El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Los ancianatos en Cali, a punto de morir antes que los abuelos

Además del déficit de centros de atención al adulto mayor, la situación de los que existen es precaria. S.O.S.

3 de noviembre de 2014 Por: Alda Mera Reportera de El País

Además del déficit de centros de atención al adulto mayor, la situación de los que existen es precaria. S.O.S.

No solo los ancianos pierden la memoria. También la familia, la sociedad y hasta el Estado sumen en el olvido a aquellos seres del pasado que hicieron posible el presente: los adultos mayores.La familia los abandona en hospitales o si ya no son productivos, los lanza a la calle. La sociedad –lo refleja la publicidad, incluida la institucional–, la redujo al papá, mamá, niño, niña y hasta el perro. Pero los abuelos no figuran.El Estado también olvida: aunque la población mayor crece día a día, el único albergue público en Cali es el mismo de hace 97 años: el Hogar Geriátrico Ancianato San Miguel, fundado en 1917. El resto de la población mayor vive de la caridad pública, alimentada en comedores organizados por laicos de parroquias en zonas vulnerables, o por personas de buen corazón que improvisan en sus casas albergues con la consigna de ‘Dios proveerᒠpara darles un techo y una atención básica.“Además del crecimiento progresivo de esta franja de población, el adulto mayor vive con alta incidencia de pobreza e inequidad social, con escaso desarrollo institucional, maltrato, abandono y compromiso en su salud mental y física. Es un reto establecer políticas para ellos”, admite Ángela Acero, coordinadora del Programa del Adulto Mayor de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía. María Teresa Riascos, directora del Fundación Vicentina Luisa de Marillac, en Bellavista, pasa dificultades para sostener 28 abuelos internos y 42 que asisten al Programa Centro Día. “El Estado no toma conciencia de que la pirámide poblacional creció y no hay políticas públicas que dirijan planes de acción para la atención integral de los ancianos, como lo estableció el Protocolo de Viena hace 30 años”.Margarita Arango Mejía, directora ejecutiva de la Fundación Cottolengo del Padre Ocampo, lo confirma: “Aquí se monta la olla para 380 ancianos, 350 de la calle, pero en las calles hay 2500 más, 250 de ellos haciendo fila por un cupo aquí”. En Cali hay 114 centros de protección y atención al adulto mayor, pero se calcula que el 50 % no cumplen con los estándares de calidad. Sus promotores son una especie de Madre Teresa de Cali que cuentan con la mejor intención de ayudar, pero no con los recursos para brindarles una atención digna. “Hay albergues donde conviven hasta 86 ancianos con un solo baño, duermen dos y tres en una cama, hay que caminar de medio lado y los bañan en el lavadero con manguera”, dice una fuente de uno de los centros. Son obras de misericordia que subsisten a punta de bingos, rifas, bonos de solidaridad pidiendo una donación –los empresarios los devuelven–, empanadas, sancochos o la kermés de fin de semana. Hasta colecta radial como la que realizó la emisora El Sol hace mes a Ana Beiba Lasso, gestora de la Fundación Hogar del Anciano Abandonado en el barrio Alfonso Bonilla Aragón. La Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali hace una orientación para humanizar el servicio y mejorar la atención. “Pero hay instituciones privadas que no aplican la normatividad, tienen hacinamiento, malas condiciones de higiene y de manipulación de alimentos, maltrato, y la atención no es digna”, explica Ángela. Para ello, les dan asesoría, planes de mejoramiento para llevar a cabo. Otro agravante es que el número de adultos mayores en indigencia con compromiso mental va en aumento. “Son personas con multipatologías, que han vivido en la calle y han comido hasta basura”, revela Margarita. María Teresa confirma que hay demasiados ancianos con demencia senil o pacientes siquiátricos, que requieren atención especial, tratamientos y medicamentos. “Me los remite la Policía, los hospitales, otros ancianatos con hacinamiento. Una vez llamó una señora y me dijo: ‘Recíbalo, no importa, déjelo en el corredor’. Le dije: ‘No, aquí se tiene bien o no se tiene’”, dice. Carlos Alberto García, gerontólogo del Hospital Geriátrico Ancianato San Miguel, sostiene que la mayoría de pacientes llega porque no tuvieron hijos. O si los tuvieron, “abandonaron a sus hijos y no sembraron en vida”.El Hospital San Miguel acoge a 210 ancianos, 160 de ellos por asistencia social de las secretarías de Salud y/o de Bienestar Social de Cali, “que este año nos han entregado recursos por $1000 millones y $240 millones, respectivamente, pero deberían ser $2700 millones, lo cual nos genera un déficit de $1460 millones”, explicó Claudia Lorena Varela, subgerente administrativa. La funcionaria indicó que “para operar en óptimas condiciones requerimos $4000 millones al año” y agregó que tienen capacidad instalada para atender 100 adultos más, pero no los reciben por la falta de recursos. Igualmente denunció que no ha logrado la exoneración del predial y las megaobras desde 2010, que suman $700 millones: “Tenemos derecho a esa exención porque somos un centro de protección al adulto mayor”.Además, su pasivo prestacional de $660 millones lo agrava una deuda heredada desde 1993 por $240 millones con el antiguo ISS, que debe asumir el ente territorial. “Necesitamos sanear esos pasivos para presentar un resultado más óptimo a diciembre 31”, puntualizó. María Teresa se lamenta por tantas solicitudes de ancianos que buscan un refugio para comer, dormir, bañarse y hasta alguien de su edad con quien hablar. Pero las tiene que rechazar. Escribió al Gobierno Nacional, pero solo recibió una carta diciendo que ahora estaban centrados en la primera infancia. No en los últimos años de vida. Todos comentan que la Ley 1276 de 2009 creó una estampilla de obligatorio recaudo proadulto mayor. “Esta es la hora en que no han hecho nada para implementarla. Cali es la única ciudad capital del país que no la recauda”, dijo una de ellas. El concejal Harvy Mosquera ha llevado el proyecto varias veces, pero lo rechazan con el argumento de que Cali ya tiene muchos impuestos.Guillermo Ruiz Mojica, sicólogo de la Línea Dorada (5242800), del adulto mayor de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía, dice que recibe varias denuncias al día, muchas de barrios de estrato 5 y 6 donde adictos maltratan a sus padres para despojarlos de sus pertenencias. Y si son de otro estrato, para quitarles el subsidio del programa Colombia Mayor ($75.000 mensuales).Como la mujer de 70 años que rescataron luego de vivir siete meses debajo de un árbol. El operativo incluyó estabilizar su deplorable estado de salud, bañarla, hospitalizarla, investigar con la Registraduría para identificarla y reexpedirle la cédula. Hoy está en el San Miguel, el único ancianato público desde 1917.

AHORA EN Cali