo-dependientes’.

Más a fondo, ¿en qué consiste el mantenimiento del corredor río Cali y de diferentes cuentas de afluentes de la ciudad?

Todos estos proyectos que tienen que ver con sustentabilidad los hacemos a través del Jardín Botánico. En el caso del corredor del río Cali, nosotros buscamos que esté en las mejores condiciones de uso, infraestructura, mantenimiento al interior del río en concordancia con la zona verde y el aprovechamiento social de la zona.

Por ahora, cubrimos desde el Zoológico hasta el hundimiento del puente de la Quinta, pero queremos ampliar las labores hasta la Torre de Cali y la Clínica de Los Remedios.

A inicios del 2020 ustedes anunciaron la recuperación del Jardín Botánico para que la comunidad pudiera disfrutar de él. ¿En qué estado se encuentra esta propuesta?

Se trata de un espacio de 14 hectáreas que queda al lado de la bocatoma del río Cali. Es un lugar bellísimo que tiene un ecosistema tipo bosque seco tropical, el más atracado en Colombia y del cual solo queda un 8 % en el país.

Por eso decidimos cerrar todo el Jardín Botánico y empezar un plan maestro, que incluye el desarrollo de un mirador de guadua, desarrollado por Simón Vélez, el arquitecto más reconocido a nivel mundial en el manejo de ese material.

Esperamos abrir el Jardín Botánico a finales de este año, porque también estamos adicionando experiencias al interior, como enriquecer las colecciones de plantas y tener jardines de cactus, hongos, orquídeas, así como señalización.

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