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La investigación, una apuesta para el futuro

Servir a la sociedad con nuevos conocimientos y asistir a eventos nacionales e internacionales, son algunos de los beneficios de los semilleros de investigación en la U.

9 de septiembre de 2018 Por: Leidy Tatiana Oliveros, reportera de El País

Desde hace catorce años, Juan Felipe Lazarus quedó enamorado de la investigación. Este biólogo de profesión inició su camino en el campo investigativo en el 2004 cuando cursaba sus últimos semestres en la Universidad del Valle.

Desde entonces leer, explorar, preguntarse y estudiar a profundidad temas de naturaleza es su mayor pasión, y por eso, ha decidido permanecer durante tantos años en uno de los 239 grupos de investigación que tiene la institución.

Juan Felipe ha tenido toda una evolución en este campo. Cuando ingresó por primera vez al semillero de investigación, “empecé a trabajar con un proyecto que se estaba desarrollando en Bahía Málaga, que finalmente fue el documento que se utilizó por Parques Nacionales Naturales de Colombia y el Ministerio de Medio Ambiente para hacer la declaratoria del Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga”.

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Posteriormente, cuando se graduó de pregrado, en el 2006, se presentó en el programa Jóvenes Investigadores de Colciencias, una beca para recién graduados que brinda la oportunidad de realizar un proyecto de investigación dentro de los grupos de investigación que tiene cada universidad. Lazarus presentó uno y quedó seleccionado. El proyecto se desarrolló en dos años.

Tiempo después, Juan Felipe quiso seguir formándose académicamente. Y gracias a que continuaba vinculado con el grupo de investigación, pudo realizar un doctorado en Ciencias del Mar en Univalle, del cual se graduó recientemente.

Por estas y otras razones, este biólogo considera que son muchos los beneficios que ha obtenido debido a la participación en un grupo de investigación. De hecho, por ello y porque ama este campo, “nunca me he desvinculado del grupo porque pienso que cuando uno quiere estar en esta vida académica o dedicarse a la investigación es fundamental pertenecer a un grupo de investigación, y por eso he tenido esa evolución, participar como estudiante de pregrado, becario recién graduado, profesional con pago, y hoy, con doctorado”, comenta Lazarus.

Precisamente por lo anterior, los grupos de investigación (conformados por docentes investigadores) y los semilleros (un grupo conformado y liderado por estudiantes, coordinado o asesorado por un docente), se consideran muy importantes en una institución “por la función sustantiva que representan: dinamizar la investigación académica y científica a nivel nacional e internacional. A su vez, los grupos pueden lograr estrechar los vínculos entre la academia, la sociedad y el estado para el desarrollo de la región, la competitividad y la innovación en el abordaje y la intervención de diversos problemas en el país”, dice Julio César Ossa, director del Centro de Investigaciones de la Universidad de San Buenaventura.

Además, Jaime Cantera, vicerrector de Investigaciones de la Universidad del Valle, afirma que para los investigadores son significativos porque les da mayor visibilidad y posibilidad de acceder a recursos en términos tanto institucionales como externos, de financiación para los proyectos.

Y claro, los semilleros son vitales en las universidades porque “permiten no solo generar nuevo conocimiento, sino llevarlo de manera efectiva a la sociedad. Generando impactos positivos que permiten transferencia del conocimiento”, añade Pilar Cogua, directora general de investigaciones de la Universidad Santiago de Cali.

Por su parte, Arnaldo Río Alvarado, director de investigaciones de Unilibre Cali, anota que los grupos son importantes porque es uno de los indicadores con que el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación mide la actividad investigativa de una institución.

Por lo tanto, para un estudiante pertenecer a un grupo de investigación “es una oportunidad de oro hacer parte de procesos complejos de producción y coproducción de nuevo conocimiento, creación y desarrollo tecnológico. Este lugar privilegiado le permite conocer las discusiones de vanguardia y aplicar el conocimiento visto en clase más allá de los procesos curriculares”, expresa Teresita Sevilla, investigadora de la Universidad Javeriana.

Así es el camino

Un estudiante al que le atrae la investigación comienza generalmente su recorrido al interior de un semillero de investigación. Allí potencia su formación académica a través de procesos de investigación reales, formándose al lado de un experto en el campo que lo ayuda a abordar dimensiones conceptuales, articulándolas con fenómenos de la realidad social.

En estos, generalmente, se realiza un plan de trabajo para ejecutar durante un año. En cada semillero se manejan varios proyectos de investigación en los cuales participan activamente los alumnos. Pueden apoyar mediante asistencias de docencia e investigación, a cumplir las funciones misionales de la institución y en el desarrollo de un proyecto.

“Por ejemplo, un profesor que tiene un proyecto aprobado por una convocatoria externa pueda vincular estudiantes a participar en el mismo y eso puede ser, incluso, homologable por créditos académicos si se trabaja bajo la figura de Pasantía de Investigación. También, puede plantear su proyecto de grado y desarrollarlo en el semillero”, precisa Alexander García, director de Investigaciones de la Universidad Autónoma de Occidente.

Esto es justamente lo que quiere hacer Fabián Larrea, quien hace parte de uno de los 60 semilleros de investigación de la UAO. “Desde hace año y medio estoy en un semillero y me llama la atención seguir en la línea de la investigación, por eso el próximo semestre pienso empezar mi tesis con un proyecto y desarrollarlo en el grupo. Me parece que es una experiencia a la que hay que sacarle mucho provecho y lo que me motiva es que uno puede presentar los trabajos en otros espacios, dejar puertas abiertas que en un futuro pueden servir”, afirma este ingeniero mecánico en formación.

Pertenecer a un semillero de investigación es un ‘trabajo extra’ para los jóvenes, ya que no hace parte de sus clases ni reciben una nota adicional. Y son los docentes quienes tienen la tarea de motivar a sus estudiantes a vincularse a uno, compartiendo su propia experiencia.

Grandes beneficios

Para Julio César Ossa, docente de la Universidad de San Buenaventura, los semilleros y grupos de investigación tienen múltiples ventajas, entre ellos asistir a eventos académicos especializados nacional e internacionalmente y tener la posibilidad de empezar a escribir
y publicar estudios en revistas académicas.

Testimonio de ello son los alumnos de esta institución Juan David Millán y Jean Nikola Cudina, quienes gracias al semillero de investigación del que hacen parte, pudieron viajar a Argentina a socializar los resultados de sus trabajos de grado. También publicaron un artículo en la Revista Brasilera Informação & Sociedade. Además, viajaron a México y participaron en la versión 36 del Congreso Interamericano de Psicología, entre otros.

Otro de los beneficios es recibir por parte de la universidad un apoyo económico para los tiquetes o movilidad, en caso que lo necesiten para asistir a eventos académicos.

Por otra parte, el profesor de la UAO, Alexander García dice que en un grupo de investigación siempre hay ganancia para estudiantes y docentes. “La investigación ayuda en la capacidad de hacerse preguntas, de ser críticos, y rigurosos en las soluciones”.

La investigación más allá de la U

Los trabajos que se realizan en los grupos y semilleros de investigación de las instituciones universitarias no se quedan solo en papel sino que trascienden a otros escenarios.

Según los profesores de las diferentes instituciones de educación superior, los resultados de los proyectos es un conocimiento que se debe poner al servicio de la sociedad a través de la publicación de productos como artículos, libros, ponencias, congresos, entre otros.

Asimismo, en productos de innovación y desarrollo de tecnologías susceptibles de ser patentadas para después poder comercializar.
También, los resultados de las investigaciones se pueden compartir en el aula de clase, a través de nuevos cursos y asignaturas para divulgar el conocimiento.

Por su parte, Luisa Fernanda Prado Herdoiza, directora de investigaciones de la Universidad Icesi, afirma: “Para trascender la frontera de la academia a la sociedad se deben promover las condiciones que faciliten los procesos de transferencia y apropiación social del conocimiento. Por lo anterior, cada vez más se diseñan proyectos multi e interdisciplinarios con la vinculación de representantes del sector productivo, publico, social o académico”.

Un espacio para la ciencia

Desde el 12 al 14 de septiembre se realizará en Cali el Simposio de Zona C, la primera versión interuniversitaria de divulgación de la investigación.

El propósito de este espacio es divulgar resultados de investigación en los ejes de salud y bienestar; educación, cultura y sociedad; desarrollo, ambiente y sostenibilidad; competitividad, emprendimiento e innovación.
Este evento es organizado por la Universidad del Valle, U. Javeriana Cali, U. Icesi, U. San Buenaventura Cali y U. Autónoma de Occidente.

Las actividades del simposio se llevarán a cabo en la Universidad del Valle, en el Auditorio Antonio J. Posada.

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