Para millones de personas que viajan cada año, pasar por los controles de seguridad en los aeropuertos se ha convertido en una tarea mecánica: sacar el computador portátil, vaciar los bolsillos y depositar el celular en la bandeja del escáner de rayos X.
No obstante, una rutina que aparenta ser inocua podría convertirse en un riesgo serio para la seguridad digital de los pasajeros. Expertos en ciberseguridad han encendido las alertas frente a una amenaza poco visible: dejar el teléfono móvil sin vigilancia en la zona de inspección puede facilitar no solo su robo físico, sino también el acceso indebido a la información almacenada en él.
No pierda de vista su celular en los controles del aeropuerto
Según la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), citada por el medio especializado Computer Hoy, los casos de robos de teléfonos en estos puntos han ido en aumento. Lo más preocupante es que, en muchos casos, el objetivo de los delincuentes no es el dispositivo como tal, sino los datos confidenciales que contiene.
Aplicaciones bancarias, redes sociales, correos electrónicos, identificaciones digitales y demás accesos privados pueden quedar expuestos si el teléfono no tiene las protecciones necesarias activadas.
Lo inquietante es que el robo suele ocurrir en cuestión de segundos. Mientras el pasajero se pone nuevamente los zapatos, guarda sus documentos o acomoda su equipaje, alguien puede aprovechar ese instante de distracción para tomar el celular sin ser detectado.
El escenario perfecto para los delincuentes
Factores como el apuro por continuar con el proceso, el cansancio del viaje y la insistencia del personal para que todo avance rápidamente, hacen que muchas personas bajen la guardia sin darse cuenta. Esto crea un entorno propicio para que un ladrón actúe sin levantar sospechas, ya que sus movimientos pueden confundirse fácilmente con los del resto de los pasajeros.
Aunque estas zonas están equipadas con cámaras de seguridad y supervisadas por personal especializado, el alto flujo de personas y la rapidez del procedimiento complican la detección de un robo en tiempo real.
Un delincuente solo necesita fingir un momento de confusión, tomar un celular ajeno de una bandeja y cruzar el escáner con normalidad para desaparecer entre la multitud sin que nadie lo perciba.
Informes internos de la TSA indican que el momento más vulnerable ocurre justo después de que el pasajero deja su dispositivo en la bandeja, pero antes de recuperarlo. Ese breve intervalo, aparentemente inofensivo, es cuando se produce la mayoría de los hurtos.