Colegio de zona de ladera de Cali estrena diez aulas especializadas

Se inauguraron 10 salones para que los niños del colegio San Gabriel aprendan confección, electricismo, artesanías y estética.

“Educación desde la cuna hasta la tumba”. Una premisa clara: el padre Gersaín Paz sabe que una forma de hacer del mundo un mejor sitio, es brindando educación. Por eso los aplausos sinceros que le dieron este miércoles más de 700 niños, el alcalde Rodrigo Guerrero, monseñor Darío de Jesús Monsalve y muchas otras personas de la ciudad, son más que merecidos.Gracias a su gestión y al apoyo de entidades públicas y privadas ha logrado 23 proyectos en los últimos 22 años con su fundación, Fundesia. El más reciente, el de este miércoles: la entrega en funcionamiento de diez salones de clase poco convencionales en el colegio San Gabriel, en Polvorines, que cambiarán la vida no solo de los pequeños, sino de sus familias. Se trata de aulas donde se aprenden cosas para la vida. Cosas aplicables: artesanías, confección, electrónica, sistemas, estética. Todo comenzó con una preocupación del padre Gersaín: dice que el 60 % de los conocimientos que los pequeños reciben en el colegio, se quedan en los cuadernos. En ese mundo de la ladera de Cali, donde a duras penas llegan una o dos rutas alimentadoras del MÍO, al padre le preocupaba que los niños tuvieran un buen futuro. Por eso ahora los 700 jóvenes, al igual que sus padres, tomarán clases de actividades que pueden aplicar como un oficio. Y tiene además el apoyo del Sena.“Hace un mes el padre Gersaín fue a mi oficina. Me dijo que necesitaba la presencia del Sena en esta comunidad. Gracias a eso estamos hoy trabajando juntos y vamos a capacitar a unas 330 personas”, confesó Ginna Parody, directora nacional del Sena, en su discurso durante la entrega de la obra.“La educación hace la diferencia”, señaló por su parte el alcalde Guerrero, al reconocer la importancia de que proyectos como este se hagan realidad en Cali.Educación es pazEl sacerdote Gersaín nació en Caldono, Cauca. Es allá, precisamente, donde tiene varios de sus principales proyectos, con los que ha logrado cosas impensables para una población arrasada por la violencia. Como reducir la deserción escolar, que hace unos años era del 76 % y hoy es solo del 3 %, comenta. O como la construcción de una ciudadela educativa con univerdad, tan grande que para caminarla se necesita de varias horas. En Cali también trabaja con 85 jóvenes que quieren salir de las pandillas, practicando deporte. También con otros 200 pelados que se rehabilitan para no llegar a las correccionales. Además, con Fundesia se logró la construcción del colegio Minuto de Dios en el sector de Pampas del Mirador. Ahora, como lo dijo el padre en su discurso, está la tarea de sostenerse y seguir adelante, forjando el futuro de estos pequeños que hoy reciben una nueva oportunidad.