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Así le 'cogieron el paso' al baile caleño los extranjeros

Cuatro ciudadanos de Canadá, Suiza, Australia y Argentina están en la ‘nómina’ del desfile. Todos coinciden en que Cali los enamoró con su inigualable magia salsera.

24 de diciembre de 2015 Por: Andrés Felipe Carmona Barrero | Reportero de El País

Cuatro ciudadanos de Canadá, Suiza, Australia y Argentina están en la ‘nómina’ del desfile. Todos coinciden en que Cali los enamoró con su inigualable magia salsera.

Cada año la ciudad recibe españoles, argentinos, australianos, alemanes, canadienses y muchos más extranjeros que quieren aprender a bailar salsa en busca de un cupo para debutar en el Salsódromo, desfile estrella que abre la Feria de Cali cada año. 

Este es el caso de  Marie Charelle Fournier, de Canadá; Giacomo Fumigali, de Suiza; Anthony Costa, de Australia, y Mariano Santiago, un argentino radicado en Cali desde hace año y medio. 

Estos cuatro personajes tienen algo en común: llegaron a la capital del Valle para pasar temporada de vacaciones pero nunca regresaron a sus países de origen, simplemente porque Cali, coinciden ellos, tiene una magia  salsera que atrapa.

Luz Aydé Moncayo, directora artística de la escuela de salsa Sondeluz, de donde son tres de los personajes, explica que cuando los extranjeros llegan a bailar salsa, muchos lo hacen desde cero. 

“Por eso me ingenié un modelo de nueve pasos básicos que no solo el extranjero debe aprender sino cualquier otra persona que llegue a la escuela. Lo he probado en Suiza, Puerto Rico y otros países y me ha funcionado”, afirma la señora Moncayo.

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En el 2004 cuando los bailarines de Sondeluz quedaron por primera vez campeones mundiales de salsa en Ponce, Puerto Rico, Moncayo creó con Giovanny Bucher, un colombo-suizo  radicado en Zurich, un DVD para enseñar a bailar salsa al estilo caleño. 

Para Luis Eduardo Hernández ‘El Mulato’, reconocido bailarín caleño y director artístico del Salsódromo, “muchos de los extranjeros ya vienen sabiendo pasos del estilo cubano de Los Ángeles y de Puerto Rico, pero llegan a Cali buscando otras formas y se enamoran del baile estilo caleño”. 

Explica que la mayoría buscan  luego mostrarse en eventos como el Mundial de Salsa y el Salsódromo.  

“Los hacemos enamorar de Cali para que ellos se queden aquí un tiempo y luego por lo general  en dos o tres años regresen a sus países para enseñar a bailar salsa caleña”, afirma ‘El Mulato’. 

Dijo que para este jueves en el Salsódromo se espera la visita  de 17 bailarines japoneses de una escuela de salsa caleña con sede  en el país asiático.

Marie-Charelle Fournier, canadiense de 27 años

[[nid:493697;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/bailarines_extranjeros.jpg;left;{Marie en una presentación en Puerto Rico en el World Salsa Open.Especial para El País}]]

Llegó a Colombia por el puerto de Cartagena como trabajadora de un velero turístico que venía de Guatemala. Al interior de la embarcación, cumplía tareas de cocinera y otros oficios. “La idea era quedarme unos días y todavía estoy acá. Yo llegué el 20 de enero de este año sin saber absolutamente nada de Cali,  por eso la busqué en Google porque la referenciaban como la ‘Capital Mundial de la Salsa’”, dice Marie, mientras se prepara para un ensayo de baile en la escuela  Sondeluz.

En esa búsqueda encontró los datos de esta escuela para aprender a bailar salsa. Cuenta  que tomó un bus desde la capital de Bolívar hasta la capital del Valle en un viaje que duró 28 horas. “Llegue a Cali de noche y al otro día, creo que era el 23 de enero, me fui para Sondeluz a iniciar las clases”, afirmó esta canadiense que el  25 de diciembre bailará por primera vez en el Salsódromo.

Para adquirir ritmo salsero, ella empezó entrenando cuatro horas diarias. Su primer espectáculo fue en mayo de este año, cuando participó en una presentación en el Teatro Jorge Isaacs. En julio viajó a Puerto Rico para hacer presencia en  el World Salsa Champions. Lo más duro de aprender a bailar salsa caleña, dice, es recordar las coreografías. Le gusta la pachanga y el mambo. “La gente se enamora de Cali por la salsa y la rumba”.

Anthony Costa, australiano de 25 años

[[nid:493699;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/anthony_acosta.jpg;left;{Costa dice bailar lo básico. Su fortaleza es el boxeo.Christian Zúñiga, especial para El País}

Su papel en el Salsódromo no será el de bailarín. Participará en un acto de segundos que tiene preparado para el desfile. Será un acompañante que hará las veces de boxeador en una coreografía deportiva al comienzo del Salsódromo, junto a otras personas que personificarán jugadores de fútbol.

“Llegué a Cali en octubre del año pasado a un hostal de mochileros. Quería aprender a bailar salsa pero no como los grandes, quería hacerlo como un baile social, entonces empecé a tomar clases particulares con una amiga del administrador del lugar”, cuenta Costa, quien vive en los alrededores del Parque del Perro, en el barrio San Fernando.

Le llamó la atención que en Cali la salsa se escuchara en todo los escenarios de la vida. “Vas en el taxi y suena salsa, estás en el supermercado y suena salsa. Todo acá es salsa, queda uno impresionado”, dice el australiano.

Llegó a la ciudad después de recorrer varios países de Latinoamérica como Brasil, Ecuador y Perú. “En Cali aprender a bailar salsa es muy importante, si no sabes, pierdes el año, debes hacerlo”, comenta. Actualmente es profesor de boxeo en un gimnasio en Alameda. Su padre es de origen griego y su madre australiana. Los lunes, miércoles, viernes y sábados se prepara de 3:00 p.m. a 6:00 p.m.

Giacomo Fiore Fumagali, suizo de 23 años

[[nid:493701;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/giacomo_bailarin.jpg;left;{Giacomo con las bailarinas Marie (derecha) y Yuri (izquierda).Especial para El País}

‘Giaco’, como le conocen en Cali, ha estado en la ciudad en dos tiempos. La primera visita, que duró dos meses, fue en el año 2014 cuando llegó de Ecuador luego de estar varios meses ‘mochiliando’. “Para entonces vine con la intención de aprender a bailar salsa caleña, por eso tomé unas clases pero luego volví a Suiza”, dice Fumagali.

Regresó a su país no precisamente para enseñar salsa, se fue a trabajar como obrero de ferrocarriles, ayudando en la construcción de nuevas líneas del medio de transporte. Cuenta que dejó su trabajo, donde ganaba buen dinero, para regresar a Cali el pasado 15 de octubre y prepararse para bailar en su primer Salsódromo. Lo hará junto a las otras siete parejas que conforman su coreografía en el ala 3 de las 6 que tendrá  el desfile.

“¿Cómo entré a los ensayos del Salsódromo? Bueno, fue cuando me dijo Luz Aydé (directora de Sondeluz) que un chico se iba para Miami y que si quería reemplazarlo, yo le dije que sí. Empezaron los ensayos, en un comienzo era todo el día baile, baile, baile, porque tenía que agarrar el ritmo de mis compañeros”, cuenta el ciudadano suizo. 

Dice tener ansiedad por salir a bailar en la Autopista Suroriental mañana. “Yo que he vivido en Europa y la  gente de Cali es diferente,  relajada y eso nos hace sentir bien”, dice Fiore, residente en San Antonio.

Mariano Santiago, argentino de 25 años 

[[nid:493704;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/mariano_santiago.jpg;left;{Mariano durante el más reciente ensayo del Salsódromo.Especial para El País}

En Buenos Aires empezaba a ser un empresario reconocido en el negocio propiedad de su familia. “Podía haberme quedado y seguramente hoy tendría buen dinero, pero bueno, uno está donde se siente feliz, acá en Cali”, dice este argentino que bailará en el próximo Salsódromo con la escuela de baile Stilo y Sabor.

Llegó a la capital del Valle en mayo de 2014. Dice que su proceso de aprendizaje de salsa empezó desde cero porque en las discotecas de la capital argentina no se escucha salsa. “Acá se baila rápido, eso me gusta, es algo loco al comienzo pero uno se adapta fácil”, dice Santiago. Llegó a la ciudad y después de un tiempo disfrutó del Mundial de Salsa, el primer espectáculo que le demostraba cómo se baila acá. “Quedé conmociado, con la piel de gallina viendo esos ‘pelaos’ bailando. Dije que no me iba a ir de Cali hasta que aprendiera a bailar la salsa caleña, esa salsa rápida y única en el mundo”, cuenta. 

En un comienzo se movilizaba por Cali en una bicicleta pero ya lo hace en una moto. “Mi meta más grande es poder entrar, por lo menos en un plazo de dos años, a hacer parte de Delirio, donde están los mejores bailarines”, dice. Cuenta que en ocasiones visita Tin Tin Deo, en la Calle 5. Desde que está en Cali no hace más que escuchar salsa: lo hace en la casa, en la escuela y en la calle. En todo lado.

Japonesa salsera

[[nid:493706;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/12/ayako__sakuma.jpg;left;{Ayako Sakuma, quien llegó a Cali a aprender a bailar salsa hace seis meses. Especial para El País}

Ayako  Sakuma, una japonesa de 23 años llegó a Cali hace seis mes para aprender español, pero Cali la atrapó y se quedó bailando salsa en la escuela Pioneros del Ritmo. “Ella estuvo en varias escuelas de baile como Swing Latino y Bembelequá”, dice William Peña Meneses, pareja de baile de Sakuma. Con William ensayó una vez por semana para salir mañana en el Salsódromo en el ala uno con 150 parejas de bailadores que cada año participan en el evento salsero.  “Ella baila bolero muy bien, además porque en Japón no lo conocen casi”, afirma el hombre. Ayako tiene vuelo de regreso a Tokio el próximo mes.

 

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