La escarlata venezolana que desafió las fronteras en el fútbol colombiano

Por: Ana Sofía Ossa Vargas.

Con la determinación para emprender una lucha que trasciende las barreras geográficas, Leury Basanta es el fiel retrato de la realidad que enfrentan miles de jóvenes talentos procedentes de Venezuela.

Oriunda de Ciudad Bolívar, la futbolista venezolana se sumergió en una travesía marcada por la pasión del deporte y la búsqueda de oportunidades. Su constancia y disciplina la llevaron a adaptarse de la mejor manera para convertirse en una jugadora infaltable del América de Cali Femenino.

Aunque casi tres millones de personas migrantes venezolanas se encuentran en Colombia, se estima que 40% se ha consolidado de manera exitosa contribuyendo al crecimiento socioeconómico y tributario del país, y no más de 30 deportistas venezolanos son jugadores profesionales que engrosan las listas de los equipos colombianos de primera división, entre ellos, la diabla roja.

“Juego fútbol desde muy pequeña, y a los 13 años empecé a competir de manera oficial en partidos de la Liga Venezolana”, dijo Leury.

A sus 17 años, la futbolista inauguró su carrera en Caracas Fútbol Club y posteriormente se destacó en el equipo Estudiantes de Guárico, para finalmente vestir la camiseta de la Selección Venezolana en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014. Debido a la situación en Venezuela, Leury migró hacia Colombia en la búsqueda no solo de un nuevo equipo sino de un nuevo hogar.

Empezar de cero

Con Leury Basanta ya son cerca de 120.000 personas migrantes venezolanas que vieron en Cali un lugar de acogimiento en búsqueda de bienestar e intercambio de conocimientos que, como ella, llegaron derrochando talento para fortalecer cada vez más el nuevo tejido social.

“Llegué a Colombia en el 2017 y, gracias a una Copa Libertadores, conocí a dos compañeras, Catalina Usme y Carolina Pineda. Ellas me insistieron en que hiciera las pruebas para pertenecer al América de Cali”, recordó.

No fue tan sencillo, pues tuvo que frenar temporalmente su carrera como futbolista profesional, para trabajar en otro oficio mientras se equilibraba económicamente. “Carolina Pineda me permitió trabajar en el Club Atlas mientras conseguía un equipo en donde jugar, y también mientras hacía las pruebas en América. Trabajé como entrenadora de niños y niñas”, dijo.

La futbolista afrontó este reto de la mejor manera, y afirma que para ella no fue complejo adaptarse en Colombia, puesto que la recibieron muy bien. La experiencia de Leury discierne de la experiencia de otras personas que deben afrontar experiencias xenófobas.

Según datos de Invamer para agosto de 2023, el 65% de los colombianos veían desfavorable la presencia de las personas migrantes venezolanas en el país.

Basanta logró ser seleccionada para figurar en el cuadro americano, y se siente orgullosa de ello, pues aseguró que: “antes de ser jugadora, fui hincha del América, cada vez crece más el amor por la institución, y es un equipo que tengo tatuado en el corazón… y también en la piel”.

Un 5 de junio

El primer domingo de junio del 2022, Leury se preparó para cumplir uno de los sueños más ambiciosos que tenía: Ser campeona de la Liga colombiana con el América de Cali. Bajo el contexto de una final vallecaucana, y con la presión del Estadio Pascual Guerrero a punto de explotar, las diablas rojas disputaron su segunda estrella contra las azucareras.

El título se lo quedaron las locales, y Leury logró cumplir su anhelo de alzar la copa en Colombia, su segundo hogar. “Darle un título al América es algo único e inolvidable, una de las cosas que jamás voy a borrar de mi vida, ver los estadios llenos y el apoyo de toda la hinchada… de verdad que no hay palabras para expresar el sentimiento”, recordó.

Orgullo venezolano en tierras colombianas

Hoy, la defensa lateral del América de Cali tiene 33 años de edad y continúa ocupando un lugar en la planilla titular del profesor Daniel Mejía, siendo una deportista excepcional y un ejemplo de valentía para la juventud que desea dedicar su vida al deporte.

“A mi equipo yo le aporto alegría, costumbres y creencias muy diferentes, dichos que mis compañeras no entienden, pero al final nos divertimos… además, les he dado a probar muchas o comidas típicas venezolanas”, aseguró la jugadora, quien en el último partido de Liga se destacó contra el equipo Llaneros, y el conjunto americano se llevó los tres puntos fundamentales.

“El fútbol es una de las cosas que más amo, y a pesar de los retos al migrar, es una experiencia y una pasión que no dejaría por nada”, concluyó Leury.

A través del proceso migratorio, el fútbol de Leury le permitió traspasar los límites geográficos y vencer retos aún mayores. La escarlata venezolana es la fiel muestra de que se puede construir un futuro en el que el deporte continúe siendo un motor de superación, inclusión y oportunidad para todos los que deseen comenzar de nuevo.

La historia escrita por la estudiante Ana Sofía Ossa Vargas obtuvo el primer lugar en el concurso ‘Informando para integración, nuevas narrativas en torno a la migración’, en el marco de ‘Cali Incluyente, una iniciativa de El País en alianza con el Proyecto Integra de USAID.