El Telescopio Espacial Hubble, de la Nasa, ha vuelto a entregar información acerca de los misterios que se esconden más allá de lo que podemos percibir a simple vista, en el espacio exterior.
En esta ocasión, se trata del disco protoplanetario más grande observado hasta ahora alrededor de una estrella joven. Según se puede identificar por la información captada por el Hubble, se trata de una estructura de dimensiones excepcionales (40 veces más grande que el sistema solar), y con un nivel de complejidad que no había sido documentado en este tipo de sistemas, detalla un estudio publicado el martes en The Astrophysical Journal.
El Hubble, uno de los más potentes lentes que ha sido lanzado al espacio por el hombre, permitió el análisis de esta clase de discos, que por primera vez si evalúa con tal nivel de detalle en luz visible. A través de lo captado por el Hubble, se puede evidenciar un entorno turbulento, con jirones de polvo y gas que sobresalen tanto por encima como por debajo del plano principal del disco.
Uno de los detalles que más llaman la atención de los expertos es que dichos filamentos extendidos solo son visibles en uno de sus costados, un comportamiento que no coincide con lo que se ha identificado en otros sistemas similares.
Este cuerpo ha sido denominado IRAS 23077+6707, y apodado como “El Chivito de Drácula”, y se encuentra a unos 1.000 años luz de la Tierra. Tiene un tamaño de 640.000 millones de kilómetros, algo así como 40 veces el diámetro de nuestro sistema solar, y se extiende hasta una distancia comparable al borde exterior del Cinturón de Kuiper.
Este disco es tan denso que no ha sido posible ver su estrella central, ante lo cual los científicos no han tenido de otra que especular: se podría tratar tanto de una estrella caliente y masiva o incluso de un sistema binario.
Según los expertos, “El Chivito de Drácula” no solo es el mayor disco de formación planetaria conocido hasta la actualidad, sino también uno de los más inusuales: “El nivel de detalle que observamos es inusual en imágenes de discos protoplanetarios, y estas nuevas imágenes del Hubble muestran que las incubadoras de planetas pueden ser mucho más activas y caóticas de lo que esperábamos”, afirmó la autora principal del estudio, Kristina Monsch, del Centro de Astrofísica | Harvard & Smithsonian (CfA).
Y añadió: “Vemos este disco casi de canto, y sus tenues capas superiores y sus características asimétricas son especialmente impactantes. Tanto el Hubble como el Telescopio Espacial James Webb de la NASA han vislumbrado estructuras similares en otros discos, pero IRAS 23077+6707 nos brinda una perspectiva excepcional, permitiéndonos rastrear sus subestructuras en luz visible con un nivel de detalle sin precedentes. Esto convierte al sistema en un laboratorio único y novedoso para estudiar la formación planetaria y los entornos donde ocurre”.