En medio del desconcierto que ha causado el cometa 3I/Atlas tras su paso cercano por el Sistema Solar, científicos del mundo siguen de cerca otro cuerpo espacial, cuyas características han dejado sin aliento a más de uno.

Se trataría de un planeta con una forma similar a un limón, en cuyo interior habría una atmósfera jamás vista y una órbita extrema alrededor de un púlsar. Denominado PSR J2322-2650b, fue encontrado por el lente del telescopio espacial James Webb (JWST) y ha puesto en jaque la teoría actual alrededor de la formación de los mundos.

El poderoso lente de este telescopio ha permitido el hallazgo de cuerpos más allá de lo que cualquier otro lo había hecho hasta el momento. | Foto: Chris Gunn/AP Photo/picture alliance

El descubrimiento fue publicado en la Astrophysical Journal Letters, en donde quedó claro que su hallazgo tomó por sorpresa a los científicos del Laboratorio Carnegie de la Tierra y los Planetas.

“Fue una sorpresa absoluta”, admite Peter Gao, uno de los científicos del laboratorio. “Cuando vimos los datos, nuestra reacción fue: ‘¿Qué diablos es esto?’”.

Dentro de las características de PSR J2322-2650b están la de tener una masa similar a la de Júpiter, que podría albergar diamantes en su núcleo y cuya atmósfera estaría dominada por helio y carbono, una combinación jamás observada antes en un exoplaneta.

Y eso no es todo. En lugar de tener las moléculas habituales (agua, metano y dióxido de carbono), los investigadores detectaron carbono molecular, que solo ocurre cuando casi no hay ni oxígeno ni nitrógeno.

Para hacerse a una idea de la rareza detrás de este planeta, de los cerca de 150 estudiados hasta ahora ninguno muestra una composición similar.

Siguen conociéndose detalles acerca de nuevos cuerpos celestes que orbitan más allá de nuestro sistema solar. | Foto: AFP or licensors

“El planeta orbita una estrella completamente extraña: tiene la masa del Sol, pero el tamaño de una ciudad”, explica Michael Zhang, autor principal del estudio. Según él, dicha “estrella” es, de hecho, un púlsar (una estrella de neutrones que gira a gran velocidad y que emite intensos haces de radiación).

Esta característica, paradójicamente, ha facilitado su estudio, pues, al no emitir luz visible de manera intensa, el púlsar no eclipsa la observación infrarroja con la que trabaja el JSWT, lo que ha permitido obtener una imagen limpia y detallada del exoplaneta.

Otros detalles, además, permiten a los científicos elucubrar acerca de la formación de otros planetas, por fuera del sistema solar: “¿Se formó como un planeta normal? No, porque su composición es completamente diferente. ¿Se formó a partir de una estrella despojada? Probablemente tampoco”, resume Zhang. “Es muy difícil imaginar un mecanismo de formación que explique lo que estamos viendo”.