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Nohemy Fernández, de Bienestar Social; Rosila Sandoval y su madre Filomena Sandoval, y Liliana Loboa, del Hogar Geriá- trico San Miguel, donde estarán asiladas madre e hija. | Foto: Especial para El País

ADULTO MAYOR

El feliz reencuentro entre una madre e hija en hogar geriátrico de Cali

El reencuentro se produjo en el Hogar Geriátrico San Miguel, sur de Cali.

1 de marzo de 2019 Por: Redacción de El País

Rosila no se quería ir, se negaba a salir del que fue su hogar y su familia en los últimos 33 meses: el albergue El Hogar del Anciano Abandonado La Misericordia de Jesús, reconocido en el Distrito de Aguablanca como el sitio donde Ana Beiba Lasso Fory recibe a todos los ancianos que nadie quiere tener en casa.

A sus 55 años, por su discapacidad cognitiva, Rosila no aceptaba la razón por la cual los funcionarios de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali, la iban a trasladar al Hogar Geriátrico San Miguel, porque allí se encuentra recluida su señora madre, Filomena Sandoval.

Al final, la mujer admitió abordar la buseta que la llevó hasta el otro extremo de la ciudad, donde Filomena, de 82 años, la esperaba, pues ya sabía que su hija había aparecido en otro albergue de ancianos.

El reencuentro despertó gran felicidad en la madre, pero la hija tardó media hora en reaccionar. Entonces se abrazó a su madre y empezó a sollozar. Lágrimas como las que derramó Filomena desde que llegó a San Miguel, porque decía que tenía “una niña especial” y que no sabía de ella.
La verdad es que Rosila estuvo en Rosa Mística, ancianato que cerró, y la reubicaron en el Hogar de Ana Beiba.

Filomena, natural de El Charco, Nariño, vivía en el barrio Comuneros, del Distrito de Aguablanca, pero fue ingresada el 5 de febrero de 2018 al Ancianato San Miguel, porque sus otras dos hijas trabajan en casas de familia y no tenían cómo sostenerla, dijo un gerontólogo del Ancianato San Miguel.

Ella había perdido el contacto con su hija hace más de tres años, porque le habían dicho que Rosila había fallecido, según dijo una empleada de uno de los ancianatos.

Pero Rosila ingresó al hogar de Ana Beiba Lasso en mayo de 2016, hace casi tres años. Desde entonces, su familia fueron los más de cien adultos mayores que reciben atención y amor en ese albergue del Distrito de Aguablanca.

Cuando funcionarios del Municipio supieron que Rosila, la hija por la que lloraba Filomena, estaba en el albergue de Ana Beiba, se empezó a gestionar para que autorizaran internarla en San Miguel y así reunir a madre e hija, dijo Nohemy Fernández, del Adulto Mayor de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía.

Tras el encuentro, Rosila empezó a esbozar una sonrisa, ya no estarán más separadas.

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