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Ellos son los líderes que se la juegan por una Cali mejor

La Fundación Alvaralice abrió la convocatoria para la octava versión del Premio por Una Cali Mejor. Historias modelo de los ganadores de la anterior entrega.

7 de junio de 2015 Por: Alda Mera, reportera de El País

La Fundación Alvaralice abrió la convocatoria para la octava versión del Premio por Una Cali Mejor. Historias modelo de los ganadores de la anterior entrega.

Trabajar en favor de los demás sí paga. Y con mayor razón, si los demás son de las comunidades más vulnerables. Lo dicen los gestores de proyectos culturales como la Biblioteca Comunitaria y Centro Cultural La Guaca, la Corporación Casa Naranja y de la Fundación Alfombra Mágica, ganadores del primero, segundo y tercer lugar, respectivamente, del Premio Cívico por una Ciudad Mejor 2013.

Ignacio Ojeda, Miguel Ángel Anacona y John Jairo Perdomo cuentan sus experiencias de cómo sus programas sociales y culturales recibieron más visibilización entre la comunidad y los organismos gubernamentales cuando fueron exaltados con este reconocimiento y cómo el incentivo económico les sirvió para fortalecer y ampliar sus actividades. 

Este estímulo, liderado por la Fundación Alvaralice,  premia iniciativas sociales novedosas de  los caleños orientadas a mejorar las condiciones de vida de las comunidades y la ciudad.

La convocatoria está abierta para postular proyectos desde este 10 de junio y hasta el 10 de agosto de  2015 y se pueden hacer los registros en la página web www.porunaciudadmejor.com.

Los tres proyectos ganadores recibirán capital semilla en efectivo: 13 millones de pesos para el primer puesto; 7 millones para el segundo lugar y 5 millones el tercero.

Los jurados que seleccionarán a los quince finalistas y a los tres ganadores son: Orlando Rincón, presidente ejecutivo de Parquesoft; Dolly Bermúdez, directora de la Asociación Compañeros de las Américas;  Adiela Arango, subdirectora de Servicios Sociales de Comfandi; María Isabel Irurita, directora del MBA Icesi; e Ignacio Ojeda, director Fundación La Guaca, ganadora del Premio Cívico 2013.

Los finalistas recibirán visibilidad, acompañamiento y fortalecimiento organizacional a través de  la Comunidad  de  Innovación  del Programa.

La Guaca y su tesoro 

“Sí, somos guaqueros, nuestra misión es desenterrar el tesoro que hay  en cada ser humano y lo potencializamos en sus talentos y capacidades”.

La definición le sale del fondo del alma a  Ignacio Ojeda, gestor de la Biblioteca Comunitaria y Centro Cultural La Guaca,  un tesoro ubicado en el corazón del oeste de Cali, en Bellavista, y que bautizó con ese vocablo quechua alusivo a  una sepultura indígena rica en joyas y tesoros que acompañaban al muerto.

La Guaca es un proyecto con énfasis en la promoción de la lectura para la vida, ha crecido tanto como los árboles que rodean una casa abandonada que fue rescatada por Ojeda cuando  la llenó de libros donados que ocupan  anaqueles artesanales o cuelgan de las paredes como frutos que los niños, jóvenes y adultos pueden cosechar y aprovechar.  Incluso, se los pueden llevar, si lo desean y no son  de la colección de referencia. 

Y le han crecido ramas en sus 25 años de estar abonando el terreno: hoy La Guaca tiene, con el apoyo del Ministerio de Cultura, 33 bibliotecas familiares o guaquitas que funcionan en hogares de 12 corregimientos y tres comunas:  20, 18 y 19. 

Y los lectores abundan. La Llave del Saber arroja que son 5000 consultas mensuales las que atiende la bibliotecaria nombrada por la Secretaría de Cultura del Municipio y la población impactada  asciende a 12.000 personas. Una cifra de novela de ficción.  

Esta guaca es abundante en riquezas para el público. Además de biblioteca comunitaria, es polifuncional. Todo eso es a la vez, para lo cual  La Guaca cuenta con 50 guaqueros voluntarios o grupos de apoyo que hacen de bibliotecarios, una artesana y profesionales en cine y teatro que dan talleres, además de los comodatarios (cuidan el lugar).

Con el Premio Por una Cali Mejor pudieron equipar la Casa de Convivencias para recibir a los huéspedes de la Red Colombiana de Gestores Culturales que pasan por Cali y en contraprestación dan clases y talleres a los niños. Igual se hospedan extranjeros voluntarios que vienen a  apoyar a otras fundaciones o grupos artísticos procedentes de otros países.

Pero otra parte del premio debieron invertirla en pagar un abogado para evitar el desalojo del predio, el cual es de propiedad del Estado, ya que después de un proceso de extinción de dominio pasó a manejo de la Sociedad de Activos Especiales, SAE. La Guaca le paga $385.000 de arriendo mensual a la SAE, pero esta entidad busca vender el bien inmueble para pagar las deudas del anterior propietario.

Con este litigio en proceso, La Guaca espera que se desista de la orden de desalojo o al menos que la SAE le asigne otra sede para poder seguir desenterrando el tesoro que unas 12.000 personas de zonas vulnerables de Cali llevan dentro.

La Guaca y sus obras  

La Guaca sirve  de sede para: los programas de la estrategia de Cero a Siempre del Icbf y a  la capacitación  para adultos del Colegio la Gran Colombia.

También a 250 niños de la IE Francisco José de Caldas  que asisten al   Centro de Formación en Lúdicas y Promoción de Lectura para la Vida. A la ONG Comparte, ofrece formación en valores a  niños y al grupo Samay que enseña danzas andinas.

Es espacio de prácticas de universidades y colegios, hogar de paso para madres cabeza de familia maltratadas, de reuniones para las juntas de acción comunal de los barrios Bellavista y Brisas de los Cristales.

También alberga  las capacitaciones por competencias del Sena (estuco, manipulación de alimentos y sistemas), con el apoyo de MinCultura, que dio las salas de sistemas, y el MinTIC, el servicio wi fi.

También la Escuela de Liderazgo Ecológica ya que el predio es zona de reserva ecológica declarada por el Dagma, con especies endémicas (iguanas, guatines) y de avistamiento de aves.

Ojeda y sus colaboradores tienen allí un refugio para animales maltratados: 10 perros,11 gatos, y dos gallos finos abandonados.

Casa Naranja, el único teatro de Aguablanca

[[nid:429310;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/06/casa_naranja.jpg;full;{El proyecto Casa Naranja busca la generación de convivencia pacífica a través del arte, dice su director John Jairo Perdomo (centro) con un grupo de su comparsa.Hroy Chávez l El País}]]

“Lo único que se pide para entrar a la Casa Naranja es tener un sueño y siempre hay alguien para ayudar a cumplir ese sueño”. 

Así resume John Jairo Perdomo, licenciado en arte dramático por  la Universi- dad del Valle, su sueño: una  casa de teatro, hoy la única en todo el Distrito de Aguablanca, llamada Casa Naranja.

Fue  hace 19 años cuando empezó a dictar talleres de teatro en el parque de El Poblado, a falta de otro espacio.  Hoy es una sala estrecha, pero con silletería y tarima recicladas, utilería, sonido y luces para los 70 niños que caben bien apretaditos para recibir clases y ensayar danzas, circo, teatro y música.

El  Premio Por una Cali Mejor 2013, de la Fundación Alvaralice, fue un reconocimiento que validó  esos 14 años que se demoró armando la sala, ladrillo a ladrillo, y cinco más abriendo sin recibir un peso. Luego el Ministerio de Cultura le aportó  $21 millones como sala concertada y la Secretaría de Cultura de Cali, $14 millones. Apoyos significativos para una obra que fue hecha literalmente “a huevo”, pues la cuota para asistir a una obra de teatro, de música o de danza es de un huevo por persona, que los nutrió a él y a su equipo.

“Ese reconocimiento hace que otros te reconozcan”, dice Perdomo con amplia sonrisa. Ahora su meta es tener recursos para poder comprar la casa contigua y así ampliar la cobertura, para que más niños puedan ensayar sus bailes, interpretar sus instrumentos, montar sus obras de teatro, sin pagar un peso, pues entrenarse en los zancos y los actos de carnavaleando, sí los hacen a espacio abierto.

Más obras

Niños de la Alfombra Mágica plasman su visión de la ciudad y cómo la quieren en talleres de fotografía y audiovisuales, que tuvieron una exposición en el Centro Cultural Comfandi.

Y grabaron cortos que subieron a Youtube. En el taller de radio Voces del Oriente, los niños sienten que pueden tener voz y dar su opinión sobre su comuna, barrio, parque o ciudad.

Casa Naranja  presta su escenario a otros grupos de música, danza, teatro y otras expresiones artísticas del Oriente de Cali para presentar sus obras. Los niños de la Corporación hacen al año dos espectáculos y una comparsa. En 2014, la de Maceta ganó el premio en desfile de Cali Viejo de la Feria de Cali.

Fundación Alfombra Mágica, de alto vuelo

[[nid:429316;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/06/alfombra_magica.jpg;full;{La Fundación Alfombra Mágica les enseña a los niños de cuatro cuadras de El Poblado que la calle les pertenece. Ello, con el fin de borrar las fronteras invisibles. Especial para El País}]]

Con el lema ‘la calle es nuestra’, siete  voluntarios liderados por el joven Miguel Ángel Anacona  reúnen entre 100 y 120  niños de  9 a 13 años, de El Poblado I, los sábados, para realizar actividades lúdicas y artísticas.

“Los sábados cerramos con pendones con el lema ‘La calle es nuestra’ con juegos, talleres y dinámicas. Los niños las llenan de sonrisas y aprenden a verlas  como escenario pacífico, de encuentro y convivencia”, comenta Miguel Ángel.

Un voluntario graduado en literatura les da talleres de refuerzo escolar y literatura; los niños escriben cuentos sobre la calle y se los leen a sus padres. Una licenciada en lenguas modernas les dicta talleres de inglés y de francés. Y otra profesional en aguas residuales los capacita en educación ambiental. 

Anacona, tecnólogo en construcción y profesor de hip hop, les da talleres de ese baile urbano y de ‘break dance’, revaluando que esa es una cultura y que el grafiti no es vandalismo, sino una expresión para plasmar sus ideas. El programa barrio folclor devuelve a los niños a sus raíces, les enseña   música y bailes del folclor colombiano hasta los peinados de las culturas afro e indígena.

El segundo lugar del premio Por una Cali Mejor 2013, les sirvió para que la comunidad los conociera.

“Eso nos permitió crecer, crear más procesos y tratar de expandirnos a más sectores de la comuna y también alquilar una casa para reunirnos y guardar los materiales. Pagamos $200.000 mensuales de arriendo y pensamos dictar talleres de formación a adultos para hacernos autosostenibles y vincular más gente”, dice Anacona.

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