El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Alfredo García, reportero del Año en Premios Rodrigo Lloreda, un ‘activo’ de El País

El periodista económico Alfredo García Sierra recibió la noche del miércoles el reconocimiento a Reportero del Año en los Premios Rodrigo Lloreda, otorgados por El País, la que ha sido su casa durante 35 años.

8 de mayo de 2015 Por: Redacción de El País

El periodista económico Alfredo García Sierra recibió la noche del miércoles el reconocimiento a Reportero del Año en los Premios Rodrigo Lloreda, otorgados por El País, la que ha sido su casa durante 35 años.

[[nid:419225;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/05/ep00958008_0.jpg;full;{La directora de El País, María Elvira Lloreda y el director de Información, Diego Martínez Lloreda, junto al ganador del periodista del año, Alfredo García. Foto: José Luis Guzmán}]]

Alfredo García Sierra llegó a El País siendo un aprendiz, en el año 1974, motivado por la que hoy llama su ángel de la guarda, Flor María, su mamá, quien era  testigo de sus capacidades literarias y le sugirió tocar las puertas del diario. Lea también: Estos son los ganadores de los premios Rodrigo Lloreda Caicedo Provenía de una familia que lo  había perdido casi todo: casa, negocio y futuro, en la explosión del 7 de agosto de 1956, que arrasó con medio barrio San Nicolás, justamente cerca de donde hoy tiene su sede el periódico.  Llegó a esta casa editorial siendo un joven tímido, pero inquieto, cargado de sueños e ilusiones y con ganas de  conocerlo todo. Reconoce que fue un muchacho muy solitario, que se refugiaba en la literatura y la pintura. “En mis inicios escribía y pintaba. Me encantaba dibujar en carboncillo, un arte que algún día quiero retomar”, dice Alfredo, quien está seguro que si no hubiera sido periodista, habría estado ligado al campo de las artes. Apasionado del tema económico y aplicado para las matemáticas, se convirtió en un autodidacta en la materia, que devoraba libros de arte y de economía (carrera que realizó).  En su juventud fue además  basquetbolista en el Colegio Santa Librada, y participó en varios intercolegiados como miembro de la Selección Junior Valle. Justo  cuando estaba para ingresar al periódico fue entrenador de básquetbol de un equipo interbarrios.  En El País sus primeros jefes  fueron  Jorge Arturo  Sanclemente, director del diario de ese entonces, y Eduardo Figueroa, y por colega tuvo en sus inicios al hijo de este, Eduardo Figueroa Jr, ambos maestros de varias generaciones de periodistas. En palabras de Diego Martínez Lloreda, director de Información de El País, “periodistas como Alfredo García nos hicieron accesible a los profanos ese mundo de la ciencia de Keynes y Adam Smith. Porque hasta hace relativamente poco, el periodismo económico era un universo aparte, ininteligible para el común de los mortales. Los redactores económicos escribían exclusivamente para los banqueros, los grandes empresarios y los estudiantes de economía”.  En el acto de entrega del premio, Martínez Lloreda dijo  que “Alfredo es capaz de traducir al más coloquial de los españoles las declaraciones del presidente del Banco de la República o hacer entendible, y en ocasiones hasta inquietante, un asunto tan árido como las nuevas exploraciones de Ecopetrol”. [[nid:419581;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/05/alfredo-garcia.jpg;full;{En los años 80’s cuando no había mayores recursos tecnológicos, cuenta Alfredo García, que se hacía un trabajo de reportería arduo, que implicaba la confrontación de datos y de cifras. }]] Entre las cualidades del veterano reportero se resalta el haber bajado  del olimpo financiero información tan compleja, aplicando las enseñanzas de los maestros del periodismo,  y decir la mayor cantidad de cosas con la menor cantidad de palabras. Siempre con la mejor actitud y disposición, dueño de  un periodismo claro, conciso, preciso, repleto de fuentes, ilustrativo, equilibrado y contrastado.  En El País duró un año haciendo escuela y no tardaron en llevárselo para la radio. En RCN cubrió judiciales y noticias laborales por dos años. Luego estuvo en la Cadena Líder de Colombia, en  Radio Ciudad de Cali, hizo parte del Grupo Radial y de Radio Súper. Fueron seis años de experiencia en la radio hasta que lo llamaron de El País, para que volviera en 1980.  “La economía era un tema que en esa época la radio no tocaba mucho, era una cosa  exótica”, revela quien aprendió que mientras más sencillo el lenguaje, mejor. En El País comenzó como reportero local, después pasó a Económicas hasta que llegó a ser  coordinador del área nocturna, una labor que ejerció durante  diez años.  En ese cargo cubrió la caída del avión del American Airlines, de Buga; la tragedia de Armero, la caída de todos los carteles del narcotráfico, mucho antes  la muerte de Galán y el atentado al Palacio de Justicia.  Durante varios años coordinó El País Económico, el primer tabloide económico de Colombia, reconocido con dos Premios Simón Bolívar. “No publicábamos las fotos del personaje sino la caricatura, hecha por Luisé”. Cuenta Alfredo, quien también fue corresponsal de la agencia de noticias Colprensa, que los  recursos estadísticos eran escasos antes de los años 90. “No teníamos internet ni redes sociales, el trabajo de reportería era más exigente porque había que investigar, salir a buscar datos, contrastar las cifras”. Pruebas de fuego Su prueba de fuego siendo un joven periodista fue  una entrevista exclusiva que le encomendaron hacerle a  Omar Torrijos, militar y político panameño, al que tuvo que abordar en una finca ganadera en Palmira.   Recuerda que hablaba costeño y golpeado y tenía una mirada intimidante. Los acomodaron en una caseta frente a frente y el reportero iba pobremente armado “con una  pesada y vieja grabadora de casete, cuyas teclas siempre se trababan y de la cual no me fiaba”, dice. Aunque en un principio el General solo le dio cinco minutos, cambió su semblante cuando el enterado periodista le preguntó sobre su ancestro vallecaucano. Y entonces Torrijos se extendió en el relato, para hablar de su mamá, nacida en Roldanillo, Valle. Estar a pocos metros del papa Juan Pablo II en su visita a Popayán, después del terremoto, fue otro de sus mayores satisfacciones periodísticas. “Lo esperé siete horas bajo un sol inclemente, en la entrada de una de las iglesias que tumbó el terremoto, para arrancarle solo cuatro palabras, ya que sus guardaespaldas, como gorilas, nos impidieron entrar al templo. Fisgoneé en medio de las ruinas cuando él se arrodilló, rezó una oración, recorrió el lugar y salió con su escolta de forma apresurada. Fue una de las notas más especiales que escribí”.  Tampoco olvida aquel vuelo de miedo por los cielos de Cali a bordo de una  avioneta Mentor de Instrucción de la Escuela Marco Fidel Suárez, “que era como un viejo Renault 4 con alas a la cual le sonaba casi todo. La misión era observar el gigantesco terreno de lo que sería el Parque de la Caña”. Para este reportero los  mayores desafíos los enfrenta  cada día, “ya que mientras algunos personajes te dan fácilmente la noticia, otros  divagan y quieren hacerle el quite a las preguntas, a los temas”. Cubriendo la Asamblea del BID, a la que asisten 400 personas, 600 empresarios, 20 presidentes, logró en exclusiva una entrevista con el Presidente de esa entidad, Enrique Iglesias, quien no había querido atender a ningún medio, pero al reconocer al avezado periodista, no dudó en responder a sus preguntas. Como dato curioso, la primera transmisión de El País de Internet la hizo Alfredo. “El nodo o base central era en la Universidad del Valle. Se usaban disquetes de plástico. Y me tocaba ir a montar unas claves en el computador para transmitir”. El periodista además cubrió la crisis del Upac, y durante los cinco años de  negociaciones del TLC con Estados Unidos asistió a ocho seminarios, uno cada mes en Bogotá, además de informar de la crisis de las cooperativas que se quebraron por malos manejos, y  la recesión económica que sobrevino al caerse el sistema Upac. El Reportero del Año dedicó su premio a sus compañeros de El País, y  a sus hijos Juan Sebastián, ingeniero informático,  y  Diana Marcela, que en las próximas semanas se gradúa como abogada. A ellos, razón de su vida, les ofreció excusas por ausentarse en algunos  episodios de su niñez por su  compromiso diario de informar.  Y agradeció a su  esposa Ana Patricia, abogada y funcionaria pública, por su   apoyo incondicional, “una mujer amorosa, de extraordinario corazón y una testigo de excepción que entiende mis afanes y preocupaciones de una tarea tan exigente”.

AHORA EN Cali