“La gente me ve y dice: ‘no puedo creer que eso la tenga viva’, y se queda aterrada de ver que este aparato que cargo consta de un monitor, una consola pequeña y que todo el día mantengo con pilas, como un celular”. Así relata la palmirana Lina Uribe cómo es el día a día de alguien que, como ella, es una de las 23 personas que viven en Colombia gracias a un corazón artificial, un dispositivo que requiere de una alimentación de carga por medio de dos baterías de litio para su correcto funcionamiento y, por ende, mantenerla con vida.

Lina es un ama de casa de 33 años, casada y madre de cuatro niñas de 15, 12, 11 y 8 años de edad. Hace 9 años fue diagnosticada con una afección en su corazón, impidiéndole tener una vida normal y haciéndola atravesar por varios procesos médicos. “Me enfermé a los 24 años y me diagnosticaron una cardiopatía dilatada no especificada, y esto me llevó a hacer terapias e ingerir medicamentos; pero, después de un tiempo, ya no eran muy efectivos y tuvieron que hacerme una resincronización cardiaca, que luego se complicó y me hablaron de un trasplante de corazón, pero no era candidata porque mis defensas son muy altas”.

Frente a la condición médica de los altos niveles de defensas, el doctor Leonardo Salazar, director del Programa de Corazón Artificial de la Fundación Cardiovascular de Colombia, explicó que “eso se llama sensibilizarse, quiere decir que el sistema inmunológico tiene la capacidad de montar una respuesta inmunológica más fuerte de lo normal ante la presencia de células humanas externas, siendo muy arriesgado hacer un trasplante de corazón porque, así se usen inmunosupresores, probablemente el cuerpo lo va a rechazar”.

Lina Uribe manifiesta que, debido a que su corazón funcionaba deficientemente, hace dos años y medio fue hospitalizada en la Fundación Valle del Lili, donde fue sometida a exámenes y tratamientos para hacer que sus defensas bajaran. Luego de hacer todos los procedimientos médicos que le fueron indicados y no ver una mejoría, fue informada sobre una tecnología que podría salvarle la vida.

“Me hablaron de la asistencia (corazón artificial) y me explicaron el proceso. Empecé a hacer los trámites y se demoraron como dos meses para que me los autorizaran. Luego, me trasladaron a Bucaramanga, donde me lo implantaron”, expuso Uribe frente a los procesos médicos y administrativos que tuvo que cumplir para la aprobación del procedimiento y que fue cubierto en su totalidad por Coomeva EPS.

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Implantar un corazón artificial no hace referencia a la sustitución del corazón de una persona; es la adaptación de un dispositivo de asistencia ventricular con el que se mejora el funcionamiento de este órgano.

“Su funcionalidad es generar un flujo sanguíneo para poder sustituir parcial o totalmente la función del corazón, un corazón que esté enfermo; es decir, un corazón que esté en insuficiencia cardiaca refractaria, a pesar del tratamiento médico óptimo”, explicó María del Pilar Castro Murillo, médica de la Universidad Santiago de Cali y especialista en cardiología de la Universidad de Buenos Aires.

Las primeras semanas no fueron fáciles para Uribe, ya que tuvo una complicación muy alarmante tan solo unos días después de haber recibido el corazón artificial. “Cuando ponen la asistencia uno debe quedar anticoagulado, porque es una turbina que va desde tu corazón, y la sangre debe estar muy líquida para no hacer trombos, y como fui oxigeno-dependiente mucho tiempo, esa cánula me afectó mucho la nariz. Entonces, pasar de ser oxigeno-dependiente a estar anticoagulada hizo que sangrara mucho por la nariz y fue un susto muy grave, porque ya estaba en mi casa y tuvieron que llevarme a la clínica”.

A pesar de todas las dificultades que ha pasado y aun cuando debe consumir medicamentos como aspirina, warfarina y carvedirol por el resto de su vida para evitar que su sangre tenga formaciones de coágulos, sumado a la dificultad de conseguir trabajo, Uribe manifiesta que se siente una persona totalmente normal y que no encuentra limitación alguna para hacer sus actividades, salvo en casos particulares, como sumergirse en piscinas o someterse a algunos procesos médicos como resonancias.

“Yo siempre lo llevo en un bolso, entonces no se me ve, llevo una vida normal porque yo salgo con mis hijas, hago mercado, hago mis vueltas médicas y voy a reuniones de mis hijas. No me siento limitada ni discapacitada”, expresó.

Tal como si cargara sus pertenencias personales, Uribe transporta su dispositivo en una cangurera, de forma discreta, lo que la hace sentir más segura de sí misma. Sin embargo, al mismo tiempo, siente cierta preocupación, alimentada por los altos índices de inseguridad en Palmira. “A mí me da miedo salir de pronto a hacer deporte a la calle, a un parque, porque la violencia está muy alborotada. Me da miedo que me vayan a arrebatar el bolso creyendo que llevo plata ahí y me salen haciendo es un daño”, se lamenta.

Las ganas de vivir y velar por sus 4 hijas son las razones por las que Lina Uribe no pensó dos veces en acceder al corazón artificial, decisión de la que no se arrepiente, ya que es esta tecnología la que le ha permitido sentirse nuevamente plena, lo que la motivó a dejar un mensaje a quienes desconocen esta ayuda y, también, a aquellos que tienen una afección cardiaca y contemplan este procedimiento médico: “No piensen que por tener una asistencia van a quedar discapacitados o limitados, es todo lo contrario, yo era muy limitada cuando tenía la falla cardiaca y dependía 100 % de mis hijas. Hoy en día puedo decir que soy totalmente independiente y autónoma, y puedo hacer las cosas por mí misma con la asistencia”.

En Colombia alrededor de 5,6 millones de personas sufren de enfermedades cardíacas, según un estudio desarrollado por Deloitte Access
Economics.

¿Cómo funciona un corazón artificial?

Actualmente, en Colombia existen dos generaciones de este dispositivo-HeartMate 2 y HeartMate3; 8 personas tienen la versión 2, y 15, la 3. De esta última es la que utiliza Lina Uribe.

Las principales diferencias entre estas dos versiones son: “Por una parte, un HeartMate 2 tiene una bomba que tiene un diseño denominado axial, apoyado en dos rubíes, ya que este es un material que produce muy poca fricción y permite que se produzca poco calor. Por otra parte, el HeartMate3 no tiene ningún punto de apoyo porque está levitando magnéticamente y, al no tener ningún punto de fricción, no genera calor y disminuye el riesgo de trombosis”, explicó el Dr. Salazar.

El dispositivo se implanta en el interior del pericardio, uniéndose al ventrículo izquierdo y a la aorta, al igual que posee un sistema externo que consta de una microconsola y de baterías recargables unidas por un cable de impulsión.

El HeartMate 3 es un dispositivo que funciona como un sistema de bombeo de sangre para el tratamiento de insuficiencias cardiacas. Este aparato fue implantado por primera vez en Colombia en el 2017, gracias a la gestión del laboratorio Abbott Colombia, y se llevó a cabo en la Fundación Cardiovascular de Colombia, ubicada en Bucaramanga.

Estos dispositivos son implantados para largos periodos y generalmente se hace como medida transitoria para pacientes que están a la espera de un trasplante de corazón. Pero, en pacientes como Lina Uribe, quien no es apta para este procedimiento, el dispositivo puede ser utilizado permanentemente, con sus debidos chequeos, los cuales deben realizarse cada 6 meses o cada año en Bucaramanga, dependiendo del estado de la paciente.

Según la doctora Castro, “una de las principales indicaciones para la implantación de estos dispositivos es en aquellos pacientes que están en situación terminal de su cardiopatía y que presenten alguna contraindicación para un trasplante cardiaco”.

HeartMate 3 puede ayudar a los pacientes a respirar más fácilmente
y sentirse menos fatigados, más enérgicos y capaces de reanudar actividades normales y mejorar la función de los órganos.

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Aunque, como en el caso de Lina y de los otros 22 pacientes, “pueden ser de por vida, ya que están diseñados para funcionar durante largos periodos, gracias a un controlador que posee una función, que es verificar continuamente que el sistema trabaje correctamente”, explicó la especialista.

Castro enfatizó en la posibilidad de que quienes usen estos dispositivos hagan deporte y explicó que hay algunas excepciones en las actividades físicas que requieren mucha fuerza, como deportes de contacto o de sumersión, ya que se podría llegar a comprometer su funcionamiento.

El bioingeniero Javier David Tovar Sánchez aseguró que este dispositivo puede sufrir variaciones relacionadas con la física. “Es muy sensible a la electroestática; por ejemplo, en condiciones de humedad, cuando están inferiores al 30% cambia la electroestática, por lo que si un paciente está cerca de un electrodoméstico con esa humedad, puede generarle problemas al equipo”.

De todas maneras, el corazón artificial, aseguran los especialistas, presenta un panorama alentador para pacientes con graves patologías en el corazón. Sin embargo, los expertos también hacen un llamado a las autoridades de salud para que tengan presente que día a día avanzan las tecnologías, requiriendo igualmente mayor cantidad de profesionales que sean capaces de estudiar, implantar y controlar estos dispositivos. Para que así, en casos como el de Lina Uribe, se pueda acceder con mayor facilidad y no depender de una sola institución, como la que está ubicada en la región oriental de Colombia.

Una de las principales enfermedades cardiacas que ayuda a solucionar el HeartMate es la insuficiencia del ventrículo izquierdo.