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Incendio de Fepicol habría sido causado por químico altamente peligroso

El manejo inadecuado de la sustancia llamada apiasol, al momento de descargarla, habría causado la explosión que dejó siete muertos. ¿Quién controla los químicos en Cali?, la gran duda.

3 de diciembre de 2014 Por: Elpaís.com.co

El manejo inadecuado de la sustancia llamada apiasol, al momento de descargarla, habría causado la explosión que dejó siete muertos. ¿Quién controla los químicos en Cali?, la gran duda.

La manipulación inadecuada de un líquido altamente inflamable habría sido la causa del incendio que ocasionó la explosión que dejó a siete personas muertas y pérdidas millonarias en el barrio Fepicol, al nororiente de Cali, la semana pasada.Ocho días después de la tragedia, fuentes cercanas a la investigación que se adelanta sobre el caso le informaron a El País que el camión cisterna que estaba en la zona cargaba una sustancia conocida comercialmente como apiasol, producto derivado de la destilación de nafta o gasolina natural, y que explota con facilidad en situaciones no controladas.Este producto es usado para la fabricación de aceite para motores, como los que se comercializan en la empresa Lubricantes GPM, donde se presume inició la explosión el martes pasado a las 5:30 p.m.La impericia en la extracción del combustible a los tanques de almacenamiento habría iniciado la detonación. El camión cargaba aproximadamente tres galones de apiasol.Y es que según la Hoja de Seguridad del apiasol de Ecopetrol, "este químico puede encenderse por calor, chispa o llama. Sus vapores son más pesados que el aire y fluyen hacia zonas bajas y pueden formar mezclas explosivas con el aire".Además, debe ser manipulado en "lugares ventilados, frescos y secos. Lejos de fuentes de calor e ignición. Separado de materiales incompatibles en recipientes limpios y bien cerrados". Pero la empresa Lubricantes GPM, era uno de los cuatro locales comerciales ubicados en la calle 69 con carrera 7D Bis, y tenía como vecinos a un restaurante, una chatarrería y a la empresa Coltubos que comercializa plásticos.El sitio no contaba con la ventilación adecuada, y según versiones de residentes del sector, permanecía cerrado y no tenía letrero con el nombre de la empresa. La esquina en la que estaba ubicada la firma, está rodeada de otras empresas industriales, de viviendas y del Cariño de San Marino, un centro de formación para la primera infancia.Según explicó Rodrigo Zamorano, director del Consejo Municipal para la Gestión del Riesgo, la empresa GPM contaba con permisos de operación del Dagma y los Bomberos. Vea en fotos los estragos que dejó el incendio.En cuanto al transporte de este combustible por la ciudad, el teniente Alberto Hernández, comandante operativo de Bomberos, explicó que la regulación existe en Colombia y que es competencia del Ministerio de Transporte. Los controles están a cargo de la Policía de Carreteras y de las Secretarías de Tránsito. La investigación sobre esta tragedia continúa en manos de la Fiscalía.Mientras tanto en las calles de Fepicol la tragedia parece no acabar. Además de las pérdidas que dejó la explosión en el sector, avaluados en un principio en $3.000 millones, los ladrones se han aprovechado de las circunstancias para acabar con lo que quedó.En las instalaciones de la empresa Novatec Fluid System S.A., donde el incendio acabó con una bodega de almacenamiento y dejó averías en gran parte de la estructura, un grupo de por lo menos 50 personas arribó en la tarde del sábado pasado para saquear lo que quedaba entre los escombros.Carlos Llano, gerente de Novatec, denunció que personas con porras, martillos y picas, sacaron el hierro de las columnas y hurtaron puertas, ventanas, el aire acondicionado, cableado de servicios públicos y demás artefactos que habían quedado en la bodega afectada.Debido a ello tuvieron que contratar seguridad privada las 24 horas del día al interior y exterior de la empresa, para evitar más pérdidas, que con el incendio y el robo ya ascienden a $1.500 millones.María Edilma Montaño, arrendataria del restaurante que se quemó completamente, manifestó que no ha recibido información del propietario del predio, ni ayuda para levantar la fuente de ingresos con la que mantenía a su familia. Perdió $12 millones de pesos sólo en los implementos del restaurante.La otra preocupación de los vecinos es que aún no se ha definido la demolición de la estructura, que indican, podría ser usada por habitantes de la calle y consumidores de drogas, aumentando la inseguridad que azota al barrio.Voceros de la estación de Policía de Alfonso López, que tiene incidencia en este punto de la comuna 7, explicaron que se reportan aproximadamente dos hurtos diarios en el barrio, y pese a que los delincuentes son capturados, no se reciben denuncias, por lo que al poco tiempo quedan en libertad.

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