Pocos caleños lo saben, pero esas enormes trompetas doradas que se alzan imponentes en la Plazoleta Jairo Varela no son solo una escultura. Son un instrumento vivo, un homenaje sonoro e interactivo que guarda mensajes ocultos, canciones fragmentadas y una experiencia que trasciende el arte para convertirse en un encuentro con la salsa y con la memoria de uno de sus más grandes exponentes: Jairo Varela.
El autor de esta obra monumental es Fredy Pantoja, arquitecto de la Universidad del Valle, quien junto a un equipo de expertos dio forma a uno de los íconos culturales más llamativos de Cali.
“Es un homenaje a uno de los grandes artistas de nuestro territorio que es Jairo Varela y su grupo Niche con el cual todo el mundo se identifica”, contó Pantoja, al revelar los detalles menos conocidos del proceso creativo.
La obra, que fue inaugurada en diciembre de 2015 frente al CAM, se diseñó a partir de una idea audaz: tomar el nombre del Grupo Niche y transformarlo en una estructura compuesta por trompetas gigantes. Pero la palabra “Niche” no se ve de inmediato.
Solo al observar con atención —desde ciertos ángulos— los espectadores descubren que las boquillas y campanas de los instrumentos forman las letras del nombre de la legendaria orquesta.
“El hecho de que cualquier persona que pase por aquí pueda meterse dentro de las trompetas, poder bailar, poder cantar con las letras que están en las paredes, para un artista, que la gente pueda interactuar con la obra, es el mayor regalo que puede recibir”, explica Pantoja, quien también diseñó el componente sonoro del monumento: una fragmentación inédita de canciones del Grupo Niche.
Dentro de las campanas, los visitantes pueden escuchar versiones separadas de los temas más conocidos: en una campana suenan las voces y los coros; en otra, los metales y el piano; en otra más, la percusión; y en una cuarta, la canción completa, tal como se conoce.
Fue un trabajo que el equipo realizó en conjunto con la misma orquesta, separando las pistas originales en cuatro canales para ofrecer una experiencia envolvente.
Esas letras en estaño son frases emblemáticas de las canciones de Niche, que hablan de amor, desamor, geografía, cultura, gastronomía y fútbol, condensando el espíritu de la caleñidad.
La estructura tiene 11 metros de altura, 24 metros de largo y 3 metros de ancho. Está hecha en concreto y metal, y recubierta con esmalte sintético para darle ese dorado vibrante que brilla bajo el sol y resplandece en la noche.
Más allá de su función estética, se ha convertido también en mobiliario urbano: es sombra para los transeúntes y los usuarios del MÍO y refugio para quienes buscan un momento de pausa musical en medio del caos citadino.
El monumento fue seleccionado en una convocatoria pública del programa Cali territorio de arte, organizada por la Secretaría de Cultura y el Museo La Tertulia. El premio de 40 millones de pesos fue solo un reconocimiento simbólico a una obra que hoy tiene un valor incalculable para la identidad cultural de la ciudad.